OPINIÓN

DILEMA POR LA MEJORA EN LENGUA

¿Quiere Aprender? Llame a una maestra

Muy interesante la propuesta de Daniel Etchepare en un contexto en el que se cuestiona mucho al sistema educativo (¿origen o consecuencia de la decadencia cultural argentina? Es otro debate), y expone un caso concreto para reflexionar.

La sospecha cubre a las evaluaciones Aprender. Las dudas metodológicas abundan:

> el corte que se hace de los niveles socio-económicos y la categorización de los resultados;

> el orden en que se toma la evaluación (primero Matemática, y luego Lengua en 2016, y al revés en 2018).

Son algunos, simplemente, pero puede seguir la lista con las disparidades provinciales, modos de presentar la información de mejora por tipos de gestión o por NSE (nivel socioeconómico). 
Puede pesarse en la mayor respuesta de los estudiantes, que pasó de un 70,8% que respondió la evaluación 2016 a un 78,7% en 2018. Pero esto no lo explica in totum. 

Tampoco se encuentra motivo alguno para correlacionar el resultado de mejora con las políticas públicas educativas que se han llevado a cabo en este período. El plan de las Escuelas Faro no es muy iluminador: implementado en 3.000 escuelas (1.500 primarias) resulta difícil atribuirle algo. Sumando a ello el hecho de que incluía también Matemática. 

¿Por qué se da la mejora en un área sola? 

¿Por qué los demás índices no muestran mejoras consistentes? 

Por otro lado, no resiste análisis alguno si observamos el presupuesto educativo en el ítem de capacitación docente. 

Pero hay un aspecto poco abarcado hasta aquí que es precisamente la noción que subyace a las evaluaciones y a los evaluadores de las evaluaciones: la relación del aprendizaje con la enseñanza.

Ya resulta una perogrullada decir que no son relaciones directas sino que hay una multidimensionalidad que interviene. Lo sabemos del informe Coleman a esta parte. Habida cuenta de ello, la respuesta a qué es lo que generó la mejora en Lengua puede ser cualquier cosa. Puede que sea la metodología de la evaluación, pero puede que sea tambiénel producto de las políticas públicas educativas anteriores y, entonces hoy, el sistema se favorecería de las “joyas de la abuela”. 

Estaríamos poco dispuestos a creer que la correlación entre “desfinanciamiento” y “mejora en Lengua” lo explica. Y si es una trampa para hacer una bandera electoral con ello ¿la trampa está en el 2018 o en el 2016? Aunque puede que las restricciones presupuestarias, la sombra de duda sobre los docentes, las malas paritarias, el mal estado edilicio, hayan sido propiciatorias para que circulen la palabra, los textos, meta y para-textos y lo explique.

En una reunión del INFOD con el grupo de asesoramiento el 25/04 no se pudo llegar a dar una hipótesis consistente que diera cuentas de cuál ha sido el origen de esta mejora. Quizá se deba en parte a que estas reuniones son cerradas.

Si no podemos explicar cuál o cuáles han sido las acciones que han contribuido a ella poco podremos seguir haciendo en consecuencia. Si es que hay algo que hacer. Llamemos, entonces a las maestras que dieron clase a estos chicos y preguntemos cuál creen que es el origen de esta mejora. Entre hipótesis funcionales y enigmas porcentuales, seguro las maestras puedan sorprendernos.

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