CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El catalán Artur Mas ha recordado, al firmar el decreto convocando al referendum del 9N, los 4 pilares que han guiado el proceso soberanista y que son
DEBERÁ EXPEDIRSE EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Catalunya convocó a la consulta independista para el 9N
"Catalunya quiere hablar, quiere ser escuchada, quiere votar”, ha proclamado Artur Mas después de firmar el decreto de convocatoria de la consulta catalana del 9 de noviembre en un acto solemne en el Palau de la Generalitat. En un mensaje institucional en catalán, castellano e inglés pronunciado en la galería gótica, el presidente de la Generalitat ha señalado que “ahora ha llegado el momento de ejercer el derecho a decidir” y que “hoy se abre un camino que representará un antes y un después en la historia de Catalunya” que esperaba, ha precisado, que fuese para bien. Pero el proceso acabará cuando el Gobierno español interponga recurso ante el Tribunal Constitucional. Si éste lo admite, la convocatoria queda automáticamente anulada y el referéndum se va al garete.
27 de septiembre de 2014 - 00:00
> las mayorías sociales,
> el consenso político,
> la búsqueda constante del diálogo y
> el respeto a los marcos legales.
De acuerdo con tales principios, ha reafirmado que estaba abierto a pactar la consulta hasta el último momento con el Estado español y ha insistido en que “es responsabilidad de los demócratas no negar la realidad”.
En una solemne ceremonia en la que firmó el decreteo que cita a la consulta plebiscitaria, él ha subrayado, además, que la voluntad del Govern es, en función del resultado de la consulta, actuar en consecuencia y ejercer la iniciativa legal que le corresponda.
El movimiento activa de inmediato los planes preparados por el Gobierno de España para declarar la inconstitucionalidad del referéndum del 9-N. Así, está prevista para el lunes 29/09 la convocatoria urgente de un Consejo de Ministros extraordinario y la presentación de un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Además, hoy mismo la Comisión de Subsecretarios pedirá al Consejo de Estado un dictamen, que ya estaría preparado, para agilizar los trámites.
Mas pone así punto y seguido en una guerra de nervios que ha durado más de una semana y en la que el presidente catalán ha tratado de ganar tiempo para que durante unos días la consulta soberanista no sea formalmente declarada inconstitucional, ya que habrá que esperar a que el TC se pronuncie a partir del martes de la próxima semana.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha insistido en que una vez que el Gobierno recurra ambos asuntos ante el Constitucional, la consulta y la Ley quedarán paralizadas automáticas, pues así lo solicitará el Ejecutivo y así se recoge constitucionalmente.
Inocuo
En su alocución Mas no olvidó recalcar que le respaldan detrás el “consenso social, consenso político, la búsqueda del diálogo y el respeto a la ley”. Criticó, así, a los que se unen sólo “para decir que no a todo, los que hacen de todo para no dejar hacer nada”.
Él subrayó: “Nosotros hemos estado abiertos a pactar la pregunta. Y todavía estamos abiertos a pactar las condiciones de la consulta, frente a los que se escudan en la legalidad para no dejar hacer nada".
Es la primera vez que un Presidente de la Generalitat convoca un referéndum similar. Este hecho es, ya de por sí, histórico y en esa circunstancia excepcional reside únicamente su importancia.
¿Y qué pasó luego? Más simbolismo: Artur Mas salió del Palau a tocar gente, a hablar con los concentrados en la plaza Sant Jaume. Un acto más populista que protocolario. Más demagógico que institucional. Y ahí se sometió a los aplausos y a los gritos de independencia. Aunque tuvo tiempo para valorar y valorarse: “Estoy con los pies en el suelo. La mejor forma de escuchar a esta gente es sin demagogia y en las urnas”.
Hubo, sin embargo, mucho protocolo y mucha épica en el acto, que tiene su importancia por el hecho de que es la primera vez que un Presidente de la Generalitat convoca un referéndum similar. Este solo hecho es, ya de por sí, histórico y en esa circunstancia excepcional reside únicamente su importancia.
Pero fue inocuo, porque todos los presentes sabían que, jurídicamente, el proceso acabará cuando el Gobierno español interponga recurso ante el Tribunal Constitucional. Si éste lo admite, la convocatoria queda automáticamente anulada y el referéndum se va al garete.