CÓRDOBA. Los biocombustibles son, sin dudas, uno de los pasos intermedios a la evolución energética en el mundo. Mientras en el resto del planeta se discuten formatos de emisión 0, en Argentina todavía se pelea para instalar productos mínimamente renovables como el combustible proveniente de los desechos del agro.
ENERGÍA
Biocombustibles: Schiaretti y un guiño a los motores flex
Los biocombustibles son un tema central para el gobernador cordobés, que empuja para que la industria tome protagonismo.
En ese sentido, el 2022 fue un año crucial para los biocombustibles, que sufrieron un golpe legislativo con la instalación de una nueva Ley de Promoción que redujo el corte de bioetanol y biodiésel en las naftas con respecto a la versión antigua de la norma. Sin embargo, el mercado y la realidad argentina le dio un cachetazo al Gobierno nacional (impulsor del retroceso de la industria en favor de los petroleros) que debió subir al máximo contemplado en la ley los cortes de biodiésel (12,5%) para poder suplir la escasez de diésel en todo el país.
Así, la propia realidad le demostró a la administración del Frente de Todos que el rumbo hacia los biocombustibles es prácticamente irreversible en un país que depende principalmente del agro. Y algunos entienden eso mucho mejor que el Gobierno nacional.
Uno de los dirigentes más comprometidos con llevar adelante esa evolución, que países vecinos como Brasil ya llevaron a cabo, es Juan Schiaretti. Un dato no menor a resaltar es que el propio cordobés pasó su exilio en el país carioca durante la última dictadura militar.
En ese sentido, el gobernador cordobés se transformó en los últimos meses en un defensor acérrimo de los productores de biocombustibles, que casualmente son los mismos productores agropecuarios. Esos que le dejan a la Provincia de Córdoba la mayor porción impositiva de la recaudación local.
Con serias intenciones de presentar una propuesta para el 2023, Juan Schiaretti considera clave el rumbo hacia esa industria, como una posible independencia energética que aminore la presión fiscal que genera la importación de energía. De hecho, un modelo basado bajo su visión implicaría transformaciones más profundas que las que plantea en la actualidad.
Ahora, el gobernador de Córdoba reclama un 20% como mínimo de corte para los combustibles comerciales. Para ejemplificar ese pedido, en la semana el Gobierno provincial instaló en Córdoba el primer surtidor de biocombustibles para surtir una flota de 600 vehículos oficiales.
Pero por lo bajo, admite que iría por más. La medida, que implica una prueba piloto para ver la reacción de los vehículos, también apunta a otro anhelo del gobernador: la aprobación de los motores flex en Argentina.
Hace meses, el propio Juan Schiaretti admitió públicamente su anhelo de lograr la inclusión de los motores flex, que llegan a Argentina para ser montados en los autos que luego viajan a otras partes del mundo para ser vendidos. En ese sentido, el modelo brasileño es el apuntado por el cordobés, que además tiene llegada a la industria automotriz.
“Es falso que los vehículos se rompan con el biocombustible, eso está científicamente comprobado. En Córdoba estamos fabricando vehículos que tienen motores flex, que soportan una mezcla superior al 20%, que van a la hermana República Federativa de Brasil y que no se pueden comercializar en la provincia”, dijo meses atrás, cuando recrudecía la falta de diésel.
Los motores flex son impulsores que pueden utilizar más de un tipo de combustible, alternados o mezclados. En el caso de Brasil, los motores flex son destinados al uso de nafta y etanol, siendo este último más barato de producir y menos contaminante. Sin embargo, los motores flex no son exclusivamente nafteros.
También aquellos motores que usan gasoil pueden ser flex y se articulan los combustibles en distintas medidas. La principal diferencia con los motores comunes está en su diseño de inyección y mezcla, que es especial para lograr un correcto funcionamiento con el biocombustible o combustible deseado.
La desventaja principal de estos motores es el consumo (alto en litros por kilómetro) y la pérdida de potencia (mínima) en relación a los nafteros simples ya que el biocombustible es un activo menos energético que la nafta, por ejemplo. “Córdoba quiere que los vehículos con motores flex se autoricen en Argentina a circular. No puede ser que los fabriquemos acá y no los usemos”, había sentenciado tiempo atrás el cordobés.
Así las cosas, el camino que parece querer marcar Juan Schiaretti es el mismo que décadas atrás siguieron otros países que, sin dudas, tienen un mejor pasar económico actual que Argentina.
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