Barbieri le señaló que para eso existe la ley, ante lo que el actor aseguró:
Cuando en un colectivo te entra a manosear un tipo sin tu consentimiento, ahí no hay ley, no hay ningún cartel que diga: ‘Tranquilo que esto es ley, el señor que te está tocando el miembro está equivocado’. Pero vos después, ¿a quién le contás la historia? Cuando en un colectivo te entra a manosear un tipo sin tu consentimiento, ahí no hay ley, no hay ningún cartel que diga: ‘Tranquilo que esto es ley, el señor que te está tocando el miembro está equivocado’. Pero vos después, ¿a quién le contás la historia?
Romano, sobre su episodio de abuso: "No creo haberlo contado"
Consultado por Estefi Berardi sobre si llegó a hablar del caso con algún familiar, el intérprete aclaró no recordar si había podido confesarlo a algún adulto, y que el agresor lo emboscó en la salida del colegio.
Cuando estaba en condiciones de contarlo, ya no me importaba, ya era un adulto [...] Yo era chiquito. Me fue a buscar al colegio. Salí con un amiguito que se llamaba Marcelo; miré y estaba en la vereda de enfrente. Me saludó con una inclinación de cabeza sutil y empecé a caminar y me empezó a seguir. En esa época tomaba el trolebús para ir hasta Santa Fe y Austria. Tendría 12 o 13 años Cuando estaba en condiciones de contarlo, ya no me importaba, ya era un adulto [...] Yo era chiquito. Me fue a buscar al colegio. Salí con un amiguito que se llamaba Marcelo; miré y estaba en la vereda de enfrente. Me saludó con una inclinación de cabeza sutil y empecé a caminar y me empezó a seguir. En esa época tomaba el trolebús para ir hasta Santa Fe y Austria. Tendría 12 o 13 años
Si bien la persona no tomó el servicio junto a él, lo que provocaba una cuota de alivio en aquel joven Gerardo Romano, al día siguiente volvió a aparecer frente al colegio:
Volvió a aparecer y a seguirme. Caminaba por Libertad hasta Santa Fe, por Santa Fe a Paraná, y por Paraná hasta Arenales; volví por Arenales hasta el centro, caminaba a toda velocidad para escaparme, para que me perdiera de vista. Hasta que empiezo a transpirar, agitarme, asustarme, me doy vuelta y veo que viene a 20 o 30 metros con una sonrisa macabra Volvió a aparecer y a seguirme. Caminaba por Libertad hasta Santa Fe, por Santa Fe a Paraná, y por Paraná hasta Arenales; volví por Arenales hasta el centro, caminaba a toda velocidad para escaparme, para que me perdiera de vista. Hasta que empiezo a transpirar, agitarme, asustarme, me doy vuelta y veo que viene a 20 o 30 metros con una sonrisa macabra
En su episodio, recordó ser rescatado por dos policías que se cruzó en su camino, pero que de la situación de nerviosismo no pudo señalar al culpable:
De repente veo que vienen por mi vereda dos policías de uniforme caminando hacia mí y me agarro de ellos, los abrazo y me pongo a llorar. Les cuento lo que me pasa y cuando preguntan cuál era el tipo lo señalo; estaba caminado como para Retiro. La policía lo agarra de cuatro zancos, lo dieron vuelta, le doblaron un brazo y les digo: ‘No era él, perdón, me equivoqué', en el susto señalé a otro De repente veo que vienen por mi vereda dos policías de uniforme caminando hacia mí y me agarro de ellos, los abrazo y me pongo a llorar. Les cuento lo que me pasa y cuando preguntan cuál era el tipo lo señalo; estaba caminado como para Retiro. La policía lo agarra de cuatro zancos, lo dieron vuelta, le doblaron un brazo y les digo: ‘No era él, perdón, me equivoqué', en el susto señalé a otro
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