OPINIÓN

20/06/2019, FALTA 1 PARA LOS 200

La bandera es la mamá de Carlitos

ROSARIO. En el año 1957 el asunto comenzó. El Monumento Nacional a la Bandera. El Parque que la rodea. Otra ciudad. Otra gente. En el Regimiento Granaderos a Caballo (cuentan) el jefe a cargo era Alejandro Lanusse.

En el Monumento se juraba fidelidad a la bandera. De a poco, no inmediatamente, comenzaba a convertirse en un ágora el Monumento. Pese a lo comercial de su entorno de ayer y de hoy.

Conviene recordar que el “Rosariazo” explotaba en la ciudad y terminaba en Corrientes y Córdoba, sede de la Bolsa de Comercio de Rosario que, tal como dijese Jaime Dávalos, ya era la “capital de los cereales”.

Dos decisiones del siglo pasado resuelven cuestiones difusas y las dejan mas claras. Es en el gobierno de Carlos Menem, con Julio Bárbaro en la Secretaría de Cultura de la Nación, que se le reconoce status histórico y no mero recordatorio de un hecho histórico. Más  claro: los viejos y lentos empleados de las comisiones de monumentos históricos que dependían de Cancillería (y Ministerios desentendidos del tema) sostenían que, en ese punto exacto, Manuel Belgrano no enarboló nada porque no fue allí… y esas cosas que el tiempo se llevó.

Desde la década del ’90 es Monumento histórico; con un mínimo presupuesto que no sirvió para cuidar los mármoles de sus costados.

La otra decisión es la vehemencia (decisoria) de Héctor “el Tigre” Cavallero insistiendo que es un feriado inamovible y que el desfile debe hacerse. En su intendencia desfilaban hasta las escuelas de jardinería y el mini zoológico de una granja municipal.

Sobre la democracia, en el 1983, con los actos de cierre de Raúl Ricardo Alfonsín (el más apretado e inmenso) y el de Ítalo Lúder (mi Dios, no puedo separar su cara de la de Roberto Lavagna, qué cosa mi memoria) el Monumento es el sitio de Rosario para expresar la alegría, la tristeza y la bronca. Es algo más que un Monumento. La bandera es un símbolo. El monumento un sitio simbólico, finalmente un símbolo.

La fecha ideal

Este año del 2019 sirve para reflexionar, con las actitudes de los actores políticos de nuestra sociedad, algunos puestos mas a comentaristas que actores de tiempo completo, sobre qué cosas son simbólicas y cuales, tal como dijese Alfredo Zitarroza, cosas nomás. 

La edición del dia 20 de Junio del diario La Capital, de Rosario, traducía la situación de estos actores que atraviesan la realidad argentina y dejan su huella.

El diario, al reportear a la intendente Mónica Fein, tomaba constancia de sus dichos, la señora decía: "No quiero darle ninguna connotación partidaria al acto".

La intendente de Rosario encabezó el último acto del Día de la Bandera de su gestión y pidió recordar a "los héroes de Malvinas". Miguel Lifschitz, el gobernador, en el diario La Capital decía: "En el futuro espere que se recupere esta fiesta que debe ser de todos".

El gobernador, presidiendo el último Día de la Bandera de su gestión, dijo que "lo que era una fiesta popular se ha desvirtuado". Aclaremos: el acto duró 8 minutos. No hubo desfiles. Nada. Negaron la fiesta popular. Monumento vacío.

El Presidente era anunciado de modo directo. “Expectativa por la llegada de Mauricio Macri al Club Ciclón. La fisonomía de Saavedra al 600, en barrio Tablada, fue cambiando con el correr de la jornada”. Los alumnos estaban desde muy temprano.

Aclaremos “againmente”. Ni el monumento ni la bandera. Otra cosa. En el diario, en la misma tapa de su página webb, en el mismo día se leía: “Cristina Kirchner, un libro y un acto de fuerte impacto político. La ex Presidenta presenta hoy "Sinceramente" en Metropolitano. Estiman que unas 15 mil personas seguirán el evento desde pantallas gigantes”.

La secuencia está visible, esencial, delante de nuestros ojos. La intendencia podía, si quería, organizar un acto con músicos, actores, con la numerosa plantilla y con la disposición de tantos artistas rosarinos. Hay antecedentes que se podía, si es que se quería.

La gobernación debía tomar el acto como algo propio. Es Rosario, la ciudad mas importante. No es una cuestión eventual, no es un evento, está programado el feriado y el acto y los chicos que juran a la Bandera en ese sitio, su Monumento.

Gobernación e intendencia acusan a “la política” sin advertir que ellos son políticos, que todos somos animales políticos y que esta no es una mala palabra, desde Aristóteles hacia aquí. Y que son funcionarios que deberían resolver sobre lo simbólico.

Sorderas y cegueras nacionales

El acto que protagonizó Mauricio Macri no se corresponde con el día Nacional de la Bandera y en Rosario.

Hay una doble, triple afrenta a los símbolos, al momento. Bandera, Jura, Monumento. Se sabe que, para la maquinaria de Big Data, los actos son simplemente una escenografía para la viralización. Pues bien, ¿por qué razón en Rosario? Es una señal muy visible de la pauperización del día según la mirada de quienes conectan con el Presidente y su construcción de la realidad.

La presentación de la ex Presidente, senadora y pre candidata a vicepresidente en Metropolitano, para presentar el libro autobiográfico que narra su versión de los hechos de su contemporaneidad, no tiene traslación a lo simbólico y los significantes de Rosario, el almanaque y la historia.

Su presencia, el acto en sí, tiene eso también, es visible, otros signos y otros valores que deberíamos pensar si no se chocan con los que existen para esta circunstancia. No son los mismos y se podría decir que no los respetan ni aceptan del mismo modo.

La Señora Wikipedia

Signo que establece una relación de identidad con una realidad, generalmente abstracta, a la que evoca o representa. "el olivo es el símbolo de la paz en las culturas mediterráneas; el símbolo evoca a menudo una realidad que trasciende al objeto simbolizado".

El valor simbólico es un concepto usado principalmente por teóricos de la industria cultural para designar aquel valor que escapa a la lógica económico-política clásica de la mercancía: con un valor de uso (utilidad y finalidad para el cual se produce), y con un valor de cambio (como equivalencia en un sistema de intercambio comercial).

El valor simbólico se encuentra en un sistema de intercambio de signos y significaciones, donde las mercancías como signos y los signos como mercancías adquieren un sentido más allá de su utilidad o de su equivalencia objetiva y medible con otras mercancías.

Para Jean Baudrillard, el valor simbólico se encuentra mejor expresado en el regalo, donde el objeto de cambio deja de ser un simple objeto, para volverse un valor de cambio simbólico que es, al mismo tiempo, arbitrario y singular.

No quisiera molestar, pero es Ferdinand Saussure el que indica que el signo siempre es arbitrario y el símbolo no es nunca totalmente arbitrario en cuanto refiere a cuestiones diferentes de la práctica. Hay un viejo cuento de café.

La maestra decía “Carlitos, que es La Bandera….La bandera es mi madre señorita. Miguelito, que es La Bandera…la bandera es la mamá de Carlitos señorita…” Intendencia, Gobernación, Presidencia y oposición le han quitado existencia simbólica a la Bandera. A la mamá de Carlitos. No está bueno para nadie. Carlitos se volvió huérfano. Yo también.

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