Con su bigote impertinente y su voz cálida que durante décadas acompañó las mañanas de los rosarinos, Raúl Acosta, "El Bigote", partió hoy domingo 30/3 a los 81 años. Su muerte, tras una lucha contra un cáncer avanzado, deja un vacío en el periodismo local, donde forjó leyenda con "La vereda de enfrente", un programa que desafió silencios y censuras.
IN MEMORIAM
Adiós a Raúl Acosta, "El Bigote" voz plural del periodismo argentino
Hoy cruzó a "La vereda de enfrente" Raúl Acosta, "Bigote" para todos los que lo conocían, y para su audiencia en cuyas mentes quedará impresa la marca de su voz
El adiós de un titán del periodismo
Acosta falleció en un sanatorio rosarino, días después de regresar de la costa argentina, donde pasó sus últimos momentos. Había cumplido 81 años el sábado 29. Desde las 9 de hoy, sus restos son velados en Cochería Caramuto (Córdoba 2936), antes de su cremación en San Lorenzo. La noticia sacudió a una ciudad que lo adoptó como su cronista vital: desde el joven santafesino que llegó en 1960 a estudiar Medicina, hasta el productor que convirtió LT8 en un faro de libertad durante la dictadura.
De Colón a la radio: el origen de una "adicción"
Todo empezó con un partido de fútbol. A los 16 años, en su Santa Fe natal, escuchó por LT9 el clásico entre Colón y Guadalupe. Esa transmisión fue la “droga” que lo enganchó para siempre. En Rosario, abandonó los libros de anatomía por los guiones de radioteatro en LT3, la “radio cerealista” de los años 60. Allí escribió *Las patas de la sota*, un programa que mezclaba humor y crítica social. Pero su salto llegó en 1968, cuando ganó un concurso para ser secretario de redacción de la revista *Gente* en Buenos Aires.
Entre revistas y dictadura
En 1976, el clima opresivo de la capital lo devolvió a Rosario. “Me pareció un lugar mejor”, confesó décadas después. En *La Capital*, dirigió la primera revista dominical del diario, con tiradas de 96 mil ejemplares. Pero su obra maestra nació en 1982, en pleno Proceso: *La vereda de enfrente*, un espacio en LT8 que burló la censura militar con música y textos cuidadosamente elegidos. “Los militares nos permitieron hacer un programa ‘musical’… pero Nacho Suriani hablaba hasta donde se podía”, recordaba.
Un programa que era trinchera
Condujo el programa por 40 años, defendiendo la pluralidad como bandera: “No me molesta que mis colaboradores piensen distinto. A mí me gusta confrontar”. En sus micrófonos desfilaron voces de todas las ideologías, un lujo en épocas de grietas. “Era un tipo que no le tenía miedo al disenso”, resume un colega.
Multimedia antes de que existiera la palabra
Acosta fue un pionero: dirigió revistas (*30N*, *CableHogar*), produjo televisión (*Generación Espontánea* en Canal 7) y hasta el sábado pasado seguía al aire con *La Mañana Rosarina* en LT3. En los 90, llevó su estilo mordaz a Canal 5 y Canal 3, pero la radio fue su amor eterno. “Es el medio donde más se juega el periodista: no hay imágenes que te salven”, solía decir.
Legado: periodismo con olor a café
Su muerte cierra un capítulo de la radiofonía argentina, esa que se escuchaba en familia, con el dial fijo en LT8. “Bigote era de los que creían que el periodismo debe incomodar, pero también abrazar”, dijo un oyente frente a Cochería Caramuto. Hoy, mientras Rosario despide a su voz más entrañable, sus palabras resuenan como testamento: “La vereda de enfrente no es la contraria… es la que te hace pensar”.
Un bigote, una ciudad, una época
Ahí donde ahora hay podcasts y pantallas, queda su lección: las ideas se defienden con micrófonos, no con gritos. Y con un bigote que, como él, nunca pasarán de moda.
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