El próximo fin de semana, Lanús y Defensa y Justicia animarán una final argentina de la Copa Sudamericana 2020. El “Halcón” venció 4 a 2 a Coquimbo y alcanzó la final de este certamen, tiene rasgos definidos: encontrar talento allí donde otros equipos ven descartes, y darles rodaje a futbolistas jóvenes que no tienen minutos en sus clubes de origen. Esa amalgama funcionó muy bien con Sebastián Beccacece en el banco de suplentes y la historia continúa con Hernán Crespo.
Lanús y Defensa: el modelo de compras inteligentes vs. la apuesta a los juveniles
Lanús y Defensa y Justicia animarán el sábado (23/01) una final netamente argentina de la Copa Sudamericana 2020 en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba.
El mediocampo del Halcón explica el modelo: Valentín Larralde, rescatado de las inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata, fogueado en la Cuarta de Varela, moldeado en la Reserva que dirige Pablo De Muner. Lo disfruta Crespo, que tiene a un volante mixto con la cancha en la cabeza. No importa si recibe de espalda, si no tiene espacios o si lo marcan a presión. Le dicen “Pitu” y es el que hace jugar a sus compañeros. A su lado, Enzo Fernández. Sin lugar en River, se fue a Varela a completar su formación.
El tándem Larralde-Fernández funcionó contra Coquimbo como una imitación de la pareja Mascherano-Gago en el seleccionado de Alejandro Sabella. Uno juega (Larralde), el otro raspa (Fernández). Defensa gana en movilidad, en triangulaciones. En pases filtrados, siempre al espacio, nunca a la posición. Eso, contra una defensa estática como la de Coquimbo, es un arma mortal.
El equipo de Florencio Varela hace historia para la institución, ya que disputará la primera final internacional en sus 86 años de vida. El Halcón de Varela, que quedó fuera de la fase de grupos de la Copa Libertadores y empezó su participación en el otro torneo continental en la segunda fase, dejó en el camino a Sportivo Luqueño (Paraguay), y al Vasco da Gama y Bahía, de Brasil, hasta llegar a las semifinales. En esta instancia, superó a Coquimbo Unido de Chile (0-0 en la ida en Asunción y 4-1 en la vuelta en Florencio Varela).
Por otro lado, Lanús se transformó en el primer clasificado a este instancia decisiva de la mano de Luis Zubeldía como entrenador. El "Granate" eliminó a Vélez en una de las semifinales gracias a un resultado global de 4-0: en el partido de ida, que se jugó en el estadio José Amalfitani, José Sand anotó el único tanto del triunfo en la visita. Una semana más tarde, en el Néstor Díaz Pérez, fue goleada 3-0 para los locales, que sufrieron contra el Fortín, pero aprovecharon la contundencia anotadora y festejaron los tantos de Tomás Belmonte, Nicolás Orsini y Alexander Bernabei.
La participación del “Granate” en el certamen continental comenzó antes del parate a raíz de la pandemia del coronavirus, doblegando a la Universidad Católica de Ecuador (victoria 3-0 como local y derrota por 2-0 en la altura de Quito). En la segunda ronda se enfrentó al San Pablo, que quedó afuera de la Libertadores en la zona que compartió con el River de Marcelo Gallardo. Después de ganar 3-2 en el Sur, el conjunto de Zubeldía cayó 4-3 en el Morumbí pero pasó de fase por gol de visitante. Ya en los octavos de final, el equipo argentino dejó en el camino al Bolívar: cayó 2-1 en la altura de La Paz y triunfó por un contundente 6-2 como local.
En los cuartos de final, Lanús tuvo que verse las caras con otro equipo argentino. Esta vez el cruce se dio ante Independiente. Fue empate sin goles en el Libertadores de América, pero en casa, las apariciones de Belmonte, Sand y Orsini le dieron la victoria al Granate, que buscará su segundo título de la competencia que ya ganó en 2013.
Tomás Belmonte es un producto considerado made in Lanús. Con su gol, Toto quebró a Vélez, desató el nudo para el 3-0 en el encuentro de desquite y fijó la clasificación de Lanús para la final de la Copa Sudamericana.
Belmonte se siente un “veterano”, dentro de una formación que tiene dos referentes en José Sand y Lautaro Acosta. No es una exageración: con el regreso de Luis Zubeldía a la institución, a mediados de 2018, los juveniles volvieron a ser una apuesta, parte central de un proyecto. El arquero Lautaro Morales (21 años); los defensores Brian Aguirre (20), Matías Pérez (21) y Alexander Bernabei (20), y el extremo Pedro De la Vega (19) saltaron en la alineación que derrotó al “Fortín” y empujó al club a la quinta definición de torneos que organiza la Conmebol. La lista señala entre los relevos a Nicolás Thaller (22), Facundo Pérez (21), Matías Esquivel (21), Franco Orozco (19), Ezequiel Aranda (19), Julián Aude (17) y Lucas Besozzi (17). Y hay más: Gastón Lodico (22), Kevin Lomónaco (19), Juan Pablo Krilanovich (18) y de Lucas Varaldo (20).
No se trata de una casualidad que Lanús haya sido en 2019 el club que más futbolistas cedió a las selecciones juveniles -desde la Sub 15 hasta la Sub 23-, con 16 citaciones. Es el último antecedente, porque el año pasado y debido al coronavirus, la única actividad que tuvieron los equipos nacionales menores fue el campeonato Preolímpico, en Colombia, donde estuvieron Belmonte y el arquero Juan Pablo Cozzani.
“El plantel tiene 60% de jugadores del club sobre unos 30 o 32 jugadores. Es altísimo el lugar que les damos a los juveniles. La mitad de cada formación está compuesta por jugadores del club. De edades diferentes, pero del club. Somos de poner gente de las inferiores; me parece un recurso válido con el que ganan todas las partes. No pongo a un jugador que no es bueno, pero si es bueno y es del club ayuda mucho al futuro económico de la institución”, resaltaba Zubeldía en medio de la pandemia de Covid-19, cuando los entrenamientos eran un desafío, y el retorno de la competencia, una incógnita. El entrenador pide que el plantel de primera y el de reserva hagan prácticas de fútbol con juveniles, por lo que constantemente está observando -junto a su ayudante de campo Maximiliano Cuberas- a las categorías menores. Una razón para entender que en su segundo ciclo ya sean 20 los juveniles que debutaron en la elite.
La aventura futbolística de Belmonte tuvo un quiebre, de esos pasajes que fortalecen y templan el espíritu de los juveniles. Una lesión que en un inicio fue tratada como una lumbalgia, lo que no le impedía entrenarse, fue más tarde diagnosticada como la fractura de una vértebra, que lo alejó durante un año de la competencia. En ese tiempo debió utilizar un corset, que se quitaba sólo para bañarse y para las sesiones de kinesiología. Toto quedaba libre, pero el DT Ezequiel Carboni pidió que permaneciera en el club porque quería probarlo. “Empecé a jugar, a tomar ritmo y a ganar minutos”, recuerda el volante sobre el entrenador que le reabrió la puerta. En 2015, bajo su tutela de éste, varios de los juveniles que jugaron anoche se consagraron campeones invictos en la sexta división. Carboni fue también el que hizo debutar a Belmonte en la primera, frente a Patronato, dos años después.
Al margen de lo deportivo, esta edición de la Sudamericana otorgará un suculento premio económico para el ganador del trofeo que lleva ese nombre desde 2002. El campeón de la nueva edición se llevará 4.000.000 de dólares, mientras que el perdedor de la definición obtendrá 2 millones de la moneda estadounidense. De esta forma, el conjunto que se quede con el título ganará un total de 6.575.000 dólares.
Además, gracias a la obtención del campeonato, quien se alce con el título se asegurará la participación en la próxima edición de la Recopa ante el ganador de la Copa Libertadores que se definirá el próximo 30 de enero en el mítico Maracaná de Río de Janeiro entre dos equipos brasileños, Palmeiras y Santos.
La otra posible definición para el vencedor sudamericano sería disputar la renombrada copa J.League YBC Levain Cup / Conmebol, ex Suruga Bank. La versión 2020 quedó suspendida por la pandemia de coronavirus y no hay precisiones de lo que sucederá en el encuentro que deberían disputar el nuevo campeón de la Copa Sudamericana con el campeón de la Copa J. League japonesa.