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El asesinato que no fue (Folletín por entregas)

El asesinato de CFK no ocurrió pero pudo suceder: un caso totalmente argentino, desde la construcción a la investigación, rumbo a Netflix, sin duda.

El asesinato no fue. Pero CFK pudo morir, posibilidad no imaginable tanto como la muerte de Néstor Kirchner en la previa a la tragedia. Raúl Acosta cuenta lo que sucede luego de la conmoción. Para apuntalar su podcast, 2 recortes desde 2 extremos del escenario de la Grieta:

Periodismo y Punto, de Luis Gasulla, citando a Luis Majul por LN+:

"Silvia Vallejos vivió en un monoambiente que alquilaba Leonardo Uliarte en su casa en Juan Irigoin al 1500 en el partido de San Miguel. Lo hizo durante dos años hasta que, en el verano del 2022, decidió mudarse cansada de conflictos con la familia de Brenda, procesada como coautora del delito de intento de homicidio calificado con premeditación.

El 21 de julio de este año, 49 días antes de que el nombre de "Ambar" -por Brenda Uliarte- apareciese vinculado con el intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner, Vallejos acompañó a su hija de 16 años, Natalia Bee, a denunciar a Leonardo Uliarte a la comisaría Primera de San Miguel. Allí la adolescente relató el hostigamiento y acoso sexual sufrido cuando tenía 14 años por el padre de Brenda Uliarte. El suboficial que le tomó la denuncia no quiso asentar la supuesta violación que habría sufrido la menor. La familia de Natalia no tuvo más respuestas de la justicia.

Ante las cámaras de La Cornisa, Vallejos relató que la familia Uliarte se codeaba con barras bravas de San Miguel, se jactaba de salir de caza con rifles de aire comprimido y que en el kiosco no trabajaba Brenda tal como relató su tío en televisión: "Cuando tuve problemas con la familia, llamé a la policía y me dijeron "Se tiene que ir de acá, esto es así". Para Vallejos, en el kiosco de los Uliarte "todos saben que se vendía droga". Vallejos aseguró que los Uliarte tienen un buen pasar económico que no se justificaba con las ventas del pequeño local comercial y que "son de lo peor, tanto Brenda como el padre, no se entiende que aún no los allanaron, si entran ahí, no se sabe qué pueden llegar a encontrar". Ante las cámaras de La Cornisa, Vallejos relató que la familia Uliarte se codeaba con barras bravas de San Miguel, se jactaba de salir de caza con rifles de aire comprimido y que en el kiosco no trabajaba Brenda tal como relató su tío en televisión: "Cuando tuve problemas con la familia, llamé a la policía y me dijeron "Se tiene que ir de acá, esto es así". Para Vallejos, en el kiosco de los Uliarte "todos saben que se vendía droga". Vallejos aseguró que los Uliarte tienen un buen pasar económico que no se justificaba con las ventas del pequeño local comercial y que "son de lo peor, tanto Brenda como el padre, no se entiende que aún no los allanaron, si entran ahí, no se sabe qué pueden llegar a encontrar".

Con la autorización de sus padres, Natalia Bee, relató ante las cámaras de La Cornisa, el acoso y hostigamiento del padre de Brenda durante los dos años que vivieron en el monoblock de Irigoin al 1500, propiedad de Leonardo Uliarte: "Me sentaba en el pasillo a tomar mate y Uliarte venía a charlar. Llegó al punto de amenazarme, golpearme y violarme. Me tenía amenazada y, en ese momento, no sabía que hacer, no pude decírselo a nadie durante mucho tiempo, tenía mucho miedo". (...)

Irina Hauser y Raúl Kollmann en Página/12:

"(...) Aquella noche del 1 de septiembre, después del intento de magnicidio, Carrizo se juntó con los más cercanos del grupo, menos Uliarte, e intentaron sin suerte que los atendieran en Crónica TV. Querían ir a limpiar su imagen en forma anticipada. Ese canal tenía imágenes anteriores de ellos: una nota a Uliarte y Sabag Montiel donde despotrican contra los planes sociales, mientras ella muestra cómo vende copos, y otra a Uliarte y Sergio Orozco, en Tigre, donde fueron a criticar a Sergio Massa tras su designación como ministro. El 2 de septiembre fueron a Telefé, ya con Uliarte que apareció en la casa de Barracas cerca de las 2 de la mañana, según las antenas de los celulares, y además le habría devuelto a Carrizo el arma calibre 22 que no se utilizó o la descartaron juntos, suponen los investigadores.

Al dictar los procesamientos de Uliarte y Sabag Montiel, la jueza María Eugenia Capuchetti le dio a ella un papel central en la planificación y sostuvo que fue quien había adquirido el arma que intentó gatillar su pareja. Luego, por los mensajes de Carrizo se supo que él mismo en un comienzo pensó que la pistola utilizada era la suya. Pero después supo, todo indica que por Uliarte, que era otra. Por eso le cuenta a Andrea, la hermanastra: "Mira nose (sic) si es una buena o mala noticia pero el arma con la que intentó ponerla no es la mía, yo le dí un 22 corto... recién hablé con la novia (en referencia Uliarte) y la tiene ella así que mañana la vamos a ocultar y vamos a ir a Crónica a hablar". Como es conocido, cuando hablaron finalmente en televisión, mintieron: nadie sabía quiénes eran, el punto central era que Uliarte admitía ser la novia de Sabag Montiel, decían que tenían miedo, que recibían amenazas. Ella comentaba que no tenía noción de la existencia del arma, que no había estado con Sabag en las últimas 48 horas. Era todo un libreto muy fácil de desarmar.

(...) El juez Marcelo Martínez de Giorgi había recibido una denuncia a raíz de publicaciones en la cuenta de Instagram de Revolución Federal, por atentar contra la democracia, incitación al odio y violencia política con expresiones dirigidas contra el presidente Alberto Fernández y CFK, con expresiones como: “Los vamos a perseguir, van a tener miedo de salir a la calle. El robo y la corrupción Argentina va a dejar de ser gratis por las buenas o por las malas”. El juez firmó una resolución donde le manda la causa a Capuchetti y plantea algo alarmante: que no se puede afirmar que "el plan delictivo haya finalizado ni descartar que se vuelva a intentar respecto de la Vicepresidente de la Nación o de otros funcionarios".

Martínez de Giorgi remarca cierta vinculación con la agrupación de Brenda Uliarte, quien participó de la marcha de las antorchas el 18 de agosto, con la consigna "al kirchnerismo cárcel o bala" y que "los dichos expuestos por parte del grupo extremista Revolución Federal del cual (ella) participaba --afirma el magistrado-- revisten inusitada gravedad y una llamativa similitud con el modus operandi del atentado, lo que demuestra la relevancia particular de esta conversación pública con la presente investigación". El juez cita un dictamen del fiscal Gerardo Pollicita que planteaba que "no podría descartarse el aporte de tal agrupación en el intento de homicidio de la actual Vicepresidente de la Nación, sea este la instigación de Brenda Uliarte, su auxilio, cooperación o financiación". Martínez de Giorgi remarca cierta vinculación con la agrupación de Brenda Uliarte, quien participó de la marcha de las antorchas el 18 de agosto, con la consigna "al kirchnerismo cárcel o bala" y que "los dichos expuestos por parte del grupo extremista Revolución Federal del cual (ella) participaba --afirma el magistrado-- revisten inusitada gravedad y una llamativa similitud con el modus operandi del atentado, lo que demuestra la relevancia particular de esta conversación pública con la presente investigación". El juez cita un dictamen del fiscal Gerardo Pollicita que planteaba que "no podría descartarse el aporte de tal agrupación en el intento de homicidio de la actual Vicepresidente de la Nación, sea este la instigación de Brenda Uliarte, su auxilio, cooperación o financiación".

Ahora habrá que ver qué hacen la jueza Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Los interrogantes claves que vienen en esta causa son: quién estaba detrás de este grupo y quién los financiaba. Es difícil pensar cómo iban a pagar, por ejemplo, el departamento que Uliarte y Sabag Montiel planeaban alquilar en Recoleta, para tener vista despejada a la vivienda de CFK. (...)".

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