El caso de Axel Rudakubana, el joven de 18 años, de origen ruandés, conocido por una matanza despiadada contra tres niñas en Southport reveló no sólo fallas en el sistema estatal de prevención del extremismo, sino también un oscuro patrón de encubrimientos de terroristas y abusadores en Reino Unido.
CASO DE AXEL RUDAKUBANA
De terroristas a abusadores: El oscuro patrón de encubrimientos en UK
El caso del asesino de niñas de Southport, Axel Rudakubana, reveló fallas en programas antiterroristas y un siniestro patrón de encubrimientos en Reino Unido.
El lunes (20/01) Axel Rudakubana se declaró culpable del asesinato de tres niñas en una clase de baile con temática de Taylor Swift en julio en la localidad balneario en la zona metropolitana del Borough de Sefton en Merseysid.
Rudakubana acuchilló a Bebe King, de 6 años; Elsie Dot Stancombe, de 7, y Alice da Silva Aguiar, de 9; e intentó asesinar a otros ocho menores y dos adultos.
Tras la confesión del asesino, se supo que Rudakubana tenía un manual de entrenamiento de Al-Qaeda, aunque aún no hay pruebas de su pertenencia a una única ideología política o religiosa y se dedicaba a la producción de ricina, una potente y peligrosa toxina en el Reino Unido.
También que había sido remitido al programa antirradicalización del gobierno, Prevent, en tres ocasiones entre diciembre de 2019 y abril de 2021, cuando tenía 13 y 14 años. La primera vez que lo remitieron a Prevent fue cuando tenía apenas 13 años, después de que, al parecer, viera material relacionado con tiroteos en escuelas de Estados Unidos, según Daily Mail.
También había estado en contacto con la policía, los tribunales, los servicios sociales y los servicios de salud mental en los años anteriores al ataque.
Las fallas del programa de anti radicalización han profundizado el debate en UK sobre la eficacia de las políticas de seguridad y transparencia gubernamental y la compatibilidad entre valores islámicos y occidentales.
¿Se tapó la verdad?
El primer ministro británico, Keir Starmer, admitió haber retenido cierta información sobre los vínculos extremistas del asesino de Southport, pero afirmó que no hubo "encubrimiento" alguno en una conferencia de prensa de emergencia en la que condenó las "fallas" antiterroristas que permitieron la masacre infantil.
Confirmó que conocía los detalles "cuando iban surgiendo", pero no podía arriesgarse a que la divulgación prematura comprometiera los procesos legales del caso y que el "vil" perpetrador saliera impune.
"Por eso la ley de este país nos prohibió a mí o a cualquier otra persona revelar detalles antes. No me perdonarían si lo hiciera. No fue mi decisión personal retener esta información, como tampoco fue una decisión personal de un periodista no imprimir o escribir sobre ella".
Luego anunció una investigación completa sobre las fallas estatales anti extremistas y ele estudio sobre la posibilidad cambiar las leyes antiterroristas.
"El terrorismo ha cambiado" en este país. Dijo que Gran Bretaña solía enfrentarse a amenazas predominantemente de grupos organizados "con claras intenciones políticas" como Al Qaeda, pero que ahora vemos "solitarios, inadaptados, jóvenes en sus dormitorios" que acceden a material en línea "desesperados por conseguir notoriedad", según informó The Mirror.
Los cargos relacionados con la posesión de ricina y el manual de entrenamiento de Al Qaeda no se hicieron públicos hasta tres meses después de la detención del adolescente.
El líder del partido Reform UK, Nigel Farage, insistió en que "había tenido razón todo el tiempo" cuando afirmó en el verano que se había ocultado información al público.
Incluso el ministro del Interior en la sombra, Chris Philp dijo: “necesitamos saber quién en el Gobierno sabía qué y cuándo, así como por qué las autoridades pueden haber ocultado alguna información al público".
Patrón de encubrimiento
Parece que ocultaron información sobre el perpetrador, posiblemente por consejo de la CPS (El Servicio de Fiscalía de la Corona). ¿Verdaderamente la revelación de la información habría comprometido el caso?
Lo cierto es que los detalles velados sobre la identidad y motivaciones del asesino dejó un vacío luego colmado por especulaciones que propiciaron disturbios simultáneos y masivos de la extrema derecha en varios puntos de toda Gran Bretaña para atacar centros de inmigración. Extremistas salieron armados con bombas molotov y otras herramientas caseras.
El gobierno laborista se vio obligado a desplegar una de las mayores operaciones policiales desde la Segunda Guerra Mundial Si bien al principio se desmintió que el sospechoso, Axel Rudakubana, fuera un solicitante de asilo musulmán, preocupó su falta de adaptación al país. Los padres de Rudakubana, Alphonse y Laetitia Muzayire, de 52 años, estaban entre los millones de jóvenes ruandeses que huyeron del país tras verlo dividido por líneas étnicas.
Multitudes furiosas atacaron mezquitas y firmas de abogados, incendiaron hoteles y autos y, algunas armadas, insultaron y arremetieron contra las fuerzas del orden y vandalizaron residencias y propiedades de otros ciudadanos.
Sin embargo, este caso de encubrimiento y fallas de seguridad estatales no es aislado. Semanas atrás, Elon Musk destapó en X el escándalo de abusos sexuales a menores en Reino Unido encubiertos entre 1997 y 2013, la mayoría a manos de inmigrantes.
Tal como contó Urgente24, la impotencia, la angustia y furia de muchos británicos es que jamás se ha efectuado una investigación completa sobre las trágicas violaciones infantiles, y, lo que es peor, es que muchas fueron encubiertas por una administración que temía ser cancelada por racismo. En total, se calcula que hay 250.000 víctimas entre menores y mujeres violadas a manos de inmigrantes, nacionalizados y nacidos en el país.
Entre los sucesos más aciagos destacan los acaecidos entre 2005 y 2008, cientos de adolescentes de clases bajas de Rochdale, una ciudad situada al noroeste de Inglaterra, sufrieron abusos sexuales de todo tipo a manos de una mafia pakistaní que actuaba por todo el área del Gran Mánchester y la Inglaterra rural.
Según la derecha, estas actuaciones delictivas eran ampliamente conocidas por la Policía y los servicios sociales, que decidieron no actuar ni alzar la voz ante el miedo de ser tildados de racistas. Una investigación en Telford descubrió que hasta 1.000 niñas habían sido abusadas durante 40 años y que algunos casos no habían sido investigados debido al "nerviosismo por la raza".
Estos casos ahondan la creciente desconfianza de la ciudadanía en las instituciones. Al tratar de sostener una imagen inclusiva, el gobierno ha ignorado o subestimados señales evidentes de radicalización, a costa de la seguridad de sus propios ciudadanos.
Con todo, un amplio sector de la sociedad británica cree que estos escándalo comenzaron con la importación de cientos de miles de personas de culturas extranjeras, que poseen actitudes medievales hacia las mujeres, un debate ineludible en toda Europa ante crecientes atentados islamitas tras los flujos migratorios descontrolados. De ahí se explica el ascenso y la popularidad de la extrema derecha en UK y todo el mundo. Muchos temen que la situación crítica desate una guerra civil alimentada por el choque de tradiciones islámicas y valores occidentales.
Curiosamente una de las primeras medidas de Keir Starmer fue acabar completamente con el Plan Ruanda (política de externalización a un tercer país “seguro”) limitándose a frenar a las bandas de tráfico de personas y reforzar la seguridad fronteriza. Nunca se pudo enviar a nadie al país porque el plan fue en varias ocasiones impugnado por los tribunales que tildaban el programa de “inhumano, cruel y costoso”.
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