CONTINÚA EL DEBATE

El omega-3 bueno para el envejecimiento (no sirve para el corazón)

En los últimos tiempos se sucedieron estudios científicos que hablan del beneficio que produce el omega-3, entre los cuales se destacan el retraso del envejecimiento, ayuda para la memoria y para los problemas cardiovasculares. Sin embargo, este último beneficio es foco de un debate. Algunos estudios indican que sirve para ello y otros arrojan en sus resultados que no es así.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).- Cientos de estudios científicos aseguran que hay un aliado que podría proteger la memoria, potenciar la fuerza muscular y ayudar en la recuperación de accidentes cardiovasculares. Se trata de los ácidos grasos omega-3, presentes sobre todo en el pescado azul. Sin embargo, un nuevo artículo muestra que no se puede relacionar su consumo con un beneficio de la salud cardiovascular.

Los beneficios del omega-3 no son nuevos, pero a medida que se realizan nuevas investigaciones sus aplicaciones aumentan. Su utilidad para frenar el deterioro que causa el envejecimiento podría ser mayor de lo que se creía, pero el cuestionamiento viene por el lado de la salud cardiovascular.

Un nuevo estudio de la Universidad de Aberdeen, en Escocia (Reino Unido), asegura que algunos ácidos grasos omega-3 que tiene el pescado pueden ayudar a fortalecer la masa muscular, que en la gente mayor de 40 años se reduce entre un 0,5 y un 2 % cada año. Este proceso natural de envejecimiento se conoce como sarcopenia y es una de las principales causas de debilidad e inmovilidad en los ancianos, pues se calcula que la sufren una de cuatro personas de entre 50 y 70 años, y más de la mitad de los mayores de 80.

La fórmula perfecta: omega-3 y ejercicio físico

Después de que estudios previos con animales hubieran demostrado que las dietas ricas en omega-3 aumentan el volumen muscular, los investigadores de la Universidad de Aberdeen, liderados por el doctor Stuart Gray, decidieron investigar si estos podrían ayudar a revertir la sarcopenia en humanos.

Los científicos seleccionaron a 14 mujeres mayores de 65 años, a las que dividieron en dos grupos. Todas ellas tuvieron que someterse a un programa de ejercicio físico de 12 semanas que consistía en dos sesiones de 30 minutos de ejercicios estándar para los músculos de las piernas. La mitad de las mujeres ingirieron suplementos de ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexanoico (DHA), conocidos ácidos grasos omega-3, mientras que el otro grupo recibió un placebo de aceite de oliva.

Es recomendable conocer qué ácidos en concreto tienen los suplementos que se toman. Al comienzo y al final del ensayo, se midió la fuerza muscular de las piernas de las mujeres, y los resultados fueron convincentes. Las mujeres que tomaron el aceite de oliva experimentaron un incremento del 11% en su masa muscular, mientras que aquellas que recibieron EPA y DHA tuvieron un aumento del 20%, una mejora estadísticamente significativa.

Pese a los resultados alentadores del estudio, el doctor Gray ha explicado a la BBC que no todos los suplementos de aceite de pescado tienen por qué presentar estos beneficios: “Una cápsula que contiene un gramo de aceite de pescado puede que sólo contenga 100 miligramos de EPA y algunas otras pueden contener 400”. Por ello recomienda conocer que ácidos en concreto tienen los suplementos, sin olvidar tomar el pescado de forma directa, que es la forma natural de obtener estos beneficios. Los pescados con más alta concentración de ácidos grasos omega-3 son los peces de aguas frías como el salmón o la trucha y todos los pescados azules, como las sardinas, los boquerones o la caballa.

Aunque el trabajo de la Universidad de Aberdeen es el más reciente, las publicaciones sobre los beneficios de los ácidos grasos omega-3 son regulares. Su papel en la prevención de enfermedades cardiovasculares es de sobra conocido pero, según algunas investigaciones, sus beneficios no se limitarían a retrasar el envejecimiento físico, también podría reforzar la función cognitiva de los mayores.

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Los científicos observaron una relación positiva entre la ingesta de suplementos y un incremento del volumen cerebral. Una importante investigación del Hospital de Rhode Island (USA) cuyos resultados se publicaron el año pasado, constató un vínculo entre los suplementos de omega-3 y la función cognitiva de los ancianos. Los investigadores estudiaron la evolución de 819 ancianos, 117 de los cuales tomaron suplementos de aceite de pescado.

Gracias a resonancias magnéticas, a las que se sometieron todos los participantes, los científicos observaron una relación positiva entre la ingesta de los suplementos y un incremento del volumen cerebral, en áreas cruciales para la memoria y el pensamiento (la corteza cerebral y el hipocampo).

Los estudios sobre los beneficios de los ácidos grasos omega-3 siguen sucediéndose, pero pronto podría presentarse un problema inesperado. La demanda de suplementos de aceite de pescado es tan elevada, y está creciendo tan rápido, que en dos años podría empezar a escasear la materia prima pues, en resumidas cuentas, las piscifactorías, de las que provienen la mayoría del omega-3 de los suplementos, no dan abasto.

Son las conclusiones de un reciente informe de la Marine Conservation Society, que urge a encontrar alternativas vegetales a los suplementos de aceite de pescado, como la salvia hispánica, las nueces, el lino o las semillas de calabaza, plantas todas ellas con alto contenido de ácidos grasos omega-3.

Si bien, las virtudes de los suplementos nutricionales omega-3 han sido destacadas en numerosos estudios (pueden ayudar a frenar el envejecimiento, se añaden a todo tipo de alimentos para reducir el colesterol y hasta podrían mejorar el comportamiento de niños de primaria),  un nuevo artículo muestra que no se puede relacionar su consumo con un beneficio de la salud cardiovascular.

El artículo en cuestión, que se publicó este martes (11/09) en la revista JAMA, plasma los resultados de un análisis de 20 ensayos que pusieron a prueba las cualidades de estos ácidos grasos y que, en total, observaron a 68.680 pacientes. El objetivo de los autores, dirigidos por Evangelos  Rizos, del Hospital Universitario de Ioannina (Grecia), era tratar de aportar datos concluyentes sobre las virtudes de un tipo de grasas que en los últimos tiempos han provocado cierta controversia científica.

Se supone que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 tienen efectos positivos sobre la salud cardiovascular porque rebaja los niveles de triglicéridos (un tipo de grasas), puede prevenir arritmias graves e incluso bajar la tensión. De hecho, muchas sociedades relacionadas con la prevención de problemas cardíacos e incluso algunos organismos reguladores europeos recomiendan el consumo de omega-3, a través de la dieta o de suplementos alimenticios, para ayudar a personas que hayan sufrido infarto de miocardio o para disminuir el riesgo cardiovascular en general.

Dentro de los casi 70.000 individuos observados en los 20 estudios, se registraron 7.044 muertes, 3.993 muertes cardiacas, 1.150 muertes súbitas, 1.837 ataques al corazón y 1.490 apoplejías. Los análisis mostraron que en ninguno de estos problemas se pudo encontrar una relación entre el consumo de omega-3 y una protección frente a estas muertes.

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Otro estudio aseguró en julio que los omega-3 no reducían la mortalidad. Los autores señalan que algunos metaestudios iniciales, como uno publicado en 2004, obtuvieron resultados que atribuían un beneficio al consumo de omega-3, tanto a través de la dieta como por medio de suplementos, a la hora de prevenir problemas cardiovasculares. Sin embargo, una mayoría de los estudios posteriores o no lograron demostrar esa relación beneficiosa entre la salud cardiovascular y la ingesta de estos ácidos grasos o obtuvieron resultados que después no pudieron ser replicados.

Por último, el ensayo ORIGIN, que incluyó a 12.536 pacientes y publicó sus resultados el pasado julio, concluyó que los omega-3 no reducían la mortalidad o la probabilidad de sufrir otros problemas cardiovasculares en individuos en situación de alto riesgo.

Las conclusiones de los autores del estudio bajarían de su pedestal a estos ácidos grasos. De hecho, afirman que sus descubrimientos “no justifican el uso de omega-3 como intervención estructurada en la práctica clínica diaria ni las pautas que recomiendan la administración diaria de omega-3″. Los resultados de este y otros estudios recientes indican que, pese al prestigio acumulado por estas sustancias, el debate continuará.

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