AL TRASTE CON LA NORMATIVA VIGENTE EN LA FORMACIÓN DE NAVEGANTES
El Costa Concordia arrasa con los marinos
Increíble el raid mediático de "peritos navales" empeñados en justificar al capitán del buque Costa Concordia, Francesco Schettino, en un absurdo que, oculto en el "espíritu de cuerpo", solo trataba de salvar el negocio de los cruceros de placer... a cualquier precio. Pero es menester realizar algunas precisiones.
17 de enero de 2012 - 00:00
por J.S.D.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). El mar, por lo general, le queda lejos al hombre. Muchas veces poblaciones que geográficamente viven a orillas de costas fluviales o marítimas, no están demasiado atentas a lo que sucede a partir de unos metros después de la orilla. Tal el caso de Buenos Aires, ciudad que parece haber descubierto el Río de la Plata a partir de la construcción del barrio en Puerto Madero, y que pocos años antes se ocupó de rellenar buena parte del mismo transformándolo en un "baldío ecológico".
Pero, más allá de estas cuestiones, lo cierto es que la industria naviera, naval y marítima mueve miles de millones de dólares al año, emplea a casi 1 millon y medio de marinos y posibilita no solo los viajes de placer, sino que, primordialmente, satisface las necesidades de transporte de casi el 80% del comercio mundial.
Desde hace 55 años, la ONU tiene un organismo que le depende, llamado Organización Marítima Internacional (OMI), que se ocupa de atender todas las cuestiones relativas a la navegación no militar
Con el correr del tiempo, los países fueron sumándose a sus órganos de administración, a sus comisiones de trabajo y ratificando los convenios internacionales que el organismo propuso.
"Una navegación cada día mas segura en mares cada vez mas limpios" es el lema constante de la OMI, que cada año inicia sus tareas con un sublema distinto sobre el que girará su actividad anual.
Desde 1995 a la fecha, la OMI ha hecho incapié en la imperiosa necesidad de poner el ojo en la formación y capacitación del personal de la marina mercante.
La promulgación y aceptación por parte del plenario de países miembros del código STCW sobre Formación Titulación y Guardia de la gente de mar (con sus reformas periódicas hasta la última en 2010) pretendió ser la panacea para cumplir aquella premisa fundacional de la entidad.
Resulta ser así que la formación inicial que cada futuro Oficial o Tripulante de una embarcación mercante, se han agregado exigencias de capacitación de lo mas variado. Algunas surgen como necesarias por los propios riesgos a bordo de un buque como por ejemplo "Lucha contra incendios", y otros se fueron agregando en virtud a sucesos que hasta se relacionan con los atentados a las Torres Gemelas, y que obviamente tienen que ver con condiciones de seguridad policial a bordo.
En el medio, encontramos temas tales como control de multitudes, primeros auxilios, prevención de la contaminación, etc.
Todo ello parece hoy estar en tela de juicio.
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Más allá de la absoluta irresponsabilidad del capitán del buque -a la que, curiosamente, algunos profesionales argentinos trataron de cubrir de un "manto de duda o de piedad"- quedó demostrado que las tripulaciones de estos monstruos del mar no están del todo preparadas para la atención de emergencias de este tipo.
Es cierto que podría haber sido una catástrofe mucho más grave, pero no es menos cierto que, por el relato de los sobrevivientes, la mayoría de ellos no hablaba el idioma de los pasajeros.
La constante búsqueda de las empresas navieras de minimizar costos a expensas de conseguir "tripulaciones baratas" ha traido como consecuencia que las mismas se integren con hombres que se encuentran muy por debajo de las condiciones ideales de formación, aunque cumplan los estandares mínimos exigibles.
En nuestro pais
La formación de los marinos mercantes argentinos, tradicionalmente ha sido reconocida como muy buena. Al margen de ello en los últimos años parece no escapar de la degradación del sistema educativo nacional, fundamentalmente por el bajo nivel de estudios con el que llegan los aspirantes a los institutos de formación y por otro por haberse "civilizado" el régimen de formación de oficiales el que tradicionalmente era severo pero efectivo.
Actualmente, en momentos en que disciplina se confunde con militarismo (una teoría "nacional y popular" en la que confluyen Ernesto Laclau, Eugenio Raúl Zaffaroni, Hebe de Bonafini, Juan Pablo Feinmann y Cristina Fernández, obviamente), debieron abandonarse ciertas normas de formación que apuntaban a crear en los futuros oficiales un arraigado sentimiento de responsabilidad.
Asimismo, los malos salarios que perciben los encargados de la formación de los mismos en comparación con los tentadores salarios a bordo de los buques, han determinado que hoy día, nuestra principal escuela de formación prácticamente no tenga ningún oficial con experiencia a bordo un tiempo suficiente como para conseguir trasmitir a las nuevas generaciones de marinos conocimientos fundamentales.
Como sea y como síntesis, sería deseable que hoy mismo el Consejo Consultivo de la Organización Marítima Internacional sea convocado para evaluar "qué hacemos", sin caer en la tonta conclusión que, por ahora, la estadística indica que la mayoría de los buques no se hunden.