El lunes 17/1, el expresidente egipcio, Mohamed Morsi, murió tras desplomarse en un tribunal de El Cairo. El movimiento de los Hermanos Musulmanes, al que Morsi pertenecía, acusó a las autoridades egipcias de un "asesinato premeditado".
EGIPTO
Tras la muerte de Morsi: La Hermandad Musulmana muy debilitada y Al-Sissi eterno
En mayo de 2015, Mohamed Morsi había sido condenado a muerte, pero apeló y estaba siendo juzgado por segunda vez. El lunes se desplomó en un tribunal de El Cairo. Había sido el primer presidente electo democráticamente en Egipto pero su mandato duró solo 1 año, antes de ser derrocado por Abdel Fatá Al-Sissi, quien inició una violenta represión contra el movimiento islamista al que pertenecía, los Hermanos Musulmanes. Estos acusan a las autoridades egipcias de asesinato. El grupo quedó muy debilitado ya tras una reforma constitucional aprobada en abril que otorgó amplios poderes a los militares para interferir en la vida política y abrió la puerta para que Al-Sissi permanezca en el poder hasta 2030.
Morsi estuvo 6 años detenido tras haber sido derrocado en 2013 por militares, y sus seguidores creen que las condiciones de su detención llevaron a su muerte. Morsi fue el primer presidente egipcio en ser elegido democráticamente, aunque su mandato duró solo 1 año (de 2012 a 2013).
Tras su destitución, fue encarcelado y juzgado por varios casos. Entre ellos, uno en el que estaba acusado de espíar para Irán, Qatar y grupos militantes como Hamas. También fue acusado de fomentar actos de terrorismo. En mayo de 2015 había sido condenado a muerte, pero apeló y estaba siendo juzgado por segunda vez cuando murió.
El portavoz de los Hermanos Musulmanes describió la muerte de Morsi como un "completo crimen de asesinato" en la web del grupo, bajo el hashtag "#TheyKilledHim" (lo mataron), explica el diario Kashmir Reader.
En un comunicado publicado en la web, el Partido de la Libertad y la Justicia -brazo político de los Hermanos Musulmanes- acusan a las autoridades egipcias de ser responsables de la "muerte deliberada y lenta" de Mohamed Morsi. Las autoridades egipcias, argumentan, "lo pusieron en confinamiento solitario, le retuvieron medicación y le dieron comida asquerosa. No le dieron los derechos humanos más básicos."
La ONG Human Rights Watch (HRW) advirtió sobre un "horrible" presunto "maltrato" del expresidente en la cárcel, con "años de acceso insuficiente a cuidados médicos". También en marzo de 2018, un grupo de parlamentarios británicos había advertido sobre las condiciones de su detención, en especial el no tratamiento de su diabetes y enfermedad en el hígado, que podían desencadenar una "muerte prematura", explica AFP. Amnistía Internacional pide una investigación a las circunstancias de la muerte.
Los países afines a los Hermanos Musulmanes, como Qatar y Turquía, le rindieron homenaje. El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aliado del expresidente islamista, lo calificó de "mártir" y culpó a los "tiranos" al poder en Egipto por su muerte. El emir catarí, el Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani ofreció sus condolencias a la familia de Morsi y al pueblo egipcio.
La muerte de Morsi es un nuevo golpe a la Hermandad Musulmana, a la que el exjefe del Ejército general Abdel Fatá Al-Sissi, quien derrocó a Morsi y es el actual Presidente egipcio, viene desarticulando desde que tomó el poder.
El grupo islamista sufrió una violenta represión contra sus partidarios tras la destitución de Morsi. Las fuerzas de seguridad mataron en pocos meses a más de 1400 manifestantes. Otros cientos fueron arrestados y condenados a muerte en procesos expeditivos.
Por miedo a represalias violentas, tras la muerte de Morsi, el ministerio del Interior declaró el estado de emergencia, especialmente en la provincia natal de Morsi, Sharqiya, en el Delta del Nilo, donde se esperaba que fuese el entierro. Los Hermanos Musulmanes habían convocado a un "funeral multitudinario". Sin embargo, este martes 18/6 trascendió que Morsi fue sepultado en El Cairo, al alba, con tan solo unos 10 familiares presentes. La Hermandad también llamó a que hubiese manifestaciones frente a Embajadas egipcias alrededor del mundo.
Los islamistas ya sufrieron una severa derrota este año en abril, cuando el Gobierno egipcio llevó a cabo un referéndum para reformar la Constitución. Entre denuncias de compra de votos, reparto de comida y traslado de votantes, la reforma, que otorga amplios poderes a los militares para interferir en la vida política, resultó vencedora.
Las enmiendas parecen diseñadas para permitir que "el Ejército intervenga en el Gobierno civil y las esferas pública y política que son responsabilidad de las agencias que aplican la ley", denunciaron en ese entonces Human Rights Watch y la Comisión Internacional de Juristas.
"Las enmiendas podrían justificar cualquier derrocamiento futuro de un jefe de Estado a manos del ejército, la cancelación de los resultados de unas elecciones libres y la interrupción del proceso democrático así como blindar a los militares de cualquier rendición de cuentas por violaciones de derechos humanos y otros crímenes, entre ellos el uso excesivo de la fuerza, la dispersión de protestas pacíficas y otras vulneraciones cometidas en nombre de la Constitución y la democracia", detallaron ambos grupos.
Adicionalmente, la reforma constitucional abre la puerta para que Al-Sissi permanezca en el poder hasta 2030, ya que amplió el mandato presidencial actual de 4 a 6 años e introdujo la posibilidad de lanzarse por un 3° mandato.
Al-Sissi fue elegido en 2014, un año después de derrocar a Morsi y reelegido en 2018, en una elección muy cuestionada porque se quitó de encima a todos sus potenciales oponentes a base de encarcelarlos o presionarlos para que abandonaran la carrera, explica La Vanguardia.