CHOQUE COMERCIAL

¿Hasta dónde puede llegar la guerra USA vs. China?

Importante definición del autor: "Hay sobrados ejemplos en la historia económica que demuestran que las políticas de Trump no tendrán los efectos deseados. Lo más probable es que terminen generando un daño significativo a la economía interna de los Estados Unidos y se profundice la tendencia de declive y aislamiento norteamericano en la escena global." Aquí el contenido completo:

La disputa comercial entre Estados Unidos y China ha tenido una fuerte escalada en los últimos días. Beijing acusó a Washington de lanzar “la mayor guerra comercial en la historia económica”. La aseveración es absolutamente cierta, tratándose un choque inédito por su escala, entre las dos mayores economías del mundo en la actualidad.

Se trata de un conflicto iniciado por el presidente Donald Trump, quien ha decidido imponer de manera unilateral aranceles a productos chinos y de otros países. Poco le ha importado a Trump violar flagrantemente las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), junto al total rechazo que ha cosechado en la comunidad internacional.

En paralelo, el magnate ha seguido cuestionando a la mayoría de los organismos multilaterales de los que participa los Estados Unidos, muchos de ellos creados por el impulso estadounidense tras la 2da. Guerra Mundial.

Trump no está cómodo con el ascenso irrefrenable de China, camino a superar a los Estados Unidos como la mayor economía mundial. Hasta el momento, China se ha mantenido en su línea histórica de evitar la confrontación directa, aunque ha respondido de manera equitativa a cada medida arancelaria impuesta por los Estados Unidos. Recientemente, China impuso represalias por US$ 34.000 millones a productos estadounidenses, equiparando las últimas sanciones de Trump.

Por ahora, se trata de un monto irrelevante sobre el total de intercambios comerciales entre ambas naciones (menos del 10%). No obstante, lo grave de la situación es que no está claro cuál es el objetivo final de esta guerra comercial que lanzó Trump. En principio, el magnate neoyorquino amenazó con elevar las sanciones a US$ 500.000 millones en las próximas semanas. Pero nadie sabe a ciencia cierta hasta qué punto está dispuesto a llevar esta confrontación con la que pretende debilitar a China.

Trump pretende que China reduzca su enorme déficit comercial con Estados Unidos, proteja la propiedad intelectual de las empresas norteamericanas, acepte restricciones a la inversión china en tecnología estadounidense sensible, permita una mayor inversión estadounidense en China y elimine las barreras comerciales.

Si bien China ha reconocido la necesidad de achicar ese déficit comercial, la potencia comunista ha dejado sobradamente claro que no dispuesta a aceptar imposiciones sobre sus empresas y sus política económicas.

Con los aranceles a China, Trump también está afectando a sectores estratégicos de los Estados Unidos que sufren las retaliaciones, como el agrícola. Y es esperable China siga replicando cada medida de ese tipo por parte Trump. Xi Jinping pone en juego su prestigio y liderazgo en esta disputa, frente a la cual cuenta con poderosas armas.

China es la principal tenedora de bonos estadounidenses y, además, posee mucho margen de maniobra para jugar con la devaluación de su moneda, el renminbi. Ello acrecentaría aún más su competitividad respecto a la economía norteamericana.

Por otra parte, todo indica que el comercio no es el foco principal de la guerra que lanzó Trump. El trasfondo pareciera ser la carrera de la innovación tecnológica y por la atracción de los principales flujos de inversiones, campos en los que Estados Unidos está siendo superado por China. También juegan factores geopolíticos, como la consolidación de la hegemonía china en su vecindario asiático.

Hay sobrados ejemplos en la historia económica que demuestran que las políticas de Trump no tendrán los efectos deseados. Lo más probable es que terminen generando un daño significativo a la economía interna de los Estados Unidos y se profundice la tendencia de declive y aislamiento norteamericano en la escena global.

Trump debe tener en cuenta que está atacando a una potencia que da la talla y seguramente salga fortalecida de esta disputa, debido a su férrea apuesta por el multilateralismo. Es algo que China comparte con el resto de las potencias desarrolladas y emergentes.

Entre las tantas paradojas que representa el advenimiento de Trump, Estados Unidos está socavando los cimientos del sistema de comercio mundial que construyó para su propio beneficio. China, que tras largas discusiones logró ingresar a la OMC en 2001, se ha convertido en el sorpresivo mayor defensor de ese sistema.

Finalmente, las consecuencias de esta disputa comercial ya se están haciendo sentir para el resto del mundo, con una creciente volatilidad de los mercados, lo que afecta sobre todo a países fuertemente endeudados con el exterior, como Argentina. Son tiempos donde debe primar la prudencia. El futuro luce muy incierto y tormentoso.