Un nuevo estudio liderado por científicos de Reino Unido y Ucrania abre la puerta a recuperar tierras agrícolas abandonadas tras el desastre de Chernóbil. Gracias a la ciencia, hoy sabemos que gran parte del campo ucraniano puede volver a producir de forma segura, lo que representa una oportunidad única para revitalizar regiones postergadas durante casi cuatro décadas.
RADIACIÓN BAJA Y TIERRAS LISTAS
El campo de Chernóbil revive: Ya se puede volver a cultivar, afirma la ciencia
Un estudio científico confirmó que se puede cultivar en las tierras abandonadas de Chernóbil sin riesgos, permitiendo la recuperación productiva de la zona.
Ciencia que pisa fuerte en las tierras de Chernóbil
Desde el desastre nuclear de 1986, gran parte del norte de Ucrania quedó marcado como territorio prohibido. El área más afectada, conocida como la Zona de Exclusión de Chernóbil, es hoy una de las reservas naturales más grandes de Europa, irónicamente poblada por fauna salvaje… pero sin humanos. Un segundo cinturón, la llamada Zona de Reasentamiento Obligatorio, nunca se evacuó del todo: miles de personas siguieron viviendo ahí, con escuelas abiertas, negocios funcionando y una especie de economía paralela sin intervención estatal.
Lo loco es que, aunque oficialmente se considera "tierra prohibida", algunos productores se la jugaron igual y empezaron a cultivar en silencio. Y no les fue mal. Ahora, este nuevo estudio viene a bancarlos con datos duros: sí, se puede producir sin miedo.
El protocolo que aplicaron los investigadores en un campo experimental de 100 hectáreas en la región de Zhytomyr incluyó análisis de suelo, medición de radiación gamma y evaluación de absorción de radionúclidos como radiocesio y radiostrontio. ¿Resultado? Las dosis de radiación que reciben los trabajadores rurales están por debajo del límite legal ucraniano e incluso menores que en otras zonas del mundo donde nadie se alarma, como partes de Brasil o Irán donde la radiación natural es más alta.
¿El renacer del campo ucraniano?
Los científicos probaron cómo responden cultivos populares a estas condiciones: papas, girasol, maíz, cereales. Y no solo sobrevivieron: absorbieron niveles insignificantes de radiación, dentro de los márgenes seguros establecidos por las normativas alimentarias de Ucrania. O sea, quedate tranquilo porque no son papas radiactivas.
Además, el estudio plantea un camino claro: si se siguen ciertos controles, el monitoreo constante y el respeto por los estándares de seguridad, esas tierras hoy inútiles pueden volverse productivas. "Esto no se trata solo de Chernóbil, se trata de usar la ciencia para no desperdiciar recursos por miedo o desinformación", explicó el profesor Jim Smith, el jefe del equipo de investigación.
Este tipo de protocolos no solo ayudarían a reactivar la economía rural, sino que podrían significar un cambio total de paradigma para comunidades que quedaron congeladas en el tiempo. La vuelta a la producción traería inversiones, infraestructura y, sobre todo, esperanza para una región estigmatizada durante décadas.
Entonces, la pregunta ya no es si se puede sembrar en Chernóbil, sino cuándo nos animamos a hacerlo con todas las de la ley. Porque como dice el estudio, el suelo está listo… y la gente también.
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