Mujer con asombrosa capacidad de convocatoria, Gilda, voz y cuasi profetiza de sus congéneres, nació el 11/10/1961 en el barrio porteño de Villa Devoto. Ella era Miriam Alejandra Bianchi. El show business no estaba entre las opciones. Es la efeméride de hoy.
07/09 - MIRIAM ALEJANDRA BIANCHI
25 años de Gilda, entre el Cielo y la Tierra, crece el Mito
Miriam Alejandra Bianchi, Gilda, voz líder en la cumbia, rol monopolizado por los hombres; profeta de su póstumo destino, recibe la veneración de sus fieles.
Nacida en una familia típica de los años '60, trabajadores con prejuicios aprehendidos de la ortodoxia de la época, inició conforme a su vocación las carreras de Maestra Jardinera y Profesorado de Educación Física.
Aquel horizonte que su sueño había trazado entre niños, juegos y entrega a la docencia, debió ser interrumpido en 1977 merced al fallecimiento de su padre, así que con sólo 16 años, debió hacerse cargo del hogar.
Años más tarde contrajo matrimonio, tuvo 2 hijos, y guardó para sí aquel sueño de delantal, crayones y destreza física, así como su pasión por la música.
Miriam, nombre hebreo luego castellanizado como María –por su anagrama- significa “amada por Dios”. Él, en su presciencia, acaso haya inspirado a sus padres a bautizarla con un nombre cantábile, onomatopéyico, que trasunta alegría. (Les invito a pronunciarlo).
El diario y su conversión
La historia dio un vuelco inimaginado a su vida, el día en que leyó un aviso en el periódico, en el que pedían vocalistas para un grupo musical. Su voz y su carisma le ganaron un lugar en una banda de matiz tropical.
La familia, cerrada y prejuiciosa sostuvo una resistencia tenaz ante la oportunidad que se le presentaba a su hija, pero nada puede con el propósito de vida de cada hombre y mujer sobre la tierra –llámesele destino, si se quiere- y su familia cedió a que incursionara en el mundo del espectáculo.
Florencia Angilletta en la revista Anfibia:
"(...) ¿Qué música escuchaba Myriam? Tenía una mamá profesora de piano y un padre –fallecido en su adolescencia– que le había inculcado el gusto por los acordes de guitarra. A Myriam le gustaban géneros musicales diversos: Sui Generis, Charly García, Franco Simone, Dyango; la cumbia también. O mejor: lo que más le gustaba era cantar. Así, Myriam dio paso a las primeras audiciones de 'Gil', tal como la apodaban sus familiares y amigos. Después llegaron las actuaciones y ya fue Gilda, en sintonía con la femme fatale de la película homónima protagonizada por Rita Hayworth. Los primeros contactos con el mercado de la música tropical fueron difíciles. En esos años, las figuras femeninas eran Lía Crucet y Gladys “la Bomba tucumana”; mujeres que –por decirlo rápidamente– eran construidas desde el deseo masculino neoliberal: rubias teñidas, bustos operados, lycras adherentes. Gilda, acompañada por Toti, comenzó su propio camino del héroe, en el que tuvo que luchar contra este prejuicio doble: de género –era flaca, morocha y con poca delantera; difícilmente podría conquistar a los varones– y de clase –su perfil dulce, de maestra, de señora casada, difícilmente podría conquistar a los cumbieros–.
Primero vino De corazón a corazón, luego La única, Pasito a pasito… con Gilda, y Corazón valiente fue el comienzo de la consagración, con el que obtuvo el disco de oro y doble platino en la Argentina. Gilda conquistó a los varones, conquistó a los cumbieros y en especial conquistó a las mujeres que veían en ella una posibilidad de autonomía: Gilda se había separado del padre de sus hijos, había desafiado los mandatos sociales y a los 30 años escribía sus propias canciones, una práctica inusual en el ambiente tropical (más aún decirle “Fuiste” a un novio o “Te cerraré la puerta para que aprendas” a un marido). Hay varias imágenes inmortalizadas de Gilda: la minifalda roja de charol, el top negro y la cruz colgando de su cuello, o el vestido azul con la corona de flores en la tapa de Corazón valiente. Gilda fue el espacio del umbral: educada en colegio religioso, se animaba a reversionar “Jesucristo” –la canción de Roberto Carlos–, a inaugurar espacios de rebeldía femenina en sus temas y a jugar con los efectos de sus sexys movimientos. (...)".
Los inicios
En los comienzos de su nueva carrera, ella conoció a Toti Giménez, compositor y tecladista, quien más tarde se convertiría en su pareja. Y, según dicen los que conocieron de cerca a la cantante, fue el hombre encargado de forjar la leyenda de Gilda.
Convencido de su talento y acaso deslumbrado por la sutil y natural belleza y frescura de la joven del barrio de Devoto, la convenció de lanzarse como solista y la apoyó en la lucha contra las compañías discográficas, que por entonces creían que el mundo de la música popular era exclusivo para voces masculinas.
Gilda empezó una exitosa carrera, que resultó breve, pero con muchos discos de oro, platino y doble platino.
Ella fue invitada, entre otras tantas giras precedentes, a viajar a Entre Ríos, Chajarí.
Unos días antes del viaje, la cantante cambió la letra de "No es mi despedida", que luego sería un gran éxito para sus fans.
En ese tema anticipaba su partida y les decía adiós a sus seres queridos. Nadie pudo explicar por qué causa modificó el texto.
Algunas señales del fin
Quienes la acompañaron en los días previos afirman que Gilda había perdido parte de su habitual alegría.
El 7 de septiembre de 1996 en el kilómetro 129 de la ruta 12, camino a Chajarí (Entre Ríos), un camión embistió al ómnibus donde viajaba. El choque fue frontal. El vehículo empezó a dar tumbos y se llevó por delante, en forma simultánea, a 2 automóviles que circulaban por dicha ruta.
De las 20 personas que viajaban como parte de la banda y acompañantes, solo Edwin Manrique salió ileso, sin heridas. Toti y Fabricio se salvaron milagrosamente. El accidente dejó un trágico saldo: fallecieron Gilda, su madre, su hija Mariel y 3 de sus músicos.
Tirado en la banquina, a un costado de los hierros retorcidos, quedó depositado un casette en el que Gilda había registrado los demos de lo que sería su próximo disco, en el que terminó por convertirse en un álbum póstumo: 'Entre el Cielo y la Tierra'.
Nace el mito
Desde su muerte muchos fans le atribuyen la condición de santa, debido a que, según ellos, realiza varios milagros, siendo el primero de ellos, la vislumbre de su propio final.
En el año 2016 se estrenó la película sobre la vida de Gilda "Gilda, no me arrepiento de este amor", protagonizada por Natalia Oreiro.
A 25 años de su partida, Leader Music publicó un nuevo material consta de 9 singles y 9 videos publicados semana a semana, comenzando el 17/08 hasta el 07/09re, día en que se lanza el disco completo.
En este material, diversas artistas argentinas como Soledad Pastorutti y Nátalie Pérez, entre otras, versionan los más grandes éxitos de Gilda, y la dirección musical es realizada por Lito Vitale.
No es mi despedida, por Gilda
Quisiera no decir adiós pero debo marcharme.
No llores por favor, no llores porque vas a matarme.
No pienses que voy a dejarte no es mi despedida,
una pausa en nuestra vida, un silencio entre tú y yo.
Recuérdame a cada momento porque estaré contigo.
No pienses que voy a dejarte porque estarás conmigo.
Me llevo tu sonrisa tibia, tu mirada errante,
desde ahora en adelante vivirás dentro de mí.
Yo por ti, volveré, tú por mí, espérame, te pido.
Yo por ti, volveré, tú por mí, espérame.
No me olvides.
Yo por ti, volveré, tú por mí, espérame, te pido.
Yo por ti, volveré, tú por mí, espérame.
No me olvides.
Volveré, tú por mí, espérame.
No me olvides.
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