En una fría noche del 6 de febrero de 1962, el Estadio Monumental de River se convirtió en testigo de uno de los enfrentamientos más épicos en la historia del fútbol sudamericano. River Plate, el valiente, se enfrentó al imponente Santos de Brasil comandado por Pelé en un amistoso que resonaría en los anales del fútbol.
SANTA PALIZA AL BICAMPEÓN
El día que River Plate dio la campanada y demolió al Santos de Pelé
River Plate hace historia al vencer a Santos en el Monumental en 1962. Onega y Pando golean, Carrizo brilla. Victoria épica sobre el mítico equipo brasileño.
River Plate con los tapones de punta
River salió decidido a imponer condiciones desde el primer minuto. Presionando alto y jugando en conjunto lograron ahogar al Santos, que no encontraba la manera de contrarrestar el ritmo de los locales. A los 20 minutos, Ermindo Onega, con una exquisita definición, puso el 1-0 en el marcador. Y antes del final de irse al descanso, Martín Pando aumentó la ventaja con un remate cruzado que dejó sin chances al arco defendido por Gilmar.
En el segundo tiempo, el Santos salió con todo en busca del descuento. La experiencia y la calidad de sus jugadores comenzaron a pesar, y River se vio obligado a replegarse y defender con uñas y dientes. Amadeo Carrizo se erigió como la figura del 'Millonario', realizando una serie de atajadas providenciales que mantuvieron la valla invicta. Recién a diez minutos del final, Decio logró descontar para el Santos, pero no hubo tiempo para revertir la derrota.
El Santos que se comió dos
La victoria de River ante el Santos de Pelé fue una hazaña increíble dentro de la historia del club. No solo por la magnitud del rival, sino también por el contexto en el que se produjo. El equipo brasileño era considerado una máquina de ganar, y venía de salir campeón de las dos últimas Copas Libertadores. Por su parte, River se encontraba en un período de transición y no era uno de los favoritos; aun así, ese día el 'Millonario' demostró que podía competir de igual a igual con los mejores del mundo.
Aquel triunfo quedó grabado a fuego en la memoria de los hinchas de River Plate como ejemplo de la grandeza del club. Recordando que todo es posible con pasión, entrega y sacrificio. Y es un legado que inspira a las nuevas generaciones de jugadores a seguir soñando en grande.