En un año que ambos querrán borrar de sus memorias, Carlos Bianchi y Ramón Díaz se volvieron a ver en sus respectivos clubes. A pesar de que ambos son los directores técnicos más exitosos de la historia del fútbol argentino, no lograron los resultados esperados.
espectacular bochorno
Bianchi y Díaz: un gran reencuentro en un año para el olvido
En 2013, Bianchi y Díaz vivieron frustraciones con Boca y River. Los Superclásicos favorecieron a River, marcando un año difícil para ambos.
2013: el año que Bianchi y Díaz querrán olvidar
Bianchi, el ‘Virrey‘, volvió a Boca en enero de 2013 tras nueve años de ausencia con un objetivo claro: volver a ganar títulos. Pero la realidad fue muy diferente.
En la Copa Libertadores, el equipo boquense eliminó a Quilmes y a Deportivo Lara, pero cayó en octavos de final ante Newell’s Old Boys en una definición por penales. El club rosarino volvió a ser el verdugo de Boca en la Copa Argentina, donde el ‘Xeneize‘ superó a Atlético Tucumán, a Gimnasia y Esgrima y a San Lorenzo antes de repetir su victimario. Newell’s se coronó campeón del Torneo Final dejando a Boca en tercera posición, a diez puntos de distancia.
Los hinchas de Boca no entendían cómo un equipo con tanta jerarquía no podía ganar títulos. Bianchi, consciente de las críticas, intentó justificar los malos resultados con las lesiones y las expulsiones, pero la realidad era que el equipo no jugaba bien.
Si bien el club de Núñez se mostró superior a San Lorenzo y a Liga de Loja en la Copa Sudamericana, terminó derrotado frente a Lanús en una goleada por 3-1. Una de cal y una de arena: River terminó arriba de Boca en el segundo puesto, a sólo un punto de Newell’s.
El Superclásico con dos figuras de renombre
El 19 de enero de ese mismo año, Boca y River se enfrentaron en un amistoso en Mar del Plata, en un Superclásico del que se adueñó el ‘Millonario‘ sin mucha dificultad.
El uruguayo Rodrigo Mora fue la figura del partido, metiendo el primer gol de cabeza a los 68 minutos. El segundo gol, también de Mora, lo hizo poco después tras recibir un pase de Leonardo Ponzio, poniendo el 2-0 definitivo.
El triunfo de River fue un golpe anímico para Boca, que venía de perder su primer partido del año ante Racing. Por su parte, River se dio un gusto ante su rival de toda la vida, y demostró que, a pesar de que su situación desmejoraría más tarde, estaba en buen estado de forma.
El Superclásico se volvería a repetir dos veces más aquel mismo verano, en Mendoza y Córdoba. Ambos encuentros terminarían con victorias riverplatenses, un golpe muy duro para el Boca de Bianchi.