EXCLUSIVO 24

RECUPERACIÓN A NOVIEMBRE

Informe reservado de la Rosada, agrodólares hasta septiembre y desmienten corralito o Plan Bonex

Equilibrio fiscal, paritarias 4 puntos por encima de la inflación, congelamiento de tarifas y recuperación de las reservas del Banco Central forman parte de un mix de la Casa Rosada para atravesar el año electoral.

En las últimas semanas, con la baja de las commodities a futuro, se encendió el debate sobre el ritmo de dólares que ingresarán en los próximos meses al país.

Al respecto, interesante planteo en Ámbito Financiero:

Mientras la cosecha de soja está llegando a su etapa final y avanza lenta la siembra de trigo, el Gobierno sigue de cerca el consolidado ingreso de divisas que viene mostrando el agro gracias a la fenomenal suba de los commodities, factor clave que colabora con la calma cambiaria que se extendería durante, al menos, los próximos tres meses.

Según las proyecciones del sector privado, en base a las ventas declaradas al exterior por parte de las agroexportadoras, junio terminaría con un ingreso de alrededor de US$3.000 millones, lo que representa un leve retroceso respecto al récord de mayo que fue de US$3.500 millones. De todas formas, un volumen óptimo, teniendo en cuenta que en el sexto mes del año pasado, el sector liquidó apenas US$2.300 millones.

En paralelo, teniendo en cuenta los fenómenos estacionales lógicos de la campaña agrícola, las proyecciones indican que durante el período junio–agosto, el ingreso de divisas continúe sostenido, para comenzar a mostrar un retroceso a partir de septiembre.

En este marco, la consultora FIDE adelanta: “en términos de las perspectivas para los próximos meses, creemos que el contexto de tranquilidad cambiaria se sostendrá gracias al impulso que se va a registrar desde el costado real de la economía con el ingreso de dólares de la producción agropecuaria”.

De esta manera, gracias a la suba internacional de los commodities agrícolas, que en el caso de la soja ronda más del 50% en el año, se espera que el ingreso de divisas crezca alrededor del 20% respecto al año previo cuando apenas rozó los US$20.200 millones. Este escenario le confiere al Gobierno un aliciente en medio de la segunda ola de coronavirus para asegurarse la pax cambiaria que viene consolidándose durante este 2021.

En tanto, la aceleración muy preocupante de los precios en los últimos meses y de caída del salario real también encendió las alarmas en el oficialismo. Al respecto, el periodista Carlos Burgueño aportó:

El Gobierno está esperanzado en que para el momento de votar en las próximas elecciones legislativas, y, vacuna mediante, aún algunos meses antes de eso, Argentina volverá a crecer. Y que, al menos la proyección oficial que figura en el Presupuesto para este año de un alza del PBI de 5,5%, se cumplirá. Y que el estancamiento y leve caída del segundo trimestre sea sólo un mal paso fruto de las consecuencias de la pandemia. Y que para el momento de ir a votar, el innegable mal humor que hoy tienen los asalariados por la pérdida en el poder adquisitivo de los sueldos, esté superado.

La estrategia electoral del oficialismo tiene diferentes capítulos. Uno de ellos, obviamente importante, tiene un costado económico. Supone la coalición gobernante que para las legislativas de noviembre, la mayoría de la población ya estará vacunada; y la actividad nuevamente en una cierta normalidad. O al menos, adaptándose a nuevas estabilidades laborales y productivas. Y que habrá sectores hoy muy postergados que estén en plena recuperación.

El dilema político es otro. Desde el “ala política”, en todas sus dimensiones, se pregunta sobre la inflación y el poder adquisitivo real de los salarios para el momento de llegar a las urnas. El gobierno contesta la pregunta con auspiciantes datos. Se afirma que para el momento de votar, la situación de los salarios de los trabajadores en relación de dependencia tenderá a la mejora hacia fin de año por una combinación triple.

Se considera que el índice del IPC que mide el INDEC, tenderá a un ritmo de crecimiento de 2% para los últimos meses del año, dos puntos porcentuales menos que los registrados en los primeros cuatro meses del 2021. También provocará una mejora en el nivel de compra de los sueldos, la aplicación de la mejora en el tema Ganancias en los sueldos de menos de $150.000 mensuales de tope; la que comenzará a aplicarse, finalmente, desde la liquidación de los salarios de junio que la mayoría de los empleados en relación de dependencia recibirán a comienzos de julio.

Como sea, para el momento de votación ya estaría aplicándose la mejora. La tercer esperanza oficial es que para fin de año las paritarias de los principales sectores laborales del país ya estén operativas y con resultados concretos sobre los sueldos. Y que, en todo caso, la discusión sea si se habilitan o no las cláusulas gatillo o de revisión, dependiendo de los gremios que hayan negociado. La orden política que llegó desde el Senado, es que los sueldos este año no pierdan contra la inflación, y que, como mínimo, le empaten. Y que en el momento de ir a votar, la sensación sea de recuperación del poder de compra de los sueldos. Todo dependerá entonces del nivel de dominio que el gobierno demuestre sobre la inflación. Para esto el IPC debería ubicarse por debajo del 2%.

El gobierno tiene plena confianza en que la economía ayudará en el próximo semestre. Un informe reservado que circula dentro del gabinete explica las bases de ese optimismo. El trabajo elaborado en el Ejecutivo indica lo siguiente:

  • Desde septiembre pasado, la industria viene operando por encima de los niveles prepandemia (con la excepción de octubre). En marzo de 2021, según INDEC la industria estuvo 10,7% por encima de marzo de 2019 (sí, de 2019). Estimaciones preliminares para abril arrojan una suba del 6% contra abril de 2019 (aunque caída intermensual del 2,9% contra marzo, por efecto de la segunda ola). En el primer cuatrimestre, la suba es de aproximadamente 5% contra mismo período de 2019.

 

  • Como efecto de ello, el empleo industrial viene recuperándose mes a mes. No solo recuperó lo perdido por la pandemia, sino que ya está por encima de los niveles que dejó Macri. En febrero de 2021, hubo 22.000 puestos de trabajo formales más que en febrero de 2020, con 18 de 24 sectores industriales creando trabajo en términos netos.

 

  • En términos sectoriales, la mayoría de los sectores está por encima de 2019. Particularmente bien anduvo el complejo metalmecánico, gracias a la extraordinaria performance de la maquinaria agrícola y, también, al impulso de la construcción, la línea blanca y el sector automotriz. Hubo cierta sustitución de importaciones en algunos de estos sectores (por ejemplo, heladeras o maquinaria agrícola), que permitió apuntalar la producción y el empleo sectorial, ahorrando divisas.

 

  • La rentabilidad de las pymes industriales se ha recuperado. En abril el 48% (según CAME) tuvo rentabilidad positiva, cuando en abril de 2019 esa cifra era del 29% y en abril de 2020 del 10%.

Por último, muy interesante el panorama del economista Maximiliano Montenegro, quien desmintió un Plan Bonex o corralito a partir de la normativa del Banco Central que habilita a bancos a migrar encajes de Leliqs a bonos del Tesoro:

Plan Bonex

La situación es incomparable con diciembre del '89, que fue la segunda hiperinflación a poco de comenzar el gobierno de Carlos Menem. A principios de ese año, en abril y mayo, todavía gobierno de Alfonsin, se desata la primera hiperinflación en la Argentina. Eso significa el adelantamiento del traspaso de mando. Asume Menem anticipadamente en julio y sobre el final de ese año se desata la segunda hiperinflación. La situación es totalmente incomparable: estamos hablando de 400% o 500% de inflación en un mes y cero dólares de reservas del Banco Central, ninguna posibilidad de acuerdo con el FMI, una explosión de pesos (australes) dando vuelta en la economía y un déficit fiscal de 10 o 12 puntos del PBI financiado con emisión monetaria.

Corralito

El segundo escenario de crisis de 2001 -corralito- es todavía menos comparable con la situación actual y no tiene nada que ver con esta nueva normativa del Banco Central.

Desde el punto de vista bancario, fue una crisis de descalce de monedas. En ese momento, los bancos tomaban depósitos en dólares y prestaban en dólares a empresas o particulares que tenían depósitos en pesos. Cuando se vino la corrida de salida de capitales y después de corrida bancaria, los bancos no tenían los dólares para darle a los depositantes.

A partir de esa crisis, se han adoptados medidas prudenciales que se han respetado en los distintos gobiernos: hoy los depósitos en dólares, prácticamente la mitad, están encajados en el Banco Central a la espera de depositantes que puedan ir a buscar sus dólares a los bancos y la otra mitad están prestados a empresas exportadoras.

En las sucesivas crisis cambiarias no generaron ningún tipo de crisis bancaria para devolver los dólares.

En síntesis, la nueva normativa del Banco Central no creo que pueda generar ni un riesgo de Plan Bonex o de corralito. La situación es totalmente incomparable.

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