DEBATE

AUTOCRÍTICA

Verbitsky/Alberto F. expulsan a Guillermo Moreno del Mundo K, y hay polémica

"¿Qué le molestaba de la política mía? Las formas no tienen ninguna importancia. Si es por el fondo, si no va a administrar el comercio, cómo va a sacar el país adelante. Si el piensa que el problema de la deuda es que negociaron mal, es una imbecilidad. El problema es quién la paga. La designación de Alberto Fernández fue desacertada y las encuestas lo están indicando, porque baja Alberto. Es una fórmula que está complicada porque no conquista la pasión que necesita del pueblo peronista que está en la calle".
Guillermo Moreno.


Horacio Verbitsky, en su rol de vocero ad-hoc del binomio Alberto Fernández / Cristina Fernández de Kirchner, asumió el rol de comunicar que no hay espacio para todos y todas en el intento de recuperar el poder. Por ejemplo, Guillermo Moreno. Y, de paso, mencionó al preso ex ministro Julio De Vido, y recordó que el volátil Santiago Cúneo es el precandidato a gobernador bonaerense del autocandidato presidencial Moreno, encumbrado por Néstor Kirchner cuando se quedó sin argumentos en el inicio del proceso inflacionario y escasez de inversión directa suficiente. NK y Moreno compartían la errada creencia de que por la fuerza se conseguirá lo que no puede la razón.

El veterano periodista inició su nota afirmando que los periodistas que simpatizan con Mauricio Macri cumplen la pesada tarea de tener que defender a Stornelli, una carga que él afirma conocer porque le sucedió lo mismo en 2006 con Moreno (reivindicándose así, además, como el pionero en la autocrítica a la acción de Moreno en la Administración K).

Resulta muy interesante la controversia que provocó el comentario depurador de Verbitsky dentro de Unidad Ciudadana. De acuerdo a los comentarios habilitados al pie de la nota, hay defensores de Moreno en el mundo Ultra K. 

Pero, precisamente, Alberto Fernández sabe que, aunque ellos se enojen, igual son potenciales electores si se manifiesta la Grieta electoral. Su necesidad hoy son los otros, que entre los pecados de CFK, ubican a Moreno, ícono de la disputa con el Grupo Clarín en su rol de secretario de Comercio con competencia en la empresa Papel Prensa. 

Para relatar la historia completa debe recordarse, sin embargo, que cuando Alberto Fernández, por entonces jefe del Gabinete de Ministros, de Néstor Kirchner, asumió el rol de jefe de campaña de Cristina Fernández de Kirchner, en 2007, prometió realizar despidos que, luego, N.K. no le permitió concretar: De Vido, Guillermo Moreno y Ricardo Jaime eran las promesas de modificaciones en el equipo de ministros que deslizaba A.F. en aquellos días.

De todos modos, también hay que hacer memoria: aquella campaña electoral no fue prolija. No sólo emergió el escándalo de los contribuyentes que aglutinó el por entonces superintendente de Salud, Héctor Capaccioli (origen del caso judicial bautizado como 'mafia de los medicamentos'), sino el 'Valijagate' con Guido Alejandro Antonini Wilson a la cabeza, que tanto daño le hizo a CFK entre enero y marzo 2008.

En esta ocasión, Alberto Fernández, vía Verbitsky, intenta 

** dar una señal de autoridad, en un mensaje a quienes afirman que carece de autonomía;

** exhibir alguna autocrítica respecto del período 2003/2015, y 

** ubicar en tiempo y espacio una eventual gestión suya: no habría lugar para excesos del pasado.

Antes que escribiera Verbitky, Moreno ya había iniciado sus declaraciones contra Alberto Fernánez, afirmando que CFK se había equivocado en la designación, tal como manifiesta que tampoco la precandidatura de Axel Kicillof es apropiada. 

Debe recordarse que, tal como lo recuerda Verbitsky, Kicillof fue quien convenció a CFK de fletar a Moreno rumbo a Roma (Italia), para que profundizara su relación personal con el papa Francisco....

En el relato sobre Moreno, escribió Verbitsky:

"(...) Moreno tenía el don de la sugestión. En Comunicaciones planteó la fabricación de un teléfono celular exclusivamente argentino, al estilo de los vehículos utilitarios, como el Rastrojero del primer peronismo. La realidad de un país en la situación de la Argentina es que sólo nos permitieron fabricar el envase de cartón corrugado y el folleto explicativo. Cuando el gobierno intentó imponer que al menos los tornillos fueran de producción local, las empresas los compraron y los tiraron a la basura.

Desde la renegociación de la deuda externa en default, aceptada por el 76% en la primera ronda, al gobierno le inquietaba la bola de nieve de intereses adicionales que habría que pagar, debido al acuerdo alcanzado por Roberto Lavagna y Guillermo Nielsen, que reconocía a los acreedores participación en los beneficios del crecimiento económico, si el PIB del año superaba el 3,2%.

Al mismo tiempo reaparecía el temor a la inflación, que en los años de la salida de la recesión de fin de siglo había sido de 3,7% en 2003, 6,1% en 2004 y 9,6% en 2005, cuando Kirchner despidió a Lavagna, pero iba en aumento a medida que los salarios recuperaban su poder adquisitivo y el consumo volaba. Vale la pena recordar que Lavagna debió irse luego de aludir a la cartelización de la Obra Pública en un acto público en la Cámara Argentina de la Construcción. Faltaba más de una década para que se inventara la teoría de que fue un político patagónico que obtuvo su primer cargo electivo en 1987 quien les enseñó a cartelizarse a los tiburones del hormigón (como Roggio, Rocca o Macri) que venían repartiéndose las licitaciones desde los tiempos de Onganía y Krieger Vasena, con una técnica que describí en Robo para la Corona.

El mago

Entonces apareció Moreno con la solución mágica: había una capa de funcionarios venales en el INdEC que retocaban los números para que el producto alcanzara el nivel gatillo que habilitara el reclamo de los acreedores. Él desenmascararía a esos apátridas traficantes de información.

Incluso, Moreno preparó unas grandes planillas en papel de plano, que podían enrollarse y transportarse de una oficina a otra en un tubo de arquitecto. Allí se graficaban y cuantificaban los miles de millones de dólares de más que la Argentina en recuperación debería pagar por culpa del ya ex ministro de Economía. Pero nunca identificó a quienes realizaban ese toqueteo de las cifras, ni presentó prueba alguna.

Kirchner, que se tomaba la cuestión muy en serio, ordenó estudiar las cadenas de valor para detectar los puntos de oligopolización que impedían bajar los precios de insumos esenciales: el aluminio para las latas, el cartón para los tetra de leche, acero y cemento para la construcción, papel, polipropileno y la comercialización en supermercados. Incluso ordenó contratar a Edgardo El Zurdo Liffschitz, tal vez el mayor experto del campo popular en cadenas de valor. Pero cuando de la decisión presidencial pasó a la línea burocrática, lo tuvieron haciendo nada hasta que se cansó y los mandó de paseo.

Moreno se mostró como un hombre más práctico y un imaginativo maquillador. Una vez que Kirchner aceptó la teoría de la mafia que empujaba los números hacia arriba porque cobraba comisiones sobre los retoques, Moreno le aportó la solución:

** Recibía a los empresarios con un revolver sobre el escritorio y les ordenaba qué precios podían tocar y cuáles no.
** Manipuló la carga de datos en las computadoras del INDEC. Por ejemplo, en vez de los precios de algunos productos en el mercado, se consignaba el precio oficial fijado por el gobierno.
** También en este caso, hombres armados recorrían los puestos de trabajo verificando qué se cargaba en las pantallas, para terror de ls operadors. Lo conozco por el relato de esas víctimas, a quienes vi en pleno ataque de angustia.
** Presionó a Telefonica para que se olvidara de las deudas por 9 millones de dólares que tenían los licenciatarios de los canales 2 y 9 de televisión, Daniel Hadad y el escribano Raúl Juan Pedro Moneta.
Negociaba con los grandes supermercadistas las ofertas que harían en sus páginas de publicidad.

**  En el comienzo del año lectivo de 2008 ofrecieron unas hermosas mochilas escolares a un precio ínfimo. Recién leyendo la letra chica, se informaba que la oferta regía hasta agotar la partida, que no pasaba de un par de centenares de unidades en algunas sucursales seleccionadas.

Escribí una y otra vez que esas vergonzosas argucias de Moreno devaluaban la palabra pública y que si no tenían consecuencias electorales en los años de bonanza, se pagarían muy caro en cuanto el ciclo económico diera uno de sus normales virajes. La información económica es un bien público y escamotearla es un atentado contra el conjunto de la sociedad. Mientras se ganaban elecciones, Kirchner escuchaba con indiferencia estos señalamientos intelectuales.

Las consecuencias también ensombrecen el futuro. De 2006 a 2012 la Argentina pagó 10.100 millones de dólares por ese cupón emitido en los canjes de deuda de 2005 y 2010. Según la consultora Econométrica, 2.137 millones no hubieran correspondido, si las  estadísticas del INDEC no hubieran sido infladas. Los pagos cesaron en 2014, cuando el crecimiento no llegó al umbral del 3,2%. Esta semana el fondo buitre Aurelius demandó a la Argentina ante el juzgado federal de Manhattan: reclama 83,7 millones de dólares, que se le deberían por el cambio en la serie de medición del PIB en 2014. El principal problema no son esos 83,7 millones de dólares, sino el precedente que podría dar lugar a nuevos reclamos, en un fuero que carece de cualquier imparcialidad.

(...) Del mismo modo, no fue el exceso de conceptos académicos lo que impidió la aplicación de la ley audiovisual, sino la negociación con muy pocas empresas entre cuatro paredes, en vez de la apertura a nuevos actores, en un proceso que no hubiera sido fácil pero que habría ventilado un ambiente opresivo.

Quien proyectó a la relación con las grandes empresas de medios la norma Moreno para la negociación con los supermercadistas, fue el vocero del ministerio de Planificación y luego de la Presidencia, Alfredo Scocimarro, El Corcho. Así se limitó todo lo posible la licitación de nuevos canales que compitieran con los tradicionales y se hizo muy lenta la asignación de frecuencias a los medios sin fines de lucro. Martín Sabbatella nunca tuvo el poder suficiente para imponerse a esa forma de realpolitik. 

“Para qué vamos a permitir el ingreso de nuevos actores, cuando es tan fácil negociar con los cuatro actuales”, razonaba Scoccimarro. Pese a sus largos años junto a De Vido, Kirchner y Cristina, nunca tuvo una denuncia ni una causa judicial. Se diría que nunca molestó a nadie con poder. (...)".

En los comentarios a la nota de Verbitsky, el "pueblo K" se manifiesta polémico aunque, en general, los 'K puros' parecen hasta justificar a Moreno. Es evidente que el mensaje no apunta a ellos. Aquí algo de su reacción, por ejemplo:

** Alberto
Y bue!!! nadie es perfecto, ni siquiera Horacio.

** Ana Maria Llois
Muy buen artículo. Esa autocrítica que muchos reclamábamos desde el mismo espacio o espacio aledaño!. Por otro lado, creo que falta creciente de institucionalidad del actual gobierno, se habría dado, aún, sin un Guillermo Moreno como disparador de justificaciones. Y es cierto que se debe apañar personajes impresentables como el mencionado, aún brinde algún rédito a corto plazo.

** Ricardo
También soy de los que empiezan el domingo leyendo el cohete. Dos cosas:
1) me cuesta creer que la conducta de Moreno haya sido tan trascendente y definitoria. 2) Los escribas del PRO son de otra laya, no se van a retractar.
Parafraseando a Jorge Aleman, seguro que si se tuercen del rumbo, alguno levanta el tubo -que antiguo!- y los pone en vereda nuevamente.

** Lucio
Asemejar las acciones de Moreno con las de Stornelli, Bonadío y la banda es lógimente inválido y éticamente de mal bicho, con ese gif patético que ilustra ambas falencias. Que le avisen a Verbitsky que anda gagueando, déjenlo contar anécdotas de cuando era un joven calzado y hacer imitaciones, que ahora el tipo no distingue tres personas de dos al lado de un espejo. Sus colegas pro se cagan en sus dudosas lecciones de ética, les importa un carajo la verdad y mienten como acto de guerra -contra nosotros-, mientras Verbitsky no sólo botonea a Moreno sino que ensucia al gobierno kirchnerista, que o lo avaló o fue tan inepto que no fue capaz de sacárselo de encima. ¿Para qué lamerle los bigotes a A. Fernández actuando como un botón abyecto, a esa avanzada edad, si ya tiene su silla en la mesa de los bien alimentados de Puerto Madero?
Qué cerca está de los que critica don Verbitsky, qué lástima.

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