CINE NACIONAL CON BUENA TAQUILLA

"Gilda", un poco lenta pero levanta con la música que la hizo famosa

"Gilda, no me arrepiento de este amor" provoca expectativas y buena taquilla. La película dirigida por Lorena Muñoz y protagonizada por Natalia Oreiro, será estrenada en el mercado estadounidense, según publicó la revista especializada Variety, adquirida por la distribuidora Paradiso, del argentino Alejandro Suaya, y se estrenará en el 1er. cuatrimestre de 2017. La distribución latinoamericana ya fue confirmada para Chile, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador.

A sala bastante llena un martes por la noche, la película de Gilda (su nombre real fue Miriam Alejandra Bianchi) convoca a chicos, jóvenes y adultos. Empieza por la peor parte, mostrando el cajón fúnebre en el que trasladan a la cantante después del accidente de tránsito. A pesar de eso, no se hacen golpes bajos en la película sino que es un repaso de su carrera.

Se muestra a una maestra jardinera de Devoto que, cansada con su trabajo y muy poco motivada, decide hacer y buscar algo que a ella la llene. Por eso empieza su búsqueda como cantante.

La película cuenta la forma en que Gilda llega a la música gracias a Juan Carlos “Toti” Giménez, músico de la banda y posterior novio de la cantante. Pero no fue fácil. Si bien le gustaba la cumbia, no pertenecía a este ambiente. Se ven los grandes problemas que tuvo para entrar en el ambiente machista de la cumbia, y las pocas mujeres que tenían su espacio eran totalmente distintas a Gilda, quien supo romper con los cánones impuestos. En ese momento las estrellas femeninas eran Gladys la Bomba Tucuma y Lía Crucet: rubias exuberantes que contrastaban con la imagen dulce de Gilda.

Por momentos lenta, la película levanta mucho con la música. Se pueden escuchar los principales temas de la cantante como: Noches vacías, la canción con la que empieza su camino como cantante de cumbia, No me arrepiento de este amor, Se me ha perdido un corazón, Fuiste, entre otros, y cerrando con No es mi despedida. 

Se intenta mostrar una Gilda muy humana, madre y trabajadora, y la directora, Lorena Muñoz, busca transmitirlo todo el tiempo. Se ve como Gilda se preocupa mucho por sus hijos pero sin dejar de lado su deseo personal que es dedicarse a la música. También los problemas con su marido por los shows que empieza a tener de noche y por su cercana relación con Toti Giménez. Lo que llama la atención es que no se hace mucho hincapié en la relación de Gilda con Toti. Se los ve muy cercanos, y con una gran relación pero nunca se llega a blanquear el romance.

Sobre el film, la directora aclaró “Es un proyecto muy pasional. Una película sobre una mujer, dirigida por una mujer (ella), guionada por una mujer (Tamara Viñes) y protagonizada por una mujer (Natalia Oreiro).”

La actuación de Natalia Oreiro está bien, físicamente es muy parecida y logra trasmitir el carisma de la cantante, al punto de que su hijo fue a ver la película 6 veces porque se impresionó con el parecido. "Él vio la película en el momento en que se estaba dando la avant-première, el 7 de septiembre, justo cuando se cumplieron 20 años del accidente. La vio seis veces ese día y la devolución fue hermosa" contó Natalia Oreiro.

Algo que le suma mucho a la película es que Danny De la Cruz, Manuel Vázquez y Edwin Manrique, músicos de la banda de Gilda original, actuaron haciendo de ellos mismos, y también Jordan Otero, hijo de uno de los músicos que murió en el accidente. Esto le da más acercamiento a la historia y aporta más credibilidad a la biografía que se cuenta.

Gilda, la santa del pueblo

Se muestra la escena donde Gilda toca a una nena que estaba llorando en uno de sus shows. A la salida, la abuela le cuenta que su hija estaba enferma, que le ponían su música y que finalmente se había recuperado. Le dice “Vos la salvaste Gilda”. Además le pide que le toque la cabeza porque ella era diabética, para intentar curarse. La cantante no cree en el poder de sanación que le están adjudicando aunque termina accediendo al pedido desesperado de la mujer.

Otra escena muestra un show que da en la cárcel y son los presos quienes le acercan estampitas religiosas para que ella toque.

En estas dos escenas se intenta demostrar cómo la gente la consideraba una especie de santa, dándole un poder de sanación que ella no creía tener. Como consecuencia de eso, le construyeron un altar en la ruta en la que tuvo el accidente.

La película se va a distribuir en USA y ya fue estrenada en Uruguay. En América Central, Israel, Colombia, Ecuador, Chile, Paraguay, Perú, y Bolivia será distribuida por Buena Vista Internacional. En Argentina fue el séptimo mejor arranque histórico para una película nacional con 42.682 espectadores en más de 200 salas, y el segundo mejor en el año después de Me casé con un boludo.