El clérigo y ensayista irlandés Jonathan Swift, autobautizado "Campeón de la Libertad", fue un pionero del marketing político aunque sólo se lo reconozca por su obra ' Los viajes de Gulliver' (1726), autor del epigrama "Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, puedes reconocerlo por este signo, que todos los tontos están confederados contra él", utilizado por John Kennedy Toole para su bestseller post mortem 'A Confederacy of Dunces' (La Conjura de los Necios), que bien podría ilustrar la sucesión de grotescos que ha vivido la Argentina para contraer una deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y ahora para afrontar su pago. Entre uno y otro extremo, quien la contrajo (Juntos por el Cambio o JxC) y quien la afronta (Frente de Todos o FdT), han obviado lo realmente importante: cuál debería ser una política económica que no siga provocando pobres, angustiados, marginados, frustrados y autoexiliados.
HORAS DECISIVAS
La Conjura de los Necios y la crisis en el FdT por el FMI
En el FdT todavía hay gente absurda que cree que había otras posibilidades para la Argentina en vez de buscar un acuerdo con el FMI.
Al terminar enero 2022, el gobierno dubitativo del presidente Alberto Fernández y el staff del FMI tienen un preacuerdo de un futuro probable préstamo de facilidades extendidas para pagar el préstamo stand-by al que se aferró el inepto Mauricio Macri.
Para que haya acuerdo
- deberá existir una aprobación de la Junta de Gobernadores que lidera Estados Unidos, con 16,50% del total de votos, seguido por Japón con 6.14%; y
- antes, deberá ocurrir un entendimiento entre las autoridades de la Argentina y el staff del FMI acerca del cronograma de pagos y desembolsos para no comprometer el cuestionable afán de reelección de Fernández en 2023.
Es evidente que hay diferencias dentro del gobernante FdT acerca del FMI, y la prioridad de Fernández y su ministro Martín Guzmán es explicarle a una porción considerable del oficialismo que el acuerdo que hilvanan es "el mejor posible" y no comprometerá cambios importantes en la economía vigente. Una lástima semejante empeño porque la economía argentina necesita cambios estructurales desde hace décadas.
Resultan tan ridículos Máximo Kirchner, su madre y sus seguidores que creen que hay algo rescatable en la economía vigente, algo que demuestra una insensiblidad social notable ya que parece ni importarles ni dolerles una inflación del 50,9% anual y en aumento, que acumula una cantidad preocupante de consecuencias negativas para los más necesitados de la Argentina.
El gasto
No hay duda alguna que la responsabilidad de la deuda es de la Administración Macri / Cambiemos o Juntos por el Cambio, consecuencia de que se le cerraron los mercados financieros de deuda a causa de la desconfianza hacia un gobierno que ni siquiera tenía un plan económico explicitado y creíble para exhibir a sus acreedores, tal como tampoco lo tiene el actual.
Sin embargo, más grave resulta que en la sociedad argentina, y en especial en el FdT, prevalezca la idea de que
- el gasto público es positivo en sí mismo, y
- es oportuno y necesario ampliarlo;
conceptos que, con otras palabras, también exhibió la Administración Macri, y así fue como terminamos en el FMI, antes y ahora.
Sin embargo, es imprescindible aclarar que:
- No todo gasto público es gasto social.
- No todo gasto público es positivo.
La gran pregunta de todo gasto es quién y cómo se financia. En el caso del gasto público, si se financia o con emisión de deuda pública externa o con emisión de emisión de moneda inflacionaria o con impuestos impagables, ocurren 2 problemas:
- Lo pagan los más necesitados, o sea que todo lo supuestamente 'progresista' termina siendo regresivo.
- Provoca desconfianza entre quienes ejecutan la inversión privada genuina que se precisa para aumentar el empleo.
Es difícil precisar cuándo ocurrió la distorsión intelectual de los argentinos (La Conjura de los Necios), en especial de sus líderes, pero si no sucede una reeducación de su aproximación a la economía, la Argentina se encuentra condenada a situaciones propias de los Estados fallidos.
En este contexto es imprescindible una jubilación anticipada de los liderazgos responsables del fracaso, comenzando por Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri.
La idea de que el gasto público es positivo en sí mismo y que es suficiente para provocar un ciclo virtuoso en la economía se encuentra en una frase del ministro Guzmán al diario Página/12, vocero del FdT que lo interpeló en nombre de los delirantes que preferirían no acordar con el FMI:
"No es ajuste porque el gasto real no cae, sino que por el contrario crece. Es decir, no está el Estado quitando recursos de la economía. Al contrario, el Estado seguirá expandiendo recursos hacia la economía, y al mismo tiempo lo que habrá es una reasignación de recursos del Estado."
Sus entrevistadores, Raúl Dellatorre y Alfredo Zaiat, representan a esos militantes del FdT que reivindican el desacuerdo con el FMI ya que no les parece prioritario reducir el desequilibrio fiscal que conduce a la elevada tasa de inflación sino que dicen que es imprescindible mantener o aumentar el volumen del gasto público y creen que para ello hay margen en la presión tributaria:
"En última instancia, si habrá menos déficit significa que hay algun tipo de restricción. Por la realidad socioeconómica crítica que tiene Argentina, uno puede suponer que si hay más recursos por crecimiento, por mejora de la recaudación, ese dinero se utilice para atender esa realidad crítica."
Dellatorre / Zaiat representan a un conjunto de militantes del FdT que no quieren entender que la 'realidad crítica' de la pobreza en la Argentina es consecuencia directa de la elevada inflación permanente desde los días de Cristina Fernández de Kirchner, siguió con Mauricio Macri y permanece con Alberto Fernández.
Muy necesario
En el colmo de la irracionalidad los Necios dicen que
- La presión tributaria vigente no condiciona la inversión privada.
- La inversión privada no es determinante del ciclo económico.
- La emisión de moneda sin respaldo no es una irresponsabilidad cívica si fuese una necesidad para mantener el gasto público.
En esto es correcta la apreciación del ministro Guzmán:
Sin embargo, ahí aparecen con elocuencia
- las diferencias dentro del oficialismo, y
- la incongruencia en los reclamos de muchos de JxC.
Si la Argentina tuviese una política económica correcta -que no fue la de JxC, dicho sea de paso-, no haría falta que el FMI indique el camino con sus 3 criterios de desempeño:
- resultado fiscal,
- reservas internacionales y
- emision monetaria.
En verdad, cada debate presupuestario anual debería resultar la revisión de los criterios de desempeño pero la democracia representativa vigente no utiliza los beneficios del sistema.
A causa de que la sociedad argentina no se autorregula a través de la responsabilidad de sus líderes institucionales, suceden las emergencias. Entonces irrumpe el prestamista de última instancia, que es el FMI y que impone sus condiciones, tal como todo acreedor. En este caso, en 2 años y medio, 10 revisiones trimestrales previas a 10 desembolsos para pagar el stand-by de Macri.
El último desembolso sería en 2024, que se terminaría de pagar en 2034: 1 década para pagar significa refinanciar, concepto que no está previsto en la metodología del FMI y hubo que buscar una reinterpretación que aún deberá aprobar la Junta de Gobernadores.
Ahora bien,
- ¿por qué Néstor Kirchner / Roberto Lavagna pudieron tener superávit fiscal pero para CFK y sus sucesores es convencional tener déficit fiscal?
- ¿Fue por el milagro de la cotización excepcional de la soja?
- ¿Fue consecuencia del robo a los depositantes en dólares estadounidenses que ejecutó Eduardo Duhalde con su pesificación asimétrica?
En todo caso, ¿cómo recuperarlo? Este es un debate que reclama la sociedad argentina y de su respuesta depende el futuro.
En una sociedad en la que se encuentran tergiversados conceptos tales como 'disciplina', 'austeridad' y 'equilibrio', hay motivos para seguir siendo pesimistas aún cuando haya un endeble preacuerdo con el FMI, anuncio hasta ahora más de marketing político que de realidad macroeconómica.
Para provocar expectativas favorables capaces de volcar a la economía cotidiana una parte de los miles de millones de dólares que atesoran los argentinos que consiguen huir de la trampa de los gobernantes con sus pesos devaluados, es necesario modificar la semántica utilizada en el debate político cotidiano, repleta de clichés, de esterotipos, de mitos y falsedades sobre la que se ha construido esta Argentina incapaz de brindar oportunidades y que expulsa al éxodo a miles de sus jóvenes más emprendedores.