ALEMANIA

Falta 1 año y la ultraderecha ya superó a Merkel en su propio vecindario

El domingo 05/09, los habitantes del estado alemán de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, enviaron un mensaje alarmante al establishment político alemán. El partido Alternativa para Alemania (AfD, según sus siglas en alemán) superó al partido Unión Cristianodemócrata, el de la canciller Ángela Merkel, por primera vez en la historia en una elección de Alemania. Y lo hizo nada más ni nada menos que en las parlamentarias del estado/provincia/región donde Merkel tiene su propio distrito electoral en las generales, que se celebrarán en 1 año y, para darle aún mayor peso simbólico al suceso, cuando se cumple exactamente 1 año de que Merkel tomara la decisión histórica que torció su destino y el de Europa: el de abrir las puertas de Alemania a los refugiados sirios. El AfD, que ya está presente en 9 de los 16 parlamentos regionales, reclama no acoger ni a un solo refugiado más en Alemania. Desde una perspectiva histórico-política a nivel nacional, el estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, con su escasa población de 1,6 millones de personas, tiene poco peso y escaso significado, explicó Sebastian Fischer en la revista alemana Die Spiegel. Pero esta vez, la situación dio un giro rotundo. Para Fischer, la votación funcionó esencialmente como un referéndum sobre la canciller Ángela Merkel y sus políticas, lo que le confiere otro significado. La ultraderecha, beneficiada por votos procedentes de todo el arco parlamentario, desde los poscomunistas hasta los neonazis, revolucionó el patio trasero de la casa de Merkel. Por primera vez, el partido anti-Merkel le ganó al partido de Merkel. Y en su propia casa.

"El partido de la canciller Angela Merkel, la Unión Cristiano Demócrata (CDU), quedó relegado a la 3ra. posición, con un 19%. Fue la primera vez que AfD adelantaba a la CDU en unos comicios. El impacto que causó ese resultado lo ilustraba la portada del diario Bild, el periódico más leído de Alemania. En su titular principal se leía “Schreck-Pomm”, un término que mezclaba las palabras alemanas Schreck (“susto”) y MeckPomm, la popular abreviatura germana de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. (...) AfD participaba el domingo en sus primeras elecciones en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. (...) Surgida en 2013 con una agenda inicialmente euroescéptica, AfD se ha consolidado en la escena política alemana a raíz de la crisis de los refugiados. Su vehemente oposición a la política migratoria del Gobierno de Merkel la llevó el pasado mes de marzo a obtener unos sorprendentes resultados en las elecciones regionales de Renania-Palatinado (oeste), Baden-Wurtemberg (suroeste) y en Sajonia-Anhalt (centro-este). En los comicios de Baden-Wurtemberg, AfD cosechó un 15,1% y en los de Renania-Palatinado un 12,6%. En Sajonia-Anhalt también logró erigirse como segunda fuerza política. Allí apoyaron a AfD casi 1 de cada 4 electores. Sólo la CDU lo hizo mejor (29,8%). El SPD se quedó en un 10,6%, por detrás de la formación izquierdista Die Linke. (...)".
Salvador Martínez, desde Berlín (Alemania)
para la web El Español (Madrid, España).

 

Los resultados de Mecklemburgo-Pomerania Occidental dan buena cuenta que el contexto político abierto por la crisis de los refugiados y la inseguridad generada por los ataques ocurridos en Baviera -entre los que se cuentan 2 atentados reivindicados por el Estado Islámico en los que resultaron heridas 19 personas- favorece a AfD (Alternativa para Alemania).

“Sin cambios en el Gobierno, y si todo sigue como ahora, seguro que AfD también estará representado en el Bundestag tras las elecciones generales de 2017, ya sea con un 6% o con un 15%”, previene Carsten Koschmieder, politólogo de la Universidad Libre de Berlín.

Para él, “no hay duda de que AfD también logrará representación en el parlamento de la ciudad-estado de Berlín”, que celebra elecciones el próximo 18/09.

En caso de que entrara en el parlamento berlinés, AfD estaría presente en 10 de las 16 cámaras de representación de los Länder alemanes. Esta posibilidad no sorprende en la calle. A Constanza, una empresaria jubilada y usuaria de la línea 6 del metro de Berlín que espera en los andenes de la parada de Platz der Luftbrücke, considera “posible que la extrema derecha se haga fuerte en todo el país”.

AfD: “El principio del fin de la cancillería de Merkel

La elección del domingo aumenta la temperatura de la política federal mientras Alemania se prepara para elegir el próximo Bundestag (Parlamento) el año que viene. El partido AfD, que nació en 2013 como reacción a los rescates de la eurozona y cobró fuerza por su postura anti-refugiados el año pasado, sacó el 21,9% de los votos, por debajo de los Socialdemócratas, con el 30,2%, pero ganándole a los Democratacristianos de Ángela Merkel, que sacó el 19%.

Las encuestas le otorgan al partido una intención de voto del 11% para las elecciones de 2017, lo que lo ubicaría como la 3ra. o la 4ta. fuerza a nivel nacional. “Quizás hoy es el principio del fin de la cancillería de Angela Merkel”, dijo Leif-Erik Holm, el máximo candidato del partido en Mecklenburgo tras la victoria del domingo.

Según el semanario británico The Economist, “ya no hay dudas de que el AfD, a solo 4 años de su fundación, entrará al Parlamento federal. Lo que es actualmente un sistema de 4 partidos a nivel nacional, probablemente se convertirá en una cámara de 6 partidos si el Partido Democrático Libre (liberales) también consigue entrar, como las encuestas sugieren que lo hará. La fragmentación complica la matemática de la coalición para los partidos de centro. Los Democratacristianos de Merkel, en particular, estarán bajo la presión constante del AfD, una de las razones por las que Merkel sigue evadiendo responder si continuará durante otro mandato o no.”

Los resultados de Mecklenburgo sugieren que el AfD avanzó principalmente entre los obreros, que desertaron a los socialdemócratas por 11 puntos y al partido La Izquierda por 8 puntos. Ciertamente, La Izquierda ha sido reemplazada como hogar preferido de los orientales frustrados por sus nuevos rivales en la punta opuesta del espectro político. Quizás la única buena noticia para los partidos mainstream y para los votantes moderados fue que el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), un partido neo-nazi que había estado representado en la asamblea de Mecklenburgo, quedó afuera. Dejará de jugar un rol principal en la política alemana. Pero muchos de sus seguidores simplemente han virado hacia el AfD.

Las emociones triunfaron sobre la razón

Lo más preocupante, según Fischer, es que la votación descartó 2 teorías explicativas del ascenso de la derecha, y por lo tanto tachó posibles soluciones:

> El triunfo del AfD en las parlamentarias del estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental echó por la borda la teoría de que el avance de la derecha tiene que ver con la economía. El estado, que ha sido estructuralmente débil desde la unificación de Alemania en 1990, tiene ciudades en pleno crecimiento, con avances en infraestructura y el turismo floreciendo.

> Pero además, tampoco es necesario que la inmigración sea un problema real en un lugar para que la ultraderecha prospere construyendo su plataforma en torno a este tema, basta solamente con ahondar en el imaginario de la gente para capitalizarlo. Mecklemburgo-Pomerania Occidental demostró que un partido puede hacer campaña aprovechando el miedo a los refugiados en un estado al que muy pocos extranjeros llaman hogar.

“En resumen, las emociones parecen haber triunfado sobre la razón”, explica Fischer.

The Economist brinda una teoría interesante para explicar por qué el miedo a los refugiados puede haber sido un catalizador en esta elección, a pesar de tratarse de un estado al que llegan muy pocos de ellos. Ángela Merkel perdió el apoyo de muchos alemanes al abrir las puertas del país, pero especialmente perdió votantes en la parte este del país –el área que estuvo bajo ocupación soviética entre 1949 y 1990, cuando Alemania estaba dividida-, algo sorpresivo dado que allí la llegada de extranjeros es escasa.

Sucede que los habitantes de esa zona del país –los que crecieron del otro lado del muro-, vienen sintiéndose como ciudadanos de segunda desde la reunificación de Alemania, por lo que la idea de una llegada masiva de extranjeros resulta particularmente amenazante para ellos, ya que temen, consciente o inconscientemente, sentirse extranjeros en su propia tierra. Como resultado de su política liberal en materia de inmigración, Merkel terminó ayudando al AfD durante la campaña, advierte The Economist. ´

Aniversario de una decisión determinante

En septiembre de 2015, Merkel tomó la decisión que cambió el destino de Europa: abrió las puertas de Alemania a una corriente de refugiados. La ventana temporal en que la decisión histórica tuvo lugar puede reducirse a 14 días.

Todo comenzó el 31/08/2015, día en que los primeros trenes llegaron a Múnich desde Hungría, recibidos con aplausos por la gente que estaba a los costados de las vías. Luego vino el fin de semana del 04/09/2015 al 06/09/2015, cuando los próximos trenes fueron habilitados a ingresar a Alemania, está vez con la bendición de los políticos en el más alto nivel del Gobierno.

Y, finalmente llegó el 13/09/2015, cuando el Gobierno alemán decidió no cerrar la frontera con Austria para impedir que miles entraran a Alemania. A pesar de que los controles fronterizos estaban en su lugar, los buscadores de asilo no fueron rechazados, enviando una señal clara de que Alemania se mantendría abierta para los refugiados.

Pero los ataques cometidos por refugiados en julio de este año, cambiaron la perspectiva de gran parte de la opinión pública. Die Spiegel dice que transformaron a Ángela Merkel de “madre Teresa del año” a política realista. Aún sigue repitiendo la frase “Podemos hacerlo”, la misma que dijo en 2015 cuando autorizó la entrada de miles de refugiados de Budapest, pero ahora esa voluntad está matizada por las restricciones prácticas y las complicaciones que evidentemente han de surgir al tratar de integrar a miles de personas con una cultura radicalmente distinta a la de los locales.

La magia y la promesa han desaparecido, explica Die Spiegel. “Todo lo que queda es la comprensión de que la promesa no podía ser mantenida –al menos no con la pureza que hace que esas grandes promesas sean tan irresistibles”, explica la revista alemana. “Ahora la frase está adjetivada con palabras como ‘quizás’, ‘de alguna manera’, ‘después’ y ‘ojalá’. Otra frase que se escucha más a menudo es Lügenkanzlerin, o canciller de las mentiras. Merkel está también en peligro de perder la mayoría fehaciente que ha tenido desde hace años.”

Deutsche Welle: “No lo lograremos”

El redactor jefe del portal de la Deutsche Welle, Alexander Kudascheff, escribió en ocasión del aniversario de la fecha en que Merkel decidió dejar entrar a los refugiados, una columna de opinión en ese medio. En ella que argumenta por qué para él, contra la voluntad de Merkel, Alemania “no va a lograrlo”.

“No lo lograremos, porque no sabemos qué es lo que queremos lograr. ¿Queremos solo preocuparnos de los refugiados o además integrarlos?”, se pregunta Kudascheff. “Porque no sabemos cuándo podremos decir ‘lo logramos’. Después de más de 25 años de reunificación, muchos alemanes dicen que aún no estamos realmente unidos. Porque entendemos el desafío solo como algo técnico en vez de cultural, esto es, deberíamos aprender a aceptar la diferencia. En lugar de eso, creemos que los refugiados solucionarán nuestro problema demográfico.”

Kudascheff prosigue enumerando otras razones por las cuales la integración de los inmigrantes a la tierra alemana es difícil de imaginar. Entre ellas están que su cultura es en promedio mucho más conservadora y religiosa que la sociedad moderna alemana, y que los alemanes ni siquiera imaginan los esfuerzos necesarios para hacer que ellos se sientan en casa. “Porque no somos un país de inmigrantes, es decir, no enfrentamos de forma racional, sino de forma emocional, a las personas que vienen hasta acá. Y porque nosotros no escogemos a los inmigrantes, sino solo los aceptamos”, aduce Kudascheff. “Porque tenemos una relación resquebrajada con nuestra propia nación y por ello no tenemos una imagen positiva de nosotros mismos. Dicho de otra forma: no tenemos una cultura rectora, porque tenemos una patria desgarrada.”

Es interesante leer el argumento del redactor jefe de Deutsche Welle a la luz de los resultados en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, perteneciente a lo que solía ser la Alemania oriental, la del otro lado del muro. En esa zona del país, la gente todavía hoy no se siente del todo parte de Alemania y quizás por eso, a pesar de ser la zona a la que menos migrantes llegan, teme aún más que otras regiones que llegue gente nueva. Temen quedar así desplazados y pasar de ser ciudadanos de segunda –como sienten hoy que son- a ciudadanos de tercera en su propia nación, por detrás inclusive de los recién llegados.