OPINIÓN

DESASTRES NACIONALES

Flores, Martínez y la perdedora TV Pública

No es una novedad que la TV Pública no compite ni por el rating ni por la empatía del público ni por la calidad de sus producciones. Pero, además, produce algunas malas ondas muy notables.

Los amigos de Claudio Martínez, encabezados por Artemio López -quien conoce a Martínez desde los días en que era invitado frecuente de Jorge Lanata, de quien Martínez era productor- ejecutaron la Operación Serrucho, y Leonardo Flores tuvo que renunciar a la dirección ejecutiva de la mal llamada 'TV Pública'.

También participó del complot un personaje mediocre, la azafata ex embajadora Alicia Castro, aún orgullosa de haber sido embajadora argentina en el horrible gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela -imposible no recordar los comentarios de los economistas rusos en las sobremesas en San Petersburgo, que no entendían cómo en su peor momento Siria, en guerra civil, tuvo una inflación del 25% anual y Nicolás Maduro, sin guerra civil, vive en hiperinflación permanente. Un inútil, coincidían. Pero no son diálogos que comprendería la peor embajadora que tuvo la Argentina ante el Reino Unido-. 

¿Será mejor Martínez que Flores en la conducción de la TV Pública? Ni idea. Cada uno tendrá sus virtudes personales. A favor de Flores, él logró reconocimiento en el exterior y fue gerente de Noticias en Canal 41, de Miami (Florida, USA). Quizás Martínez también tenga lo suyo más allá de 'la rosca' que le permitió que el Frente de Todos lo designara subscretario de Medios y Comunicación Pública, y ahora le entregue la gestión de la TV Pública.

Flores había asumido la dirección ejecutiva de la TV Pública, en reemplazo de su amigo Eliseo Álvarez, por decisión de la presidenta de Radio y Televisión Argentina (RTA), Rosario Lufrano. Pero no llegó ni a acomodarse en su sillón cuando ya estaba afuera.

Es repudiable que Flores haya sido cesado por reclamos militantes porque la TV Pública es financiada por contribuyentes que, en su mayoría, no son militantes. Así, resulta una agresión, una falta de respeto, una estafa a quienes financian la TV Pública que quienes la gestionan tengan que ser homologados como militantes para resultar aceptables.

Ningún medio de comunicación pagado por los contribuyentes debería conducirlo un representante del Poder Ejecutivo Nacional. Los deficitarios medios de comunicación estatales no deben ser gubernamentales sino organismos descentralizados o sociedades estatales autonómas. Sin duda serían mejores, más representativos de la sociedad que los financia y más independientes. 

Luego, más meritocracia y menos sindicalismo para salvar a la TV Pública. Alguna vez debería terminarse esa maldita costumbre de considerar al Estado una propiedad personal del gobierno coyuntural.

Hay una línea directa entre la no competitiva Aerolíneas Argentinas, que no puede sobrevivir ni siendo monopólica, y la TV Pública, que nunca consigue que los televidentes la premien con su atención. La intrascendencia es terrible para un medio de comunicación. Casi tan malo como la ausencia de credibilidad. Cuando esto ocurre a manos de abusadores seriales del Presupuesto Nacional hay que preguntarse hasta cuándo. 

Para colmo, los bolsos de dinero. Por lo menos, 3 extracciones irregulares por $ 11.400.000 de la sucursal del Banco Itaú dentro del edificio de la TV Pública. Y nadie puede afirmar que no hubo otros retiros en el pasado.

Difícil entender la utilidad de una TV Pública que tiene menos audiencia que varios canales de cable, que tienen presupuestos más bajos. Y esta realidad trasciende al Frente de Todos porque con Juntos por el Cambio, que se llamaba Cambiemos, fue igual. Hernán Lombardi no fue más exitoso ni eficiente que Rosario Lufrano.

La programación, en ambos casos, es un fracaso ruidoso pero, según dicen los sindicalistas que se creen propietarios de la TV Pública, es un canal que llega donde otros no lo hacen. Muy discutible esto. Y si fuese cierto, resultaría más barato lograr que la señal televisiva de los otros canales pudiera distribuirse en esos lugares a mantener la TV Pública en las actuales condiciones.

Algo más: es grotesco, desinformado y estúpido suponer que Juan Perón habría adherido al chavismo venezolano. En redes sociales aparecen supuestos peronistas que se declaran 'bolivarianos'.

Es cierto que Perón tuvo como delegado personal durante algunos años a John William Cooke, quien todavía no se había convertido al 'castrismo' cubano. Pero Perón acostumbraba ejecutar esas manipulaciones coyunturales. ¿Qué habrán tenido en común Cooke y Jorge Daniel Paladino, otro representante personal que tuvo Perón? Nada. Perón halagaba a los jóvenes de la acción directa que acelerarían el cese de la Revolución Argentina mientras accedía a la financiación provista  por Licio Gelli, el amo de la Logia P2.

Muy interesantes poetas Francisco Urondo y Juan Gelman, buen investigador Rodolfo Walsh, pero nunca aceptables para Perón.

Este cronista escuchó historias muy interesantes de, por ejemplo, Jorge Antonio, quien conocía a Perón bastante más que los que se dicen peronistas bolivarianos. Ninguno de los relatos fue favorable a los de 'la Tendencia'. Terminemos con las mentiras conque algunos pretenden engañar a algunos militantes. Papá Noel no existe, los Reyes Magos tampoco y Perón organizó el somatén llamado Alianza Anticomunista Argentina.

No es un juicio de valor sobre Perón. Además, quien toma las armas contra un gobierno elegido por el pueblo debe aceptar las consecuencias pero la represión debe ser legal, siempre. 

El somatén fue ilegal. El peronismo no ha cerrado sus heridas de los '70... y llega el PSUV.

Es comprensible que gente que desconoce las historias -Veronica Smink, en cierta nota de BBC Mundo, por ejemplo- intentara relacionar a Hugo Chávez con Juan Perón. Pero ningún historiador de la Argentina de los '70 podría coincidir con ese pensamiento. 

Ahora bien, si a Flores lo despiden porque hizo un documental crítico del chavismo, el Frente de Todos está muy complicado porque hay otros funcionarios de Alberto Fernández que dialogan con funcionarios estadounidenses cómo iniciar 'la democratización' de Venezuela. 

Las profundas discrepancias domésticas que cruzan al Frente de Todos acerca de muchos temas son conocidas. Son proporcionales a la falta de liderazgo o conducción -por utilizar una palabra peronista- de Alberto Fernández. Pero ¿eso quiere decir que Claudio Martínez sí es aceptable para el chavismo argentino? No es un buen comienzo para su gestión.

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