Víctor Hugo, el célebre poeta, dramaturgo y novelista francés, nacido el 26 de febrero de 1802 en Besançon, es reconocido como el máximo exponente del Romanticismo en su país. La vida de Víctor Hugo estuvo marcada por una intensa actividad literaria y política, lo que lo llevó a enfrentarse a los convencionalismos de su época.
LA PLUMA QUE DESAFIÓ EL TIEMPO
Víctor Hugo: La voz indomable del Romanticismo francés
Enfrentando tragedias personales y desafiando a los tiranos, Víctor Hugo logró pasar a la historia como el máximo exponente del Romanticismo literario.
Víctor Hugo: El ascenso del romántico rebelde
Dejándolo claro a sus 14 años cuando escribió "Quiero ser Chateaubriand o nada" en su cuaderno escolar, Víctor Hugo demostró desde pequeño una sensibilidad especial hacia las letras y una determinación por alcanzar la grandeza literaria. Su paso por los Juegos Florales de Toulouse en 1819 marcó el inicio de su camino hacia la fama literaria, al tiempo que fundaba la revista Le Conservateur littéraire con sus hermanos Abel y Eugène. Sin embargo, su verdadera entrada en el mundo literario ocurrió en 1822, con la publicación de su obra poética "Odas y poesías diversas".
La obra fue recibida con entusiasmo por la crítica y el público, quienes vieron en el joven Hugo un talento prometedor. Pero fue con el prefacio de su drama "Cromwell" en 1827 que Hugo se erigió como líder del movimiento romántico en Francia. En él, rechazó las reglas del teatro neoclásico y proclamó el principio de la "libertad en el arte", sentando las bases de lo que sería el teatro romántico. Con este acto de rebeldía literaria, se ganó el reconocimiento de sus contemporáneos y se estableció como una figura clave del Romanticismo.
Su gran consagración llegó con la publicación de "Las Orientales" en 1829, una colección de poemas exóticos que satisfizo el gusto de la época por lo oriental; sin embargo, fue su drama "Hernani" en 1830 el que consolidó su posición como líder del movimiento. Aquella obra rompía con las convenciones de la tragedia clásica, pero al mismo tiempo marcó la victoria de la joven guardia romántica sobre el viejo clasicismo, estableciendo a Víctor Hugo como el referente indiscutido del Romanticismo francés.
Exilio y regreso del genio del romanticismo
Tras la publicación de obras como "Nuestra Señora de París" y "Ruy Blas", Víctor Hugo se vio devastado por una profunda crisis personal tras la muerte trágica de su hija Léopoldine, ahogada en el río Sena junto a su marido. Y la infidelidad de su esposa Adèle con su amigo Sainte-Beuve sólo sirvió para profundizar aún más aquel dolor, que le sirvió para volcarse a la política.
Como político, apoyó la candidatura de Napoleón III Bonaparte en las elecciones de 1848, aunque pronto se distanció de él tras criticarlo abiertamente por asuntos relacionados a Roma y la ley Falloux. El punto culminante de su oposición a Napoleón III llegó en 1851, cuando denunció las ambiciones dictatoriales del emperador en un discurso público. Tras el autogolpe de Estado en diciembre de ese año, Hugo se vio obligado a huir de Francia y refugiarse primero en Bélgica y luego en las islas del Canal, donde vivió durante casi veinte años.
Durante su exilio, continuó escribiendo y publicando obras como "Los miserables", que se convirtió en un símbolo de la lucha por la justicia social. Finalmente, en 1870 y con la caída de Napoleón III, Hugo regresó a Francia, aclamado como un héroe nacional y ganando el cargo de senador de París en 1876, desde donde continuó defendiendo sus ideales republicanos y humanitarios.
A pesar de su regreso a la vida política y con el ritmo de su producción literaria mermada con los años, el prestigio de Víctor Hugo como escritor no hizo más que aumentar. Fue homenajeado en numerosas ocasiones hasta su muerte en 1885. Sus restos fueron trasladados al Panteón de París, donde reposan junto a los de otros grandes personajes de la historia francesa.
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