René Favaloro, marcó un antes y un después en la Ciencia Médica internacional, y en la cirugía cardiovascular en particular. Es la efeméride de hoy.
29/07/200 - GOLPE AL CORAZÓN
René Favaloro, el buen carpintero que llegó a cirujano
René Favaloro, célebre cardiocirujano creador del Bypass; un argentino imprescindible en el corazón de la Ciencia Médica mundial.
- ¿Cómo rendirle homenaje desde la palabra, sin permitir que algo sustancial y valioso se nos escape?
- ¿Cómo encerrar en un texto la vida, la obra, la entrega, los sueños y el legado de una figura tan contundente?
No obstante, y ante un universo de limitaciones emprenderemos la osadía de traerlo a la vida desde éste, nuestro espacio, donde se cifran las memorias de corazones que ya no laten, sino en el nuestro.
Biografía autorizada (paráfrasis)
René Gerónimo Favaloro nació el 12/07/1923 en una casa de gente trabajadora, ubicada en el barrio –al que los detractores solían llamar- El Mondongo, en la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata.
Muy cercana a su casa, se erigía el Hospital Policlínico; tan sólo una cuadra de distancia lo separaba de su destino y unos cuantos años, aunque ya de niño solía decir que “cuando fuera grande sería médico”.
Indiscutiblemente la familia, marca, y no fue diferente con René, quien supo tener un tío médico-vecino también del barrio- con quien compartía tardes de consultorio y algunas visitas domiciliarias. Cursó la escuela primaria en el establecimiento público del mismo barrio, escuela con pocos recursos pero con abundancia de valores.
René recordaba el perfil de aquella institución como el espacio donde se incentivaba el aprendizaje sostenido en tres pilares: la participación, el deber y la disciplina.
Durante las tardes, aprendía junto a su padre, Juan Manuel Favaloro, en el taller de carpintería y ebanistería, donde adquirió el oficio. De regreso a su casa, entrada ya la noche, su madre, Geni Ida Raffaeli, quien se desempeñaba como hábil modista- lo esperaba sentada ante la máquina de coser.
Allí, en el seno del hogar se nutrió de los valores del trabajo, del esfuerzo y la constancia. Su abuela materna le transmitió su amor por la tierra y la emoción al ver cuando las semillas comenzaban a dar sus frutos. A ella le dedicaría su tesis del doctorado: “A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en una pobre rama seca”.
En 1936, Favaloro ingresó al Colegio Nacional de La Plata. Algunos de sus docentes son calles, hoy, en su ciudad natal: Ezequiel Martínez Estrada y Pedro Henríquez Ureña.
Años más tarde ingresó en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata. En el 3er. año comenzó las concurrencias al Hospital Policlínico. Solía entremezclarse con los estudiantes de 6to. año de las cátedras de Rodolfo Rossi o Egidio Mazzei, ambos titulares de Clínica Médica.
También hallaba tiempo para presenciar las operaciones de los profesores José María Mainetti, y Federico Christmann, de quien aprendió la simplificación y estandarización que aplicaría después a la cirugía cardiovascular, la mayor contribución de Favaloro a las operaciones sobre el corazón y los grandes vasos.
Christmann supo decirle, que “para ser un buen cirujano había que ser un buen carpintero”.
En 1949, apenas recibido, se produjo una vacante para médico auxiliar en el Policlínico, accedió al puesto en carácter de interino pero pronto lo llamaron para confirmarlo, sólo que para acceder al cargo titular, debía completar bajo su firma una tarjeta mediante la cual declaraba estar en consonancia con el gobierno oficial –cosas de la Argentina- René se negó estableciendo su proceder la altura insoslayable de sus principios.
De La Pampa a Cleveland
Fue convocado, por pocos meses de trabajo a un pueblo recóndito de La Pampa; aceptó. Llegó a Jacinto Aráuz en mayo de 1950 e hizo amistad con el doctor Dardo Rachou, a quien suplantaría por hallarse enfermo; pero su enfermedad resultó ser un cáncer de pulmón. Falleció unos meses más tarde.
Para ese entonces Favaloro ya se había compenetrado con las alegrías y sufrimientos de esa región apartada, donde la mayoría se dedicaba a las tareas rurales; trajo a trabajar consigo a su hermano, Juan José, médico también.
Tras una tarea con toda la comunidad lograron que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona, redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que brindaban pautas para el cuidado de la salud.
Con muy pocos recursos y un inglés incipiente viajó a perfeccionarse a Cleveland, allí pasó diez años de su vida. Trabajó como residente y luego como miembro del equipo de cirugía, en colaboración con los doctores Donald B. Effler, jefe de cirugía cardiovascular; F. Mason Sones, Jr., a cargo del Laboratorio de Cineangiografía; y William L. Proudfit, jefe del Departamento de Cardiología.
Bypass
Al principio la mayor parte de su trabajo se relacionaba con la enfermedad valvular y congénita. Favaloro pasaba horas y horas revisando cinecoronarioangiografías y estudiando la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco.
El laboratorio de Sones, padre de la arteriografía coronaria, tenía la colección más importante de cineangiografías de los Estados Unidos.
En 1967, Favaloro comenzó a pensar en la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. Llevó a la práctica sus ideas por primera vez en mayo de ese año.
La estandarización de esta técnica, llamada del 'bypass' o cirugía de revascularización miocárdica, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera las fronteras ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria. Hoy en día se realizan entre 600.000 y 700.000 cirugías de ese tipo por año solamente en los Estados Unidos.
Regresó a la Argentina en 1971, para desarrollar un centro de excelencia similar al de la Cleveland Clinic. Cuatro años más tarde creó la Fundación Favaloro y, en 1992, inauguró el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la misma Fundación, donde desarrolló una intensa labor asistencial, científica y docente.
Imágenes y estereotipos
Los creativos se interesan por los más diversos problemas, campos de conocimiento y áreas de actuación. Nunca se limitan a un aspecto de la realidad, ni buscan una única manera de resolver los enigmas, recurren a diferentes tipos de saberes y de las más diversas áreas.
Tampoco se limitan a los conocimientos científicos, recurren a saberes cotidianos, a respuestas construidas desde diferentes métodos de indagación y explicación, a observaciones de la naturaleza y a intuiciones, corazonadas y presentimientos.
En el imaginario colectivo y en los medios de comunicación predominan imágenes y estereotipos de los científicos que los representan como personas trabajando en soledad. Sin embargo, los estudios realizados sobre creatividad en ciencias demuestran que los procesos de investigación pocas veces se desarrollan de manera aislada, siempre suponen interacciones con otras personas y con los objetos culturales.
Aunque el científico trabaje solo, siempre está en interacción con producciones, lenguajes, procedimientos y conocimientos construidos por otros. También, aunque esté solo, su trabajo tiene un impacto, bueno o malo, ético o no, en la sociedad, siempre hay una audiencia o un destinatario, alguien para quien se trabaja. Siempre hay un otro en el trabajo científico y en la creatividad. La creatividad siempre es, en algún sentido, un proceso socio-cultural.
Todo lo escrito evoca su persona y obra; inseparables, la una de la otra.
Tristemente, nuestra Argentina, no supo tenderle la mano; no quiso; no la vio venir. Desesperanzado y en el ostracismo de su casa, de sus deudas y al desamparo de todos, decidió herir de un balazo su corazón, no sea que le tocara andar de rodillas ante los gobiernos de turno.