Javier Milei se ha jactado de "acelerar en las curvas" -algo totalmente desaconsejado ya que lo más probable es despistar- y ahora, envalentonado con el triunfo electoral que él considera un cheque en blanco para avanzar en todas las reformas que tiene en mente, comenzó a pisar el acelerador.
Spinelli: "No es un acuerdo, es un relato diplomático que oculta que Argentina ingresó en una dependencia financiera sin contrapesos"
Andy Spinelli, financista reconocido en X (@Andy_c_Spinelli), hizo un duro análisis del acuerdo de USA con la Argentina:
"Una alianza sin contrapesos: el framework con Estados Unidos y el costo real para Argentina. Recuerda a la enmienda Platt de 1901 cubano americana....
El gobierno presentó el 'Framework for a United States Argentina Agreement on Reciprocal Trade and Investment' como un acuerdo histórico. El título seduce: 'reciprocidad, apertura, modernización'. Pero detrás del anuncio hay otra cosa. No hay acuerdo, ni anexos arancelarios, ni compromisos verificables. Solo una declaración política diseñada para vestir de épica una relación profundamente asimétrica. Un borrador sin sustancia que llega en el peor momento macroeconómico: con el peso en mínimos, los bonos en zona de terapia intensiva y las reservas netas exhaustas.
El timing no es inocente. Mientras los mercados globales corregían de manera ordenada, Argentina se hundía sola. Y en el medio de esa caída. El Framework aparece como el envoltorio político de ese salvataje. Un documento que justifica hacia afuera una ayuda financiera excepcional y hacia adentro, obliga a la Argentina a alinearse a un paquete regulatorio que se presenta como modernización, pero que en los hechos implica renunciar a herramientas de política comercial y regulatoria, es una colonización a la antigua.
1. El corazón del texto: asimetría disimulada
El documento promete 'acceso recíproco al mercado'. Pero la reciprocidad, cuando se la desgrana, no existe. Argentina se compromete a eliminar barreras, aceptar certificaciones de Estados Unidos, flexibilizar controles sanitarios, abrir el mercado automotor y farmacéutico, y desarmar instrumentos clave como la tasa de estadística. Estados Unidos, en cambio, ofrece algo difuso: considerar reducciones arancelarias para ciertos recursos naturales y algunos insumos farmacéuticos. Nada más. No hay listas, no hay volúmenes, no hay cronogramas. Qué entrega Argentina??
Regulación industrial: aceptación automática de estándares estadounidenses para vehículos, maquinaria, dispositivos médicos y fármacos. Esto implica relegar a los laboratorios locales y abrir un frente de competencia imposible para sectores que ya operan con una escala mínima.
Apertura agroalimentaria: ingreso de ganado en pie, pollo y cerdo estadounidenses bajo procesos abreviados. Una movida que afecta a productores medianos y pequeños en un sector donde Estados Unidos opera con subsidios y una estructura sanitaria incomparable. El desmonte de barreras para arancelarias: eliminación de formalidades consulares, simplificación de registros para importaciones, y el compromiso explícito de eliminar gradualmente la tasa de estadística para productos de Estados Unidos, aun cuando la Argentina la había prorrogado hasta 2027.
Propiedad intelectual: reforzar criterios de patentabilidad, acelerar patentes y endurecer controles contra falsificaciones. Un combo que fortalece a las multinacionales y encarece el ecosistema de genéricos. Datos y comercio digital: considerar a Estados Unidos como “jurisdicción adecuada” bajo la Ley 25.326. Una concesión delicada que impacta en privacidad, servicios satelitales y plataformas, y que no es recíproca. Gran Hermano pleno para todos los Argentinos... Qué ofrece Estados Unidos? Una frase: 'considerar positivamente reducciones arancelarias en ciertos sectores'. No hay compromisos duros, ni renuncia al uso de herramientas como la Sección 232, que permite subir aranceles por motivos de seguridad nacional cuando lo estime necesario.
Además, Washington conserva todas sus potestades unilaterales: screening de inversiones, controles de exportación, sanciones y restricciones tecnológicas. En términos estrictos, es un acuerdo donde uno abre y el otro evalúa. No hay simetría posible.
2. Industria y laboratorios: los perdedores silenciosos
El sector farmacéutico argentino, ya golpeado por costos de importación y pérdida de escala, queda expuesto. Aceptar certificaciones FDA sin validación local realinea toda la cadena a estándares externos. La producción nacional pierde peso específico, el margen de regulación sanitaria se reduce y la lógica de genéricos queda subordinada a un régimen de patentes más rígido. Los laboratorios medianos, que dependen de protección regulatoria y capacidad de competir en genéricos, terminan enfrentando un escenario donde la competencia ya no es regional, sino global.
En industria, el impacto es directo. Estados Unidos produce a escala, con energía barata y créditos subsidiados. Ingresar maquinaria y vehículos bajo reglas técnicas estadounidenses neutraliza cualquier margen de diseño industrial argentino. La industria automotriz, que funciona dentro de un esquema Mercosur con integración regional, queda partida al medio: por un lado, regulaciones del bloque; por otro, reglas bilaterales improvisadas.
3. Mercosur: el riesgo institucional
Si este 'Framework' avanzara a un texto real con desgravación arancelaria, Argentina violaría el Mercosur. Las reglas del bloque son claras: política comercial común, negociaciones externas colectivas, Tarifa Externa Común. Ningún país puede firmar un acuerdo de este tipo por fuera de los socios. Brasil no va a avalar un TLC encubierto entre Argentina y Estados Unidos, y Uruguay difícilmente acepte un movimiento unilateral que lo deja fuera de juego.
El gobierno lo sabe: por eso este documento se queda en el terreno de lo declarativo. Si fuera vinculante, generaría un conflicto diplomático inmediato. El problema es que aun sin ser un tratado, ya condiciona los márgenes políticos del Mercosur.
La señal geopolítica es evidente: Argentina se mueve de su lógica regional hacia un alineamiento bilateral con Washington, sin acuerdos internos y sin respaldo institucional.
4. El trasfondo político: intereses cruzados, beneficios concretos
Este no es un texto escrito pensando en la estructura productiva argentina, ni en el Mercosur, ni en la competitividad sistémica. Es un documento político pensado para dos auditorios:
El gobierno argentino, que necesita mostrar un triunfo diplomático en medio de un derrumbe financiero y una dependencia creciente de Estados Unidos y el FMI.
El gobierno norteamericano, que busca blindar políticamente su asistencia financiera extraordinaria a la Argentina, encuadrándola en un discurso de 'libre comercio', 'alianza estratégica' y 'defensa frente a modelos no de mercado'.
Los beneficiarios reales no son los sectores productivos argentinos. Tampoco lo es la economía real de Estados Unidos. Los beneficiarios están en otro lado: actores con capacidad de capturar rentas de apertura asimétrica, proveedores externos con acceso preferencial y funcionarios de ambos lados que necesitan vender esta relación como un logro, no como un salvataje.
Que observar? El 'Framework' no es un acuerdo. Es un guion. Un relato diplomático que oculta que la Argentina ingresó en un esquema de dependencia financiera sin contrapesos y que el precio se paga con concesiones regulatorias, comerciales y geopolíticas que ningún país de la región —salvo los más débiles institucionalmente— aceptaría en estas condiciones. No se trata de antiamericanismo ni de proteccionismo nostálgico. Se trata de algo más simple: la política comercial tiene que defender la producción, el empleo y la autonomía regulatoria del país. Este texto, tal como está, hace exactamente lo contrario. Beneficia a terceros, debilita al Mercosur, tensiona a la industria y deja a los laboratorios locales mirando desde la banquina cómo se negocia su futuro sin siquiera estar en la mesa.
Mientras no exista un acuerdo real con anexos, cronogramas y compromisos verificables, estamos frente a una declaración ruidosa en un momento económico desesperante. Un documento que dice mucho y no concreta nada, pero que adelanta el rumbo: más dependencia financiera, más alineamiento político y menos equilibrio en la agenda productiva.
Nota al pie. Enmienda Platt de 1901: La Enmienda Platt fue un apéndice impuesto por Estados Unidos a la Constitución cubana de 1901 como condición para finalizar la ocupación militar tras la guerra hispano estadounidense. Limitó la soberanía de Cuba al prohibirle firmar tratados sin aprobación de Washington, restringir su acceso al crédito externo y autorizar la intervención militar estadounidense 'para preservar un gobierno adecuado'.
Además obligó a ceder territorio para bases navales, de donde surge el enclave de Guantánamo. Fue el instrumento legal que convirtió a Cuba en un protectorado hasta su derogación en 1934. Estamos preparados para ceder TDF a bases Norteamericanas? "










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