Boca se llevó un valorable empate del Gigante de Arroyito ante Rosario Central. Era uno de los rivales más difíciles del Torneo Clausura, y tras haber enfrentado a equipos más endebles en las últimas fechas, el Canalla era un desafío superior.
URGE MOVER LA ESTANTERÍA
Todo Boca espera de que Russo haga el cambio que puede ser un antes y un después
Miguel Ángel Russo insiste con Carlos Palacios, que en este sistema probablemente no rinda nunca. Jugando así, Boca necesita de otro perfil.
Resultó un cotejo muy friccionado, trabado, disputado. Aunque hubo algunos destellos que le pusieron atractivo al partido (como el golazo olímpico de Ángel Di María), durante varios pasajes se volvió chato. No fue ni el mejor partido de Boca ni el mejor de Rosario Central.
Más allá de eso, para el Xeneize es sano acumular su cuarto partido invicto (3 victorias y un empate). Construir el equipo sin perder ofrece otra calma, otra seguridad, otra espalda.
Porque Boca es eso: un equipo en construcción. En ese proceso, Russo va encontrando certezas que le permiten caminar hacia adelante, empezando por el tándem Leandro Paredes-Rodrigo Battaglia, que a cada fecha se entienden mejor.
Sin embargo, hay un escollo que el entrenador no puede resolver todavía, y lo más curioso es que lo repite partido tras partido: Carlos Palacios.
Palacios, entre su flojo nivel individual y un contexto que le sienta muy incómodo
Lo más sencillo sería estancarse en la crítica sobre su nivel individual. Un punto que tiene lógica porque Palacios no ofrece síntomas de mejora. Pero analizar a los futbolistas fuera de contexto es un error, ya el fútbol es un deporte de equipo y hay otros 10 compañeros funcionando que, de una u otra manera, terminan por influir en la performance individual.
En el sistema en el que hoy se está construyendo este Boca, está claro que Carlos Palacios se siente muy incómodo. En Urgente24 ya lo hemos analizado en detalle: principalmente, el chileno no encuentra socios en su zona de gravitación, que es la de 3/4 de cancha; llámese frontal del área o entiéndase como el espacio que hay entre los defensores y mediocampistas rivales.
El trabajo del ex Colo Colo tiene que ser fundamentalmente allí. Es ese eslabón creativo en el último tercio del campo, entre líneas, en los huecos que va dejando el movimiento del rival y que alguien con las cualidades de Palacios podría detectar muy bien.
Con la libertad que necesita un perfil como el suyo, tiene la licencia para moverse por distintos lugares del campo porque él así lo precisa. Por eso no es raro verlo cerca del círculo central o en posiciones más retrasadas.
Ese no es un problema per sé. El inconveniente surge cuando lo empieza a hacer recurrentemente y cuando pierde de foco esa zona de 3/4 en la que debe moverse y pesar.
Palacios y Boca, la pieza en una estructura que no encaja
Como punto a favor de Palacios, este sistema de Boca lo pone incómodo. Paredes y Battaglia están ocupados de mantener el equilibrio de doble 5, Aguirre se posiciona más pegado sobre la raya y el doble 9 no se incorpora a lo que necesita el chileno.
Si Cavani no se ubica como delantero posicional, recorre de más distintas zonas de la cancha. Merentiel o lo releva como punta o se tira a la izquierda. Por momentos sí logra tirar descenso o desmarques a la zona de Palacios, y cuando eso sucede el chileno encuentra conexiones.
Palacios necesita socios cercanos. Es un futbolista con cualidades fundamentalmente asociativas, que siempre va a tender a buscar un compañero para el pase, ya sea en corto, al espacio o en largo. Necesita opciones.
Russo es un DT "jugadorista": apuesta por los nombres que valora, anteponiéndolo muchas veces al rendimiento de los mismos. Así se explica que el ex Colo Colo continúe jugando de titular.
Cabe entonces plantearse el cambio que podría marcar un quiebre en la ofensiva del Xeneize, que podría ayudar a resolver los inconvenientes estos inconvenientes de Boca en ataque. El cambio es Alan Velasco.
Velasco, agilidad, cintura y movimientos entre líneas
Aunque no ha dado muestras de sobra para ganarse la titularidad, sí resulta un perfil más funcional a este esquema. Más gambeteador y con otro poder de aceleración, puede ser ese eslabón que verticalice y que lastime en 3/4.
Velasco, más allá de tener esas características asociativas de Palacios, también es más autosuficiente. Quizás tenga esa velocidad que su compañero no tiene y que le permita ubicarse entre líneas. En esas fisuras que, mencionábamos anteriormente, aparecen en el bloque rival.
La consolidación de Velasco puede ser un antes y un después para la ofensiva de Boca. Su presencia puede ser el eslabón que esté faltando para que el equipo de Russo se vuelve mucho más punzante e incisivo.
Las imágenes de un Paredes abriendo los brazos, pelota al pie, esperando una opción de pase se suceden partido tras partido. Es una pena que sus compañeros no puedan aprovechar el guante que tiene en el pie, capaz de quebrar cualquier defensa y de meter la pelota entre los huecos más impredecibles. Allí puede existir un Velasco más predispuesto a recibirlo en la frontal del área, con mayor cintura para jugar en espacios reducidos, eludir a un rival con la gambeta y (aunque con menos jerarquía que Palacios) dar ese pase final que los ataques de Boca tanto necesitan.