CARACAS. Muchas comunidades en Venezuela están pasándolas “muy negras”.
DIARIO DE CARACAS
Padres cocinan las mascotas de sus hijos para alimentarlos
La Venezuela bolivariana prometió mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. No hay indicios de que esto haya sucedido. Al contrario, hay ejemplos concretos de que hay más hambre hoy en Venezuela que en el pasado de socialcristianos y socialdemócratas tan criticados por Hugo Chávez Frías. La siguiente crónica detalla esa situación:
La escasez de alimentos en el país ha arreciado, y lo poco que se consigue está a precios estratosférico. Muchos ciudadanos no pueden adquirirlos porque nos les alcanza el dinero.
Muy perjudicados son los niños, porque ellos necesitan crecer sanos y fuertes. Esto quiere decir que precisan alimentos. Sin embargo, no todos los padres pueden proporcionarlos.
Hay casos de niños que transcurren “hasta dos días” seguidos sin probar bocado, y llevan meses sin recibir los nutrientes que aportan los vegetales, proteínas, carbohidrato y frutas.
Un grupo de 20 personas decidieron ayudar a esos niños al llevarles comida. “Estamos realizando una labor social humanitaria debido a la situación crítica que está atravesando el país. Muchos padres de familia y menores no consumen alimentos”, dijo Alexis Martínez, integrante del grupo que reparte comestibles en zonas de extrema pobreza en el estado Carabobo, ubicado a 150 kilómetros de Caracas.
“Visitamos varios barrios y nos encontramos que muchos niños no comen bien, están desnutridos. Se nos ocurrió hacerles comida para colaborar en su alimentación”, contó Alexis.
Lo que jamás se pensaba hacer
En una de las visitas a uno de los barrios en la entidad encontraron una casa muy humilde, estaba un señor cabizbajo, con los niños en el fondo del patio jugando con la tierra. El señor tenía en su platea una olla en el fuego cocinando “a la mascota de sus hijos (un morrocoy. N. de la R.: tortuga terrestre de patas rojas, nativa de las sabanas y bosques, desde Panamá hasta el norte de Argentina-), porque los menores tenían dos días sin comer”.
“Lo más triste es que los niños no sabían que se iban a comer a su mascota. De allí se desprende las ganas de visitar comunidades y darle un plato de pasta con caraotas”, sumó Martínez.
Comentó que éste no es el único caso de una familia que cocina a la mascota de sus hijos para alimentarlos: “Las mascotas son conejos, tortugas. Lo más triste es que los padres les dicen que se perdieron para no contarles la verdad”.
“Hay niños desnutridos, con los ojos profundos que te dicen con la mirada: ‘Tengo hambre’. Organizamos la actividad y pudimos dar alimentos a 40 niños”, relata Alexis.
Él agregó que realizaron actividades recreativas para que jugaran: “Se les dieron regalitos y de allí vamos a seguir haciendo esta labor. Somos 20 personas, iremos organizando esta actividad en otras zonas”.