Desde Javier Milei en adelante todos podemos insultar y ser insultados libremente. Algunos periodistas se enojan cuando son insultados y su vida ha sido de denuestos y vituperios hacia terceros mas allá del micrófono, la página o el televisor. Tremenda ironía de la viga, la paja y el ojo ajeno.
DE LALI ESPÓSITO A MARÍA BECERRA
Me gustaría que Javier Milei me insultase
Javier Milei ha decretado la libertad de insultos. Un poco, no hay que exagerar, como en 1813, cuando se decretó “la libertad de vientres”.
Donde el tema se vuelve un rulo, un “looping” negativo y peligroso, es cuando Javier Milei no admite el ”que te recontra”. No admite la réplica insultante. No admite la réplica. No admite…. Tendría que trabajarlo con su analista.
Tendrían que trabajar con sus analistas los dos, él y su hermana, Karina Milei. A la co-Presidencia no le cabe la información pública (salvo fotos y pequeños respingos no es de largos discursos, parrafadas o la simple elocuencia de las miradas) y advierto: es para reflexionar que el periodismo de investigación, como el de oposición (pocos, realmente pocos) como el periodismo ensobrado de Milei ignoren a la Guillotina o La Jefa. Ambos remoquetes son creatividad de su hermano. Tendrán dos analistas. Tendrán analistas. Se puede vivir en el Siglo XXI sin analistas. Todas preguntas, soy periodista, soy el que hace las preguntas.
Boris Vian
La referencia a la Información Pública está clavada en aquella vieja historia de la publicación de los actos de gobierno. Cada vez mas, cada vez mas cruzados, peligrosos… y oscuros. Seguir sus artículos e incisos convierten una ley en un crucigrama tramposo. No tiene final feliz. Debemos aceptarlo, no es un problema de Milei. Es un problema que Milei no resuelve excepto cuando dice…¡Afuera!... sin medir las consecuencias de quien queda a la intemperie.
Cuando Boris Vian, uno de los verdaderos inventores del realismo mágico (“la espuma de los días” es anterior a “100 años de soledad” , mas corta pero igualmente bella) en su poema “no quisiera crepar” sostiene eso, que no quisiera morir sin ver los monos del África con el culo al aire (ojo traducción realista y no edulcorada del poema) a mi se me aclara la calificación de nuestro presidente. Es clara la alusión sexual. Algo les pasó a los argentinos a quienes el presidente identifica con aquellos mandriles. Es uno. Un insulto. Una calificación. Una renovación del lenguaje.
Es el lenguaje. Se lo repito. Es, claro, “muy claro, claro, claro está” con Javier Milei aparece un importante clivaje cultural. Un plano de clivaje que se hace mas notorio. Que me perdone Ferdinando de Saussure. Milei se mete en las operaciones sintácticas y arma un despelote. ¿No lo ven?
La diferencia con el insulto y anatema de otros presidentes y políticos no llega la muerte ni el escarnio público. No mete miedo al asesinato, si a difusión: quiero que me insulte. Tendré mas visitantes en las redes… si es que tengo redes. Las redes son poderosas.
No es el inventor del insulto político. Es el abusador del insulto como materia del sujeto y predicado y el huevo en otro nidal.
Las operaciones culturales son de múltiple entrada e infinitas salidas. Todas sobre una misma masa informe con presente, pasado y un inatajable porvenir. Solo se sabe algo que hace tiempo sucede: un canto rodado que gira y roza y se y transforma. Eso es la obra del hombre: la cultura. Única duda que debe admitirse: Milei la expresa en sus cambios o simplemente la cambia por sus actos… La suma daría una buena síntesis.
Luis Eduardo Aute, con una formidable versión de León Gieco, menos aburrida que por su autor, sostiene “que el pensamiento no puede tomar asiento…”
Gieco, el solo, sostiene un yerro simpático: La cultura es la sonrisa. No es cierto pero es agradable.
Milei, con la lentitud de los elefantes en carrera dentro de un bazar (una manada, no uno solo) acomete contra un hecho consagrado y allí advierto lo tremendo. La profundidad de cuanto nos sucede. Lo diré en un punto y aparte.
Milei fue consagrado por el voto popular por la mitad mas uno de los argentinos, pero gobierna para el beneplácito y la aceptación de las redes.
Hamelin
Vamos por mas: cada uno de sus insultos, por detrás sus actos, mas atrás lo oculto de algunas decisiones, la torpeza de otras, lo irracional de algunos gestos, no tienden a resolver un plan económico o efectivizar una gestión social para el total, un total que lo eligió--- se insiste, con el voto popular—sino para mantener en niveles que han estimado como positivos de aceptación en redes….
Lentamente los periodistas de Buenos Aires, muchos de ellos de un modo poco elíptico y claramente desembozado, atienden a leer los actos de gestión (gobernar es gestionar lo público) según una lectura que apunta mas al equilibrio de los algoritmos que a la mejoría de la situación social.
Es una nueva versión de Hamelin… Si.
1- Yo no lo quiero a Milei, no me resulta grata su cara de Benny Hill con mas pelo e igual fisonomía de gestos múltiples (según desde qué ángulo lo tome la cara su gestualidad es acoplada o desacoplada, sería genial un director de edición con ganas de trabajar) pero es la que ofertan y aceptan. Es el Presidente.
2- Yo no lo quiero a Milei y escucho todos sus discursos, esa dificultad para completar conceptos, cerrar las frases, esa tendencia irrefrenable a la oración subordinada, el exceso de muletillas (bueno… bah… digamos…) pero es el Presidente
3- Yo no lo quiero a Milei pero admiro como, cuando quiere, rompe la cuarta pared como un artista consumado, el juego de sus dedos como llenos de un aceite pringoso al que debe desprender, convertidos en objeto de atención, el tono de complicidad con el que avanza sobre la platea, el alto registro, casi infranqueable que ni los mas reconocidos teóricos de la economía pueden sostener por lo dicho, las oraciones subordinadas, la acotación y el paso de esa altura a la comedia de las malas palabras, los sobretonos y las imitaciones. El Presidente es un showman que hace de cada intervención pública un espectáculo de primera categoría. Admiro su capacidad de improvisación y de retorno a un libreto original. El Presidente tiene un libreto y lo ejecuta.
Los Presidentes
Habíamos tenido un presidente dipsómano, mentiroso, golpeador, fraudulento, un abogado chanta como Fernández al que se le olía la mentirta y la trampa a la distancia.
Tuvimos un Presidente pusilánime que creía que todo se arreglaba como el deseo de un penal en el minuto 91 en Boca Juniors. Era fácil advertir que no tenía discurso, lenguaje, plan o futuro.
Tuvimos una Presidente que creyó que el poder es hereditario. Lo heredó de su esposo, que escuchaba. Ella pedía que la escuchasen. Ahora desea que su hijo herede el poder de su padre que ella estrelló por cobardía de sus súbditos..
Ella lo heredó de un pragmático al que no debían enseñarle que, para gastar ms de lo que se recauda, es necesario estafar a un tercero. Y las tasas chinas. Claro.
Tuvimos un desastre institucional con un radical cordobés y tierno, traicionado por un peronista progresista… y traidor: “chacho” Álvarez. El que traiciona al peronismo seguirá siendo traidor.
Hay mas. El que traiciona a un radical—siendo radical—es parte de una interna que desde 1890 no ha terminado. Alfonsín traicionó a De la Rúa. En complicidad con Duhalde.
Menem impidió que Duhalde fuese presidente. Menem, como Kirchner, entendía de qué va la cosa con el poder y como se ejerce.
Alfonsín fue el hecho histórico que conmovió a tal punto el valor del voto que los radicales lo traicionaron. No se bancaron esa jefatura.
NK y CM sabían que es necesario conducir lo diverso, que lo propio siempre dice que si.
CFK es tan brutalmente ignorante de las leyes de la política que solo quiere conducir lo propio y subordinado. Hasta que no se jubile en serio no habrá paz en ése movimiento. Faltan 20 años.
Con ninguno de ellos tuve aspiraciones al insulto, que es una forma muy clara del lenguaje, de la cultura, del “vamos vamos que esto es la vida”.
Pero caramba, siendo que asomé a la vida con Perón Presidente, he visto a todos, algunos mas de cerca que otros.
Ninguno me obligó a escuchar a Lali Espósito o la Becerra para entender el poder político de subirlas al ring e insultarlas.
Ninguno me llevó a preguntar la razón de sus insultos a periodistas de escaso rigor intelectual (en algunos casos)
Ninguno me ha hecho cuestionar el eje: no le importan los votos, no le importa el voto popular y a mi si. Ignoro el potencial infinito de las redes (y… si es infinito…) y a Milei lo redefinen.
De no ser así, perdonen mi inocencia, estoy frente a uno de los mas grandes simuladores desde 1983 a la fecha.
Este es el año, en Santa Fe desde el 14/04 a la mañana (recuento de votos de elecciones del 13/04) en el que se podrá saber si los votos siguen estando y se acrecentarán en este año electoral en otras fechas pero en todos los territorios (yo creo en los votos, creo en el voto popular… y en la alternancia) y podré entender si los insultos son parte del juego en las redes pero no hay deseos de poder absoluto, que el voto popular desmentiría, impediría y si, básicamente, el insulto es una de las bellas formas de la dominación y la mansedumbre. Ojalá me insulte, no quiero ser subordinado.
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