Apenas unas horas antes de que la CGT confirmara el 3er paro nacional en contra del gobierno de Javier Milei en la Casa Rosada ya hacían trascender que iban a activar canales de conversación con el sector más dialoguista de la central gremial tendientes a morigerar el impacto de la huelga prevista para el próximo 10/04. "El pasado que nadie quiere anunció un paro que tampoco nadie quiere", tuiteó el vocero Manuel Adorni sentando la posición pública del Ejecutivo sobre el anuncio que se acababa de hacer. En un punto, a la Casa Rosada le sirve que el desprestigiado sindicalismo argentino -un ejemplo clásico de “la casta”- lidere la protesta en su contra. Pero, por otro lado, tampoco quiere arriesgarse a que la escena repetida le genere un costo político.
En principio, los negociadores oficiales -señalan al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y al secretario de Trabajo, Julio Cordero- tratarán de conseguir de sus interlocutores -se nombra principalmente a Héctor Daer (Sanidad) y Gerardo Martínez (UOCRA)- que no se corte el transporte público durante la jornada de protesta. Específicamente los colectivos. Se intentaría evitar, por un lado, la imagen de una Ciudad desierta; por el otro, que el malhumor de la gente que quiera ir a trabajar y se vea impedida se traslade al Gobierno. El Ejecutivo cuenta con una ventaja: la UTA, el sindicato de los colectiveros, no confirmó aún su adhesión al paro del 10/04. Tiene, de todas formas, un problema en un plazo menor: la organización que lidera Roberto Fernández amenaza con su propia huelga este 28/03 si es que en la audiencia de 2 días antes no se alcanza un acuerdo salarial con la patronal.
Síntomas
La reacción inmediata a la confirmación del paro para tratar de amortiguarlo podría ser síntoma de un estado de preocupación en el Gobierno sobre cuál es el margen que tiene el Presidente dentro de la consideración pública. No parece casual que esa reacción y otras en similar sentido coincidan con un deterioro de la imagen tanto de la gestión como la del propio jefe de Estado, según mostraron encuestas cuantitativas durante marzo.
Algunos ejemplos:
- La consultora Delfos registró una caída de nada menos que 17 puntos (50% en febrero vs. 33% en marzo) de la imagen positiva de la gestión, mientras que la negativa se disparó 12 puntos, hasta el 55%.
- Pulso Research registró una disminución de 5,7 puntos porcentuales en la aprobación de la gestión, hasta el 45,9%, y por primera vez desde octubre la percepción negativa supera a la positiva. Lo mismo ocurrió en términos personales, donde la imagen de Milei perdió 5,1 puntos este mes, hasta el 46,4%, el peor registro de las últimas 7 mediciones de la firma de Juan Adaro.
- Synopsis mostró una profundización del deterioro de Milei, con una suba de 5,2 puntos de la imagen negativa (que en esta serie histórica permanece por encima de la positiva desde mayo), hasta el 57,5%, y una disminución de la aprobación de 4,8 puntos, hasta el 38,4%, el nivel más bajo desde octubre. En cuanto a la gestión, la consultora de Lucas Romero mostró que la desaprobación creció 3,5 puntos, hasta el 54%, mientras que la percepción positiva disminuyó 4,1 puntos, hasta el 40,3%.
Los motivos de este desajuste son variados y van, explican los analistas, desde el discurso del Presidente en el Foro Económico de Davos, en el que vinculó directamente a la homosexualidad con la pedofilia, el escándalo de la estafa con el token $LIBRA que lo involucró directamente, la demora en visitar Bahía Blanca después del trágico y la designación por decreto de 2 jueces en la Corte Suprema. El caso de la criptoestafa habría tenido especial incidencia en este desgaste de la popularidad de Milei. No sólo eso: llevó a la “corrupción” a convertirse en un tema de relevancia para la opinión pública. En la encuesta de Synopsis ocupa el primer puesto en términos de preocupación ciudadana con el 30%, seguido de la inseguridad y el desempleo. “Corrupción creció y está en primer lugar”, confirma Shila Vilker, de Trespuntozero, quien advirtió en LN+ sobre si este tema no terminará convirtiéndose en un “búmeran” para el Presidente, que celebró que a Cristina Kirchner el gobierno de Donald Trump le prohibiera la entrada a USA por sus causas judiciales, pero ahora se encuentra con que “le entró”, en términos de imagen, la sospecha de estar vinculado con una estafa.
El retroceso en las encuestas explicaría otros movimientos del Presidente, como la suspensión de un viaje a España donde iba a recibir otro irrelevante premio por parte de una institución libertaria. El escándalo $LIBRA, por otra parte, lo obligó a medir sus intervenciones en las redes sociales, allí donde primero estalló el escándalo. Son reconocimientos tácitos de que se achicó el margen de maniobra frente a una opinión pública que exhibiría una menor tolerancia con el líder de LLA.
FMI
En este contexto aparecen sobresaltos en el costado económico. Volvió la presión cambiaria ante la falta de detalles sobre el acuerdo con el FMI, que Milei anticipó el 01/03 ante la Asamblea Legislativa. La Cámara de Diputados blindó con su aprobación el DNU que autoriza el próximo programa, pero desde el organismo no confirman ni desmienten nada. La principal duda es cuál será el esquema cambiario. Ganan espacio las especulaciones sobre una flotación con “bandas”, es decir, pisos y techos que una vez atravesados facultan al Banco Central a intervenir para sostener un precio determinado del dólar. La incertidumbre alrededor de ese supuesto disparó el desarme del carry trade (pesos) en busca de cobertura (dólares), lo que obligó al BCRA a desprenderse de casi US$500 millones el viernes 14/03. Para llevar alguna certeza que frene esa sangría fue que el ministro de Economía, Luis Caputo, dio una entrevista. Pero sólo agudizó la volatilidad cuando, a contramano de lo que venía haciendo en cada intervención, abrió la posibilidad de un cambio en la regla cambiaria, en reemplazo del crawling peg. Como resultado se disparó el Riesgo País, los dólares financieros bordearon los $1.300 y para el viernes último el Banco Central había vendido US$1.200 millones en las últimas 6 ruedas para abastecer la demanda.
En ese marco, Milei se apresuró a ponerle fecha a la firma del acuerdo. “Mitad de abril”, prometió el jueves a la agencia Bloomberg, mismo medio que un día después publicó la versión sobre unos US$20 mil millones que se discutirán en una reunión informal de las partes la semana que viene. No se detalló si el monto incluye los vencimientos con el mismo organismo o si se trata de fondos frescos. Los analistas se inclinan por lo primero, lo que dejaría unos US$6 mil millones de recursos disponibles. En la City estiman que con un monto como ese el mercado se mantendrá expectante, atento a la evolución de la situación. No habrá euforia, dicen. También tendrán en cuenta cómo será la distribución de esos recursos. El periodista Maximiliano Montenegro contó en su canal de streaming cuál sería el plan de Milei según cómo se hagan los desembolsos: si llega una suma “importante”, se abriría instantáneamente el cepo cambiario, ya que se contaría con los dólares para enfrentar la corrida; si, por el contrario, los fondos frescos se distribuyen en cantidades menores, seguiría el crawling peg hasta que se ajusten las variables.
Una de esas variables es la convergencia de la inflación con el ritmo de devaluación administrada. Milei ordenó reducir el crawling al 1% mensual para apuntalar la desinflación, el principal activo que el Gobierno mostrará en la campaña. Sin embargo, su efecto se vio neutralizado en febrero, que mostró un IPC al alza. Lo mismo ocurriría en marzo, con algunas señales alarmantes. La consultora LCG relevó que los precios de los alimentos subieron un 2,4% en la 3ra semana del mes. En febrero esa había sido la cifra de inflación total.
Armado electoral
El deterioro de la imagen presidencial lleva a LLA a apurar su armado electoral. En esa clave se lee la reunión que Javier y Karina Milei tuvieron en la Casa Rosada con Cristian Ritondo y Diego Santilli, del PRO, donde se habló de la posibilidad de un acuerdo en la provincia de Buenos Aires. Mauricio Macri le dio su bendición a la posibilidad de una alianza sólo después de que había quedado claro que esos dirigentes fueron a la Casa Rosada a negociar en nombre propio y no en el del partido amarillo. Un acuerdo de cúpulas parece más difícil. No ocurrirá en la Ciudad de Buenos Aires, donde el macrismo y LLA se anotaron en frentes que competirán entre sí el próximo 18/05. Será una competencia que se convertirá en decisiva para la supervivencia del PRO, que a la sangría de votos que sufre por parte de los libertarios podría sumarle otra de la mano de Horacio Rodríguez Larreta, quien se anotó con su propia coalición.
Del otro lado de la avenida General Paz también entra en etapa de definición si Axel Kicillof desacoplará las elecciones locales de las nacionales, a contramano del deseo de Cristina Kirchner. Esta semana se votaría la eliminación de las PASO a nivel provincial. El gobernador, por una cuestión formal, las convocó para el 13/07. Pero si se derogan, la elección general podría adelantarse a algún momento de agosto. El sector que responde a Kicillof intentó apurar el trámite en una fallida sesión el jueves en la Legislatura. Quedó en offside: ningún otro sector de Unión por la Patria bajó al recinto a dar quorum, por lo que se generó una virtual ruptura del bloque.
La autoridad de Cristina Kirchner quedó desafiada. No solo por Kicillof, sino también por los 4 senadores que crearon un subloque dentro de la bancada peronista en la Cámara Alta. Ese conjunto tiene terminales en los gobernadores Ricardo Quintela, de La Rioja, enemistado con CFK desde que pidió competirle en la interna por la conducción del PJ, y el catamarqueño Raúl Jalil, uno de los más cercanos a la Casa Rosada y quien hizo ausentar a sus diputados para no obstaculizar la aprobación del DNU que autoriza el acuerdo con el FMI. Jalil estuvo esta semana en la Casa Rosada con Guillermo Francos y Luis Caputo en una reunión de la que participaron Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Gustavo Sáenz (Salta), otros gobernadores peronistas que prestaron los votos de sus legisladores para blindar el DNU. Esos aliados mostraron un orden del que no puede jactarse el bloque oficialista, que viene tiñendo de escándalos las últimas sesiones de la Cámara de Diputados.
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