GLOBAL

ESTRECHO DE OMÁN

De Washington a Teherán: El incendio de Abe

Todavía manda la sorpresa acerca de los buques japonés y noruego atacados en el controlado Estrecho de Omán. Parece muy frívola la acusación del siempre verborrágico Mike Pompeo contra Irán presentando una fotografía que no coincide con el relato de los marineros japoneses rescatados por iraníes y estadounidenses. Otra vez más Pompeo consigue empujar aún más a Irán en brazos de Rusia (¿es tonto o sólo ineficiente?). Hernando Kleimans encontró y tradujo este contenido:

El siguiente contenido fue redactado por Stanislav Tarásov, jefe de la Redacción Oriente de la agencia REGNUM:
 
Cuando el presidente estadounidense Donald Trump acusó a Irán del ataque a los petroleros en el golfo de Omán, la CNN emitió el siguiente comentario: “Lo que puntualmente ocurrió es relativamente comprensible: dos tanques fueron atacados en el momento en que pasaban por este animado corredor marítimo estratégico. Sin embargo, es mucho más complicado explicar por qué ocurrió esto y quién se encuentra detrás. En mucho debido a que un paso semejante no podría acarrear beneficios a ninguno de los jugadores en la región”.

En verdad, los nudos fuertemente atados en la intriga internacional conformada son más que suficientes. 

Veamos sólo uno de ellos. El hecho es que este incidente ocurrió en el momento en que el primer ministro japonés Shindzo Abe se encontraba de visita oficial en Teherán, capital de Irán

El encuentro fue acordado con Donald Trump ya a finales de mayo, durante la reunión de los líderes del Japón y los EE.UU. El inquilino de la Casa Blanca declaró entonces: “Yo sé que Japón tiene muy buenas relaciones con Irán, el primer ministro Abe ya me lo dijo. Pienso que Irán quiere iniciar el diálogo y nosotros también queremos esto. Quiero ver cómo se van a desarrollar los acontecimientos. Nadie está interesado en que ocurran cosas terroríficas”. 

El deseo o el acuerdo de Abe de actuar como mediador en la normalización de las relaciones entre los EE.UU. e Irán, a nuestro modo de ver, se explica no sólo porque Tokio importa el 5% de todo el petróleo y renunciar a su compra bajo presión de las sanciones estadounidenses incide seriamente en la economía del país. Todas las señales indican que Japón resolvió activar su política exterior, señalizando su presencia en el Medio Oriente, lo que podría quedar evidenciado en el caso de una exitosa culminación de la misión del primer ministro.

De palabra, Trump respaldó este proyecto, tanto más que Irán tampoco se pronunció en contra de que Tokio actúe como aliviador del conflicto iraní-estadounidense. Es evidente, también, que Abe acordó con Trump algunas propuestas que debería presentar a la conducción iraní. 

En este sentido, el británico “The Times”, con referencia a sus fuentes diplomáticas asiáticas y japonesas afirmó que estas propuestas podrían discutirse y puntualizarse más en detalle ya en el encuentro personal de Trump quizá con el propio líder espiritual de Irán, Alí Hoseiní Jamenei, a quien Tokio podría invitar a la cumbre del G-20 en Osaka, o con el presidente iraní Hasan Rohaní​. 

Otra variante: Abe, por encargo de Teherán podría él mismo dar a conocer estas propuestas. En un plano de reflexión teórica, la misión del primer ministro japonés en Irán bien podría haber sido exitosa. Antes que nada, esto hubiera significado que Teherán, pese a haber declarado que no iniciaría ninguna negociación con Washington mientras este no renunciara a la política de sanciones y no volviese al acuerdo del programa nuclear, habría resuelto, de todas formas, tomar parte en el diálogo mediante la intervención de Abe con Washington.

Es más, Alí Jamenei recibió de manos del primer ministro japonés el mensaje de Trump. Su contenido no es conocido pero, a juzgar por todo, no le agradó del todo a Teherán. 

Jamenei así se lo dijo a Abe: “No dudamos de su buena voluntad y resolución, pero en relación con lo que usted dijo del presidente de los Estados Unidos, no considero a Trump una persona que merezca algún mensaje y no tengo y no tendré para él ninguna respuesta”. Sí, ahora, ¿pero después? 

La iniciativa de Trump de mandar a Abe con esa misión a Irán no apareció de la nada. En lo que hace al primer ministro japonés él, en esencia, cumplió sólo la primera parte introductoria de su trabajo, justo cuando ocurrieron los conocidos episodios en el Golfo de Omán. Como residuo de ello observamos una nueva vuelta ascendente de la tensión en el Golfo Pérsico y en el Estrecho de Ormuz. 

Pese a ello se nos representa que también esta vez, pese al reforzamiento de la presencia militar de los EE.UU. en esta región, la amenaza de una gran guerra con Irán no es concreta. 

Determinadas fuerzas, simplemente, lograron interrumpir el proceso de negociaciones que se notaba entre Washington y Teherán. El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, señaló: “lo que ocurrió, al menos es sospechoso: cuando a alguna de las partes la acusan de algo con tanta ligereza(tal como la acusación de Trump culpando a Irán por los ataques, HK), lo más probable es que esta sea inocente o increíblemente tonta”.

El presidente de los EE.UU. le agradeció por teléfono a Abe “por sus esfuerzos en establecer un proceso de negociación con Irán”. 

A su vez Rohani en el curso de su encuentro con el presidente de Rusia Vladímir Putin, en “los márgenes” de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (que reúne a 27 países europeos y asiáticos, realizada el 13 y 14 de junio en Bishkek, capital de Kirguizia, HK), declaró que “la situación que hoy se da en la región, condiciona la necesidad de una mayor interacción entre nuestros países” y “en las actuales condiciones ante la existencia de una seria incidencia exterior, de las sanciones externas impuestas, la necesidad de interacciones entre los países de la región, en particular entre nuestros países (Irán y Rusia, HK), se actualiza cada día”. 

Habrá que esperar qué sucederá en adelante.