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NUEVAS FORMAS DE APRENDER

Los Bootcamps revolucionaron la formación tecnológica

El mundo de los bootcamps estalló cuando mostraron una inmediata salida laboral y pusieron en duda si valía la pena ir a la universidad o cursar un post grado.

El universo de los bootcamps que estalló en 2018, cuando generó ingresos por US$240 millones y la apertura inmediata al mercado laboral. Dispararon la duda, si eran preferibles antes que las universidades o los masters, en tiempos donde las empresas buscan talentos, aquí y ahora.

Por cierto este tipo de entrenamiento ofrece una salida profesional ‘rápida’ para aquellas personas que quieren incursionar en el sector tecnológico e informático sin pasar por la universidad o cursar un máster.

Es una enseñanza no oficial, es decir, no está homologada ni reconocida, pero cuenta con buena inserción, ya que da respuesta a una demanda de perfiles tecnológicos.

Si no tenemos conocimientos previos en programación o informática, un bootcamp enseña en poco tiempo todo lo que necesario para trabajar como desarrollador.

En otras palabras son cursos intensivos de programación, enfocados a obtener una formación práctica en poco tiempo para dar el salto al mercado laboral.

Literalmente, bootcamp significa "campo de entrenamiento", y tiene su origen en el entrenamiento militar, en el que los futuros soldados se preparan para enfrentarse a situaciones reales.

Este enfoque práctico y adaptado a la actualidad es una de las características de los cursos ya que su metodología de formación se basa en el aprender haciendo (learning by doing).

Suelen durar entre uno o tres meses durante los cuales se exige dedicación completa. No obstante, no se abarcan todos los conocimientos teóricos que sí se dan en una carrera universitaria o en un título de formación profesional.

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Los bootcamps ganan espacio como instrumentos de formación

Los bootcamps ganan espacio como instrumentos de formación

Sebastian Buffo Sempé, Co Founder Le Wagon Latinoamérica explica : "Además del tiempo, que los bootcamps en general no requieren requisitos previos, es decir, no exigen tener un nivel de estudios particular, solo ganas de aprender".

Según datos de Course Report, un informe que tomó información de 101 bootcamps alrededor del mundo, el asistente a este tipo de cursos tiene un título de bachiller y cuenta en promedio con siete años de experiencia laboral". Este último dato muestra la tendencia a estas metodologías para redireccionar una carrera o para especializarse.

En relación a esto, los campos de entrenamiento tienen más módulos prácticos que las carreras universitarias y, en general, no tienen materias irrelevantes para sus alumnos.

El ejecutivo agrega que una de las razones principales por las que jóvenes y adultos eligen anotarse en los entrenamientos es por la salida laboral. La misma publicación (Course Report) arrojó que la mayoría de los graduados encuentran trabajos full-time y de ellos un 79% aseguró que, en sus nuevos empleos aplicaron las habilidades técnicas aprendidas en el curso.

"Un punto interesante para quienes optan por esta alternativa es el económico. Si bien los bootcamps suelen tener precios altos -aunque mucha veces no más caros que las carreras universitarias de entre cuatro y seis años-, todo se reditúa en el trabajo. Es que el mismo reporte citado anteriormente señaló que los egresados de estos campos de entrenamiento registraron un 56% de aumento en sus salarios". Resalta el desarrollador.

Desafíos

El Co Founder Le Wagon señala que América Latina existe un terreno amplio para sembrar en el área de la educación en programación y en tecnología. En este punto cita el informe “La disrupción del talento" publicado en 2019 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde solo dos de los 50 bootcamps más importantes según SwitchUp están en América Latina y El Caribe.

Además con datos de la CEPAL se observa la falta de habilidades digitales que hay en la zona, donde menos del 40% de la población tiene conocimientos básicos de informática. En cuanto a actividades más avanzadas, como conectar e instalar nuevos dispositivos y encontrar, descargar e instalar software, la cifra se reduce al 25%. Y si se trata de haber escrito algún programa informático utilizando un lenguaje de programación, cae al 7%.

En relación a esto, el BID sugiere investigar sus metodologías de educación y capacitación para contagiar ese espíritu innovador a escuelas, universidades y centros de capacitación, para que todo resulte en un mercado laboral más adaptado a las exigentes demandas globales.

En resumidas cuentas

¿Qué diferencia hay entre un máster y un bootcamp?

La respuesta depende del tiempo que el interesado quiera darle a su formación o si será más teórica que práctica.

Veamos: Un máster es una formación superior más teórica y de más duración (uno o dos años, dependiendo del programa), y que busca una especialización en un ámbito concreto. Normalmente los másteres en programación se dirigen a personas que ya tienen un título universitario relacionado. Los másteres en programación, desarrollo web, UX/UI design o ciberseguridad también te permiten adquirir las competencias necesarias para trabajar en el entorno digital.

Por su parte, el bootcamp es más corto (de uno a tres meses) y se caracteriza por un enfoque práctico e intensivo. En este caso, está orientado a la programación, la tecnología y la informática, y puede cursarlo cualquier persona, sin requisitos o conocimientos previos en la materia. También pueden encontrar másteres basados en la metodología bootcamp, con tres o cuatro meses de duración, intensivos y prácticos, y enfocados al mercado laboral. En definitiva es una decisión totalmente personal.

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