¿ANTIPARASITARIO PARA COVID-19?

Ivermectina: por qué un estudio en The Lancet no es suficiente evidencia

Para que un tratamiento médico sea autorizado, recomendado y administrado, debe evaluarse en una población amplia y representativa. Además, los resultados deben ser consistentes y deben probar la hipótesis principal.

La ivermectina sigue generando debate en torno a su efectividad para combatir la COVID-19. Desde las primeras semanas de pandemia, sus defensores aseguraron y recomendaron la administración de la droga. Sin embargo, la evidencia científica no ha sido concluyente ni suficiente para justificar su uso.

Tras un año y medio de convivencia con el virus, se publicó una investigación argentina en EClinical Medicin. Aunque está disponible en el país desde el 23 de septiembre del año pasado, cobró relevancia por aparecer en el sitio internacional hace pocos días. 

EClinical Medicin es una de las plataformas pertenecientes al grupo editorial The Lancet. Su prestigio y rigurosidad exigen determinados requisitos para concretar la publicación, pero no son sinónimos de verdades concluyentes.  

¿Por qué el estudio no es suficiente? 

La ivermectina es una droga antiparasitaria de amplio uso en medicina humana y veterinaria, con dosis definidas para conservar un patrón de tolerancia y seguridad, según la define el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.  

Para probar sus aparentes beneficios, el equipo argentino dirigido por Alejandro Krolewiecki, evaluó a 45 pacientes de 18 a 69 años hospitalizados con COVID-19. De ellos, 30 fueron tratados con ivermectina (28 completaron el tratamiento) y 15 fueron el grupo de control (12 al concluir el estudio).  

Los científicos se propusieron analizar el supuesto potencial efecto antiviral, luego de cinco días de iniciados los síntomas. Todos recibieron atención estándar, pero al grupo de prueba se le administró de 0 a 6 mg / kg de ivermectina por día durante cinco días, en cuatro hospitales distintos. 

La principal variable analizada fue la diferencia en la carga viral en las secreciones respiratorias, entre el inicio y el día cinco, evaluada mediante pruebas PCR. 

Entre los voluntarios no hubo muertes, pero la enfermedad progresó en dos sujetos tratados y uno del grupo control. 

Tal como explica el informe, no hubo mejorías del cuadro clínico en el grupo tratado respecto al grupo de control. Tampoco se advirtió una diferencia en la carga viral, ya que fue similar entre los grupos y disminuyó con el tiempo. 

El único dato alentador para los investigadores fue que “cuando se analizaron los niveles medios de concentración plasmática de ivermectina en relación con la reducción de la carga viral, se identificó una correlación positiva significativa, y aquellos pacientes que alcanzaron concentraciones plasmáticas medias más altas de ivermectina alcanzaron mayores reducciones en la carga viral en las secreciones nasofaríngeas”. 

Sin embargo, dichos resultados no fueron el criterio de valoración principal del estudio y, además, correlación no implica causalidad.

Como aclaran los autores, también se descuidaron otras variables posiblemente vinculadas, como la alimentación de los participantes durante el ensayo.

Por lo tanto, “se necesitan grandes ensayos con criterios de valoración clínicos para determinar la utilidad clínica de la ivermectina en COVID-19". 

En ciencia, la confiabilidad de los resultados de las investigaciones es directamente proporcional al tamaño (y representatividad) de la muestra.  

Por este motivo, por ejemplo, las vacunas COVID-19 actualmente aprobadas superaron pruebas realizadas en alrededor de 40 mil participantes. A esta instancia llegaron los desarrolladores luego de demostrar resultados positivos en las primeras instancias en las que la cantidad de voluntarios fue significativamente menor. 

En este sentido, los autores de la polémica investigación aclaran que los resultados “respaldan el diseño de ensayos para investigar las implicaciones clínicas de nuestros hallazgos”. 

De ninguna manera recomiendan la inmediata autorización de la ivermectina en el tratamiento de coronavirus, sino que el provecho de este ensayo piloto es que “agrega evidencia sobre la seguridad de los regímenes de dosis alta de ivermectina durante varios días”. 

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