INTENSO DEBATE

Los medios contra Facebook, la red preferida de Marcos Peña

Es intensa la batalla entre los medios que producen contenidos y las redes sociales que los reproducen o 'viralizan'. Es inevitable la colisión en breve, en especial porque la Administración Macri ha reiterado su preferencia por las redes sociales. En San Miguel de Tucumán, la 54ta. asamblea anual de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) debatió acerca de la presentación de un proyecto de ley para fortalecer a los productores de contenidos: “La iniciativa plantea la necesidad de un programa de reconversión tecnológica integral que promueva la recuperación productiva de las empresas, a partir de beneficios especiales para inversiones en equipamiento y en capacitación de los planteles profesionales”, se explicó. El avance de las redes sociales como Facebook merece un debate, tan profundo como el control de las personas y de los contenidos que consume, ese control que avanza en el siglo 21. Aquí algunos apuntes:

"Obama falsificó su partida de nacimiento y no es norteamericano. Además, fundó EI junto con Hillary Clinton. El reciente y frustrado golpe de Estado en Turquía fue promovido por la CIA. El Brexit (British Exit) logró que Inglaterra no sufriera la anexión de Turquía a la Unión Europea, llenándola de inmigrantes. Nada de todo lo anterior es cierto pero se repite como verdades en los países citados: son postverdades. Así las calificó la revista The Economist en su nota de tapa titulada “El arte de la mentira: la postverdad política en la era de las redes sociales”. Son mentiras en las que muchos quieren creer porque resultan funcionales a sus prejuicios.

(...) En su presentación, Marcos Peña dijo: “Los temas que aparecen en los medios no son los temas de la gente”, revelando una disputa por la construcción de la agenda comunicacional que pretende instalar desde las redes sociales.

“Los cambios en la forma de contar lo que ocurre son una consecuencia de que cambió la forma de hacer política”, sintetizó el jefe de Gabinete. Ojalá sea así y no estén invertidas causa y consecuencia, haciendo que el cambio de la forma de hacer política sea el cambio de la forma de contar lo que ocurre y de seleccionar (o producir) qué es lo que ocurre. Por ejemplo, vecinos del Conurbano alegres de compartir el colectivo con el Presidente."

Mario Pergolini también se refirió a las redes sociales, específicamente a Facebook:

"Estuvo pasando algo para mí muy grave que no está teniendo la repercusión en medios que debería tener que es que Facebook mintió en los datos de reproducciones de sus videos y mintió casi en un 80%. (...) Cuando Facebook les decía a las marcas que su video fue visto por un millón de personas y nos sacó una gran cantidad a nosotros a precios muchos más baratos, y les dijo a las marcas tu video lo vieron un millón de veces y en realidad lo habían visto 200 mil veces".

"Facebook confirmó el error de cálculo, no obstante la confirmación no tranquiliza a las empresas publicitarias y mediáticas porque nosotros quedamos en números puros". (...) La estadística que luego se enviaba a las compañías publicitarias y los medios de comunicación era sobrestimada porque utilizaban un cálculo erróneo para contar los datos sobre la vistas de videos publicados en la red. Un dato erróneo a propósito".

"Mentir en un 80%, más allá de hacerle un daño a otras empresas que nos comportamos decentemente en el mundo digital, es una estafa".

En tanto, está ocurriendo algo muy grave con la red social que tanto le fascina a Mauricio Macri y sus colaboradores. Una app que compró Facebook, WhatsApp, ha actualizado sus términos y condiciones. Los usuarios deben aceptarlos a menos de que estén dispuestos a abandonar la app. La clave consiste en que WhatsApp compartirá información de sus usuarios con Facebook. En Alemania, la policía de Hamburgo le prohibió a WhatsApp que comparta la información de sus usuarios con Facebook porque vulnera la ley de protección de datos vigente en ese país.

El Reino Unido podría avanzar en una prohibición similar. Incluso ha lanzado una investigación para establecer si ambas compañías están siendo honestas con sus usuarios.

Según los términos y condiciones, WhatsApp no compartirá su número de teléfono con Facebook. Pero sí compartirá:

> El sistema operativo que usa su celular.
> Resolución de pantalla.
> Qué compañía telefónica usan.
> Identificarán qué modelo de celular tienen.
> Información sobre su uso de WhatsApp como qué tan seguido abren la aplicación

Para impedirlo, hay que ingresar a WhatsApp, ir al menú de “Ajustes” y posteriormente a “Cuenta”.

Ahí, abajo, encontrarán una casilla marcada que indica “Compartir info. de cuenta”.

Sólo deben desmarcarla -que ya no se vea la palomita-. Entonces, la app no tendrá permiso para compartir sus datos.

Pero el debate es mucho más importante en el caso de los medios de comunicación.

Roy Greenslade escribió en el diario británico The Guardian:

Al atraer a los lectores y publicistas, el sitio de red social esta tanto haciendo más angosta la agenda de noticias y, al final, poniendo en peligro al periodismo tal como lo conocemos.

Facebook ha emergido como el enemigo N°1 de los diarios. Difícilmente pasa un día sin que no haya un artículo negativo sobre la red social que está atrayendo a “nuestros” lectores y publicistas.

En las últimas semanas, ha habido una especie de sobrecarga de críticas en un rango de temas.

Estaba el bloqueo de la imagen de una niña huyendo de un ataque de napalm en Vietnam. Esto generó una explosión de ira de, entre otros, el primer ministro de Noruega Erna Solberg en “The Guardian”, Jane Fae en el “Daily Telegraph”, y Dominic Lawson en el “Sunday Times” (una pieza excelente).



Los asuntos de impuestos de Facebook se han puesto bajo la lupa. Se levantaron preguntas sobre el ataque de Facebook a los softwares que bloquean publicaciones (como si ese no fuera el interés de todos los canales de noticias). Y ha habido un montón de artículos de críticas sobre los feeds de noticias de Facebook, en particular por su característica de “temas importantes”.

Es argumentable que esto acorta la agenda de los usuarios al avisarles (decirles) qué es lo que deberían leer. Evidentemente, las personas están obligadas a seguir a la manada. De acuerdo a un estudio del Centro de Investigación Pew publicado en mayo, el 66% de los usuarios de Facebook obtiene noticias a través del sitio.

Estas elecciones están hechas por algoritmos, los cuales pueden monitorear los intereses de los usuarios y entonces “alimentarlos” con lo que el modelo arimético cree que ellos desean, mientras filtran material que supuestamente no desean.

Por lo tanto, observemos a un escritor del The Times en un artículo del sábado: “Las noticias de Facebook son lo que Facebook dice que son”.

Aunque asentí, no pude evitar recordarme a mí mismo que esto convenientemente pasaba por alto el hecho de que, antes de la llegada de las noticias por internet, en los diarios era lo que los diarios decían que era.

Siempre ha sido el caso, desde el amanecer de los medios, que quienes controlan los canales de noticias: diarios, TV y radio, online; toman decisiones sobre qué publicar y, más significativo aún, qué no publicar. Entonces, ¿hay una necesidad real de estar específicamente preocupado por Facebook?

Sí, escribe Jemima Kiss, de “The Guardian”, en su más reciente artículo acerca de la revisión del periodismo británico. En su artículo, “un gigante que nos puede comer”, ella sostiene que el líder mundial de redes sociales está ejerciendo tanto una “dominación cada vez más grande de los ingresos de la publicidad de internet y el control de una parte significativa de la plataforma de distribución”.

Los usuarios “a voluntad, ponen un sinfín de información personal sobre ellos mismos en Facebook” y eso permite que el sitio “venda publicidad personalizada a través de este”.

En contraste, incluso la más avanzada y exitosa página web de cualquier diario es incapaz de hacer lo mismo. No pueden competir, escribe ella, con tal sofisticada personalización. Es el motivo de la dificultad que todos están enfrentando en asegurarse suficiente ingreso de publicidades digitales para pagar su periodismo.

Kiss no desarrolló este punto explícitamente. Pero yo sí. El incremento de dominio de Facebook sobre los volúmenes publicitarios está causando el despido de los periodistas, las personas que producen las noticias que se transmiten a los lectores de Facebook.

La conclusión lógica a ese proceso no es sólo la destrucción de los viejos medios, del legado de los medios, de los principales medios, como quieras llamarlos, sino el fin del periodismo tal como lo conocemos.



Antes que los cínicos griten que esto no es algo malo (mientras que los optimistas digitales aseguran que un independiente, y por lo tanto mucho mejor, periodismo se levantará en su lugar) piensen en los peligros que enfrentaremos sin la organización colectiva de periodistas habilidosos, que trabajan para organizaciones lo suficientemente grandes como para mantener el poder bajo control.

La “Facebokanización” de las noticias tiene el potencial de desestabilizar la democracia al, primero, controlar lo que leemos y, segundo, al destruir los canales que proveen el material.

Kiss cita un estudio Pew el cual encontró que Facebook es, por amplio margen, el sitio favorito para compartir noticias en los EE.UU.

En cuanto a la controversia sobre el control que ejerce sobre las opciones de noticias, ella señala que aunque los editores humanos hayan sido reemplazados por algoritmos, estos robots son, por supuesto, diseñados por humanos. Por ende las decisiones en lo que aparece o no aparece no en ni neutral ni imparcial.

Similarmente al crear los feeds de noticias que le dan a la gente lo que supuestamente quieren, estas personas rara vez, de haber alguna, ven al material ofreciendo una perspectiva diferente. Otra vez, Reconozco que bien pudo haber sido el caso en el mundo de papel. Si uno lee, digamos, el Daily Mail, o el Daily Mirror todos los días, ¿no se te cerraran visiones alternativas?

Kiss argumenta que las neewsfeeds de Facebook también alienta “un enfrentamiento superficial; un “like” o un “compartir” que endosa solo la idea del título, debido a que el neewsfeed no ofrece incentivo para esperar, clikear y leer el material hasta el final.

Y ella está parada en un terreno muy seguro para cuestionar la falta de transparencia involucrada en las decisiones que Facebook toma al crear, y continuamente modificar, sus algoritmos.

Ella escribe: “Es seguro que proteger al periodismo no es una prioridad para Facebook, donde los ingenieros mantienen el poder y la solución casi siempre buscada a través de tecnología”

Su conclusión arroja luz sobre el tema. Facebook es, sin lugar a dudas, un éxito comercial y lo consigue de manera justa “en un mercado abierto competitivo”.

Pero, ella escribe, “el periodismo es más que sólo negocios; tiene un crucial y reconocido propósito social que es más importante que nunca en esta era de inestabilidad, políticas de aislamiento y un escaso escudriño de riqueza y poder”.

No podría estar más de acuerdo. Esa es la misión que Facebook pone en peligro.