Alberto Fernández, martes 26/07/2022 en el Hotel 6 de la Unidad Turística de Chapadmalal (PBA), recordando a Eva Perón, otra vez embistió contra la meritocracia: "En tiempos muy difíciles donde luchamos contra los que siguen creyendo que la distribución no debe hacerse de modo igualitario, los que siguen creyendo en la meritocracia, los que siguen diciendo ‘esta es mi oportunidad de ganar y yo tengo derecho de ganar lo que me plazca aunque el resto padezca’".
TONTERÍAS
La estupidez más grande: Que Alberto hable de meritocracia
Alberto Fernández es hijo de la meritocracia pero la cuestiona en forma reiterada. Insólito pedir igualdad de oportunidades cuando es Presidente por 'dedazo'.
Con frecuencia Alberto Fernández ha condenado la meritocracia.
Alberto Fernández, septiembre de 2020: “El más inteligente de los pobres tiene menos oportunidades que el más tonto de los ricos”.
Alberto Fernández, septiembre de 2020: "Yo no digo que el mérito no sirve para progresar, pero no creo en la meritocracia".
Alberto Fernández, octubre de 2020, felicitando a quien no fue reelegido diputado en España y lidera la fuera Más País, Íñigo Errejón, un admirador de Ernesto Laclau y de Hugo Chávez:
Alberto Fernández, diciembre de 2020, inaugurando obras en Barrio Azul, Quilmes (PBA): "El mérito sirve si a todos les damos igualdad de condiciones. Y el Barrio Azul muestra que por mucho esfuerzo que se haga, si el mínimo de condiciones no está dado, entonces el mérito no alcanza. Por eso nosotros creemos que allí donde la sociedad no puede generar condiciones de igualdad, tiene que estar presente el Estado".
Pero Alberto Fernández es Presidente de la Nación por la bendita meritocracia.
No hubo igualdad de oportunidades en el Frente de Todos para elegir candidato presidencial. Fue una decisión unilateral de Cristina Fernández de Kirchner.
En su decisión prevaleció la idea de que Alberto Fernández integraba la élite del FdT, tenía un curriculum-vitae apreciable, había trabajado con el matrimonio Kirchner, y garantizaba una supuesta lealtad a ella.
No se convocó a los simpatizantes a opinar y menos a expresarse en las urnas. ¿No es meritocracia?
Entonces, ¿qué le pasa a Alberto con la meritocracia?
Unos dicen que su discurso proviene de la culpabilidad de ser resultado de la meritocracia ejercida por CFK, con quien hoy mantiene una relación tan tortuosa pero que no se atrevió a interrumpir.
Otros, que sólo se trata de agradar al Movimiento Evita / Barrios de Pie y otros 'movimientos sociales' que en teoría le garantizan el 'control de la calle'.
El 'Sistema'
Los políticos y filósofos de izquierda hablan mal de la meritocracia pero es una necesidad del mercado laboral privado.
La meritocracia no consiste solamente en acumular habilidades intelectuales o profesionales sino también humanas y culturales.
Hay personas con mucho aprendizaje específico acumulado pero incapaces de interactuar con sus congéneres. Reprobado.
Pero en un sistema construido en base a grandes empresas que deben exhibir cada 3 meses sus resultados, y de ello depende su valor en Bolsa, su giro financiero y hasta su distribución de utilidades a accionistas y al personal de dirección, es imprescindible un sistema de promociones y penalizaciones.
El 'Sistema' empresarial funciona así. Y nadie desarrolló aún uno más eficiente. Es cierto que podrían eliminarse conceptos como competitividad, eficiencia, productividad, calidad y rentabilidad. Pero sería otra sociedad. ¿Mejor? ¿Peor? ¿El 'Sistema' lo define la política o la economía privada? Mucho para debatir.
Siempre hay aspirantes a filósofos que cuestionan lo vigente y está muy bien que así sea. La prerrogativa de un filósofo es la reflexión acerca de lo etéreo. Es el laboratorio de ideas. Pero la ciencia aplicada es otra cosa, y es el territorio de los que pagan nóminas salariales. A ellos sí les importa la competitividad, la eficiencia, la productividad, la calidad y la rentabilidad.
La oportunidad
Michael Sandel, profesor de Derecho en la Universidad de Harvard y a quien le concedieron el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018, escribió 'La Tiranía de la Meritocracia', texto que no leyó ninguno de los empresarios que subvencionan Harvard y pagan el salario de Sandel.
Es correcta la afirmación de Sandel acerca de que las oportunidades no son siempre las mismas, y por eso la meritocracia tiene una falla de origen.
Sin embargo, que la 'Ivy League' (universidades de Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth College, Harvard, Pensilvania, Princeton y Yale) se encuentre repleta de estudiantes que pertenecen al 1% de las familias con más ingresos de USA, no debería ser una condena sino un desafío a la formación del otro 99% para conseguir espacio por sus habilidades porque ese 1% tampoco tiene garantizado el triunfo.
La sociedad es cambio y el cambio es creación de 'ventanas de oportunidad'. Sandel parece trabajar con el concepto de una sociedad rígida.
Luego, la crisis es una oportunidad pero a Sandel parece no atraerle el concepto.
La meritocracia como mecanismo de arrogancia entre los ganadores y humillación hacia los que se han quedado atrás, es un patrón cultural a reinventar pero no hace negativa en sí mismo un régimen de premios y penalizaciones.
La queja de Sandel es que los partidos políticos "han adoptado una versión neoliberal de la globalización que ha provocado un aumento de las desigualdades".
Sandel está enojado con la centro-izquierda porque "ha ofrecido la retórica del ascenso en lugar de responder directamente a la desigualdad (...) ofrecieron el mensaje de que se podía conseguir la movilidad individual si se accedía a la educación superior (...)" pero la desigualdad salarial continúa.
Sin embargo, la meritocracia es un requerimiento socioeconómico, no político-cultural, y la establece quien contrata y remunera en función de parámetros vinculados a su negocio.
El empleo público aborrece la meritocracia. Pero el funcionamiento de cualquier Estado no satisface, en general, a los ciudadanos.
La élite
En 2004, Stephen J. McNamee y Robert K. Miller publicaron su libro 'The Meritocracy Myth', cuestionando la idea del 'sueño americano', que según ellos terminó imitando a los países europeos que eran gobernados por aristocracias hereditarias. McNamee y Miller dijeron que la distribución de la riqueza hoy depende de la herencia antes que del mérito.
En esto coincide Christopher Hayes (2012), quien consideró que la implementación de exámenes para entrar a las universidades termina favoreciendo a los hijos de las élites porque tienen la posibilidad de pagar cursos para la preparación del examen de ingreso a la universidad.
Sandel dice que esos egresados de las universidades más famosas y que integran familias de alto poder adquisitivo, integran una élite que gobierna el mundo.
También esto es relativo. Hoy día las pirámides salariales y las zonas de influencia son dominadas por la gente de las tecnologías digitales, los programadores de software, los creadores de robótica y de inteligencia artificial, y eso es conocimiento. Y ni siquiera son estadounidenses blancos.
Hace tiempo que USA demanda licenciados y doctores en Física, que importa de India y otros mercados porque no encuentra suficiente oferta en la sociedad local. Y para convencerlos de emigrar a USA les concede visas especiales, calidad de vida, ventajas para sus hijos, que no ofrece a otros trabajadores. Sí, es meritocracia pero se encuentra más que justificado, según el empleador. Entonces, ¿quién establece el estándar?
La igualdad de oportunidades nunca existió. Uno es negro y otro blanco, uno tiene sonrisa más agradable que el otro, uno habla en forma más fluida que el otro, uno es más intuitivo que el otro: esto marca diferencia antes de establecer la capacidad de cada uno porque a muchos les importa 'la primera impresión'.
La idea de la sociedad igualitaria no existe. Siempre fracasó. En la Biblia resulta que Dios le había dado al pueblo de Israel un creativo régimen teocrático de gobierno liderado como 'jueces' que impartían la Justicia en las comunidades que integraban una suerte de federación de ciudades, dentro de un régimen de tribus unidas por una Fe común. Sin embargo, la sociedad reclamó un monarca, tal como hacían sus pueblos vecinos.
Cuenta la Biblia también que había un régimen de caducidad de deudas o cualquier obligación patrimonial o financiera cada 7 años, lo que garantizaba que nadie de la comunidad sufriera situaciones difíciles de por vida. Sin embargo, esto ha sido eliminado de las prácticas religiosas por pedido de los financistas amigos de los teólogos.
Joe Biden es el 1er. Presidente de USA por el Partido Demócrata en 36 años sin un título de una prestigiosa universidad de la Ivy League, y eso provocó una gran ofensiva contra la meritocracia. Dejemos de lado lo mal que le está yendo a Biden, que provoca que muchos afirmen que así le va a una sociedad que se aparta de la meritocracia. ¿Por qué Sandel no lleva su propuesta alternativa a Wall Street? Sería interesante que escuche a los que pagan Harvard.
Quienes cuestionan la meritocracia siempre cuestionan "las enormes desigualdades de ingresos y riqueza que ha provocado la globalización neoliberal". Sin duda es un valor relativo. ¿Quién dijo que una especialidad laboral debería remunerar más y la otra menos? Es cierto que hay muchas profesiones o especialidades que se encuentran muy mal pagados pero ¿qué tienen que ver eso con la meritocracia?
Si la enfermería se encuentra tan mal remunerada en la Argentina y muy bien remunerada en USA, habrá que preguntarles a Carlos West Ocampo y Héctor Daher, que negocian con los empleadores sanitarios, pero no es culpa de la meritocracia sino de los afiliados que los siguen votando.
Sandel termina afirmando: "No debemos convertir la educación sólo en un instrumento de progreso económico, porque eso privará a nuestros hijos del amor por el aprender por el placer de aprender."
Que se lo explique a quienes están quemándose las pestañas en las universidades e institutos de formación.
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