CÓRDOBA. Juan Schiaretti recibió la noticia de la derrota en Marcos Juárez como un baldazo de agua fría en invierno. El gobernador, que en la previa se había mostrado muy entusiasmado con los resultados provistos por encuestas privadas, terminó reconociendo la derrota junto al intendente de Córdoba Martín Llaryora y la candidata local Verónica Crescente.
MARCOS JUÁREZ
Juan Schiaretti calculará daños tras una dura derrota
Juan Schiaretti sufrió un duro golpe en Marcos Juárez y ahora deberá evaluar el daño producido por una elección pequeña pero significativa.
La apuesta de Juan Schiaretti en la ciudad del sur cordobés había sido muy grande. Tan grande que, en caso de una victoria, hubiera servido de catapulta tanto para develar el misterio sobre su futuro político en 2023 como para lanzar a su sucesor, Martín Llaryora, como candidato del PJ.
La sumatoria de Crescente a la propuesta de Hacemos por Córdoba fue el principal factor de apuesta. Apenas enterado del malestar de la candidata con el intendente Pedro Dellarossa, Juan Schiaretti se acercó y logró convencerla de cambiar de filas, por sobre conversaciones con otros espacios.
Además, el gobernador bajó cuatro veces a la ciudad del sur de Córdoba para hacer campaña personalmente y poner en juego su propia imagen. Todo ello al calor de expectativas erróneas generadas por sondeos poco precisos.
Ahora, para el ‘Gringo’ será hora de hacer un balance sobre lo sucedido. Allí deberá encontrar en qué falló su aparato electoral, ese que tantas alegrías le ha dado en más de 20 años de gestión ininterrumpida en Córdoba.
Probablemente las encuestadoras personales de Juan Schiaretti sufran buena parte de las consecuencias, aunque ese análisis se quedaría corto en la cabeza del gobernador. También intentará responder cómo es que no se pudo capitalizar la gestión provincial por sobre una municipal que le compitió codo a codo.
Sus intenciones nacionales seguramente sufrirán de alguna rectificación, al menos en los modos. Para el gobernador, asegurar la provincia es primordial y algo que, a la luz de los resultados, no estaría sucediendo con garantías.
Precisamente, la apuesta de Juntos por el Cambio fue la de nacionalizar una elección que, en un plano provincial, no habría tenido un resultado tan abultado a favor de la oposición. Justamente, lo que no logró el gobernador fue llevar la contienda al plano que mejor le sienta.
Por último, Juan Schiaretti deberá evaluar por qué le sucedió esto en una ciudad productiva y agropecuaria, donde se supone que el Gobierno provincial tiene fuertes anclas de obra pública y financiamiento, además de defensa política en el Congreso. En ese sentido, el análisis deberá ser profundo para saber si alcanza con lo hecho, o si se trata de un caso aislado.
En su búsqueda de los votos anti kirchneristas, Juan Schiaretti deberá encontrar las respuestas a semejante golpe propinado por la oposición. Este ya se suma al del año pasado, cuando sus legisladores sufrieron en carne propia el paso de Juntos por el Cambio.
Sin dudas, saltar la “grieta por arriba” no será fácil para el gobernador de Córdoba. Aunque tampoco será tan simple hacerlo claudicar en sus intenciones corriéndolo con una elección de 23 mil electores.
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