El futuro de Fabricaciones Militares volvió a moverse en silencio dentro del Gobierno. Después de meses en los que la privatización parecía un destino inevitable, la Casa Rosada recalibró su estrategia y ahora evalúa avanzar hacia un modelo híbrido: asociaciones con empresas privadas que permitan inyectar capital sin desprenderse por completo del control estatal.
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El Gobierno abandona la idea de privatizar Fabricaciones Militares y cambia de estrategia: Los planes
El Gobierno desistió y no privatizará Fabricaciones Militares. Trabajarán con el sector privado pero la estrategia cambió.
La decisión marca un cambio respecto del plan inicial impulsado durante los primeros meses de gestión, cuando se analizaba la posibilidad de concesionar o directamente privatizar la histórica firma. Sin embargo, la falta de consensos internos y externos, sumado al clima político, obligó a revisar la hoja de ruta.
Fabricaciones Militares: La empresa que volvió al centro del mapa
Fabricaciones Militares opera hoy cuatro plantas clave para la industria de la Defensa: Fray Luis Beltrán (Santa Fe), Jáchal (San Juan), Río Tercero (Córdoba) y Azul (Buenos Aires). Todas arrastran años de desfinanciamiento y baja actividad, un diagnóstico que en el Ejecutivo reconocen como “estructural”.
La salida del expresidente de la compañía, Juan Manuel Vaquer, terminó de reordenar el panorama. Con su renuncia, las decisiones quedaron en manos del vicepresidente Sergio Echeverría y el director Esteban Páez, figuras que -según fuentes oficiales- responden al círculo de confianza de Santiago Caputo. En la administración libertaria admiten que Caputo tuvo un rol clave en el rediseño del plan.
Los movimientos del Gobierno
Con la privatización descartada, el Gobierno habilitó un nuevo esquema de “convenios asociativos”, que permitiría abrir el juego a firmas del exterior. Entre las compañías que ya mostraron interés aparecen jugadores de peso: la checa CSG y gigantes globales como Colt y Beretta, según confirmó una fuente del Ejecutivo.
Pero el abanico no se limitó a grandes conglomerados. Durante el año también se mencionó el acercamiento de la armería Mosky Guns, cuyos dueños —Guido Moscardini Cecini y Nicolás Javier Silveray Pérez— habrían mantenido reuniones preliminares con funcionarios de la empresa estatal. Pese a ello, desde la compañía aseguraron que esos encuentros no derivaron en ningún avance concreto.
Moscardini Cecini, incluso, desmintió cualquier vínculo con el Gobierno. Silveray —quien recientemente creó la sociedad 3DOTS SA, especializada en comercio de materiales y productos de armería— fue señalado por una fuente libertaria como asistente al acto que Javier Milei realizó en el Movistar Arena, aunque él evitó pronunciarse al respecto.
Un entorno donde proliferan los entusiastas del tiro
En la gestión libertaria reconocen que la práctica de tiro recreativo se volvió habitual entre varios funcionarios. El instructor Sebastián Flores —quien ha entrenado a figuras como “el Gordo Dan” y al propio Caputo— confirmó conocer a los dueños de la armería mencionada, aunque negó tener información sobre contactos políticos.
La afinidad con el universo de las armas contrasta con declaraciones previas. “A mí no me gustan las armas”, dijo Milei en 2023, según recordó una fuente legislativa. Sin embargo, en los últimos meses el Presidente acompañó indirectamente un clima más favorable al sector.
Un ejemplo: Caputo publicó recientemente en X un mensaje en el que reivindicó el rol militar mientras celebraba un ejercicio conjunto entre los buzos tácticos de la Armada Argentina y los SEALs de Estados Unidos.
Un marco regulatorio que también se movió
En paralelo, el Gobierno actualizó los requisitos para civiles interesados en adquirir armas semiautomáticas y equipamiento derivado de uso militar. La Resolución 37/2025 del Registro Nacional de Armas endureció las condiciones para esos usuarios, restringidas a un segmento “muy específico”, según afirmaron desde el organismo.
Al mismo tiempo, se flexibilizaron trámites para compras comunes: se habilitó la credencial digital de legítimo usuario y se implementó el sistema de “tenencia exprés”, dos medidas que impulsaron la demanda en armerías y clubes de tiro.
Lo que viene
En el Ejecutivo no descartan que las primeras asociaciones se concreten este mismo año, aunque aclaran que todavía no hay acuerdos firmados. La apuesta, dicen, es reactivar la producción sin asumir nuevos costos fiscales y evitar una privatización que, por ahora, quedó archivada.
“Queremos que Fabricaciones Militares vuelva a ser competitiva”, sintetizó una fuente oficial. Cómo se logrará ese objetivo -y con qué socios- sigue siendo parte de una discusión que promete continuar.
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