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El atentado y la grieta, 1 mes después: 4 especialistas opinan

Se cumple 1 mes del atentado a Cristina Kirchner. Qué pasó con la opinión pública a partir del violento episodio.

Aproximadamente a las 21:00 de la noche del jueves 01/09, Fernando Sabag Montiel estaba mezclado entre los militantes que se acercaron a darle apoyo a Cristina Kirchner, para quien un fiscal había pedido días antes una condena de 12 años de prisión durante un juicio en desarrollo por presuntos actos de corrupción. Mientras la Vicepresidente saludaba a sus seguidores en la puerta del edificio en el que vive, en el barrio porteño de Recoleta, Sabag Montiel, de 35 años y origen brasileño, sacó una pistola semiautomática calibre 32, apuntó hacia el rostro de CFK y, a corta distancia, gatilló. La bala no salió por no encontrarse en la recámara del arma, pese a que la misma contaba con 5 cartuchos en su cargador y estaba apta para el disparo. El momento del hecho fue captado por las cámaras del canal C5N, que exhibió las imágenes minutos después. Habían intentado asesinar a Cristina Kirchner, 2 veces Presidente de la Nación, actual Vicepresidente y la figura política más importante del país.

INTENTO de ATAQUE contra CRISTINA KIRCHNER

Mientras los mensajes de repudio de todo el arco político se reproducían, en un mensaje leído y grabado que se transmitió por cadena nacional horas después del intento de homicidio, el presidente Alberto Fernández calificó el hecho como “el más grave que ha sucedido desde que hemos recuperado nuestra democracia”. En su reaparición pública, 15 días después, Cristina Kirchner consideró que con el atentado “se rompió el acuerdo social que había desde el año 1983”, que implicaba la “erradicación” de la violencia política en la post dictadura. La línea discursiva del oficialismo apuntaba, entonces, a “un antes y un después” en la vida democrática de la sociedad argentina a partir del intento de asesinato de la Vicepresidente.

Sin embargo, al cumplirse un mes de aquel violento episodio, con el tirador y sus presuntos cómplices detenidos, y una causa judicial en proceso, nada parece haber cambiado demasiado en el comportamiento de la política y la sociedad desde aquella noche del jueves 01/09, cuando se produjo un suceso que, a pesar de su magnitud, se habría diluido en la atención del público con el correr de las semanas.

Para indagar en esa hipótesis, Urgente24 consultó a 4 especialistas en análisis político y opinión pública.

Para Federico Aurelio, titular de la consultora Aresco, se percibe una reacción atenuada ante el intento de asesinato, a pesar de que “pudo presumirse que generaría modificaciones en los posicionamientos". Aurelio sugiere que ese fenómeno se enmarca en uno mayor, en el que "nada está generando modificaciones sustanciales" en el comportamiento de la opinión pública y el electorado.

"Todas las semanas suceden hechos de distinta magnitud que alguno puede creer que está modificando el posicionamiento de la gente, del electorado. Y, sin embargo, si hay algo que está bastante estable es el posicionamiento del electorado", dice del otro lado de la línea telefónica. Para el presidente de Aresco, "no ha habido grandes modificaciones del contexto socio-político a partir del atentado a Cristina".

"El atentado no produjo modificaciones estructurales en el clima de opinión ni en las tendencias electorales", coincide Lucas Romero, director de la consultora Synopsis.

"Nosotros no vimos cambios", responde a través de Whatsapp Cristian Buttié, director de CB Consultora, una firma con sede en Córdoba que realiza encuestas provincia por provincia. "Cuando vamos a los escenarios electorales, el Frente de Todos se mantiene prácticamente igual y por fuera del oficialismo no hubo corrimientos", dice. "Ahora estamos midiendo provincia por provincia y no vemos grandes sorpresas, no vemos grandes saltos cualitativos de la figura de Cristina. Fue un ruido grande para la política, pero que se fue disipando. Por fuera de la política, para la vida de los argentinos no hubo riesgo para la democracia, ni mucho menos, por lo menos para la mayoría que no está vinculada a ningún sector político", agrega.

Buttié sí registra una mayor "fidelización" de los votantes de la Vicepresidente a partir del atentado. "Cristina capitalizó un 50% de los votos del Frente de Todos", sostiene. Aurelio observó un comportamiento similar. "Esto que le pasó a Cristina, dentro del FdT la ha fortalecido aún más en el buen posicionamiento que ya tenía, y le ha resultado indiferente al resto de la sociedad", dice, aunque señala que este es un movimiento que también se da en Juntos por el Cambio ante un hecho significativo. "Cuando le sucede algo a uno de JxC le modifica dentro del público de JxC, pero no le modifica fuera de ese público", amplía.

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Los 'copitos', procesados por el atentado a CFK.

Los 'copitos', procesados por el atentado a CFK.

La grieta

¿Por qué un hecho que se supone tan conmocionante como el intento de asesinato de la Vicepresidente produjo un impacto tan acotado en la sociedad? La respuesta entre los consultados es unánime: la grieta, esa división en posiciones que parecen irreconciliables entre los segmentos politizados de los argentinos.

"El origen es la grieta que hace que cualquier cosa que pase del lado de enfrente no se crea. De todo se desconfía, de un lado y del otro. Entonces cuando les preguntás a los que están del otro lado de la grieta del kirchnerismo te dicen que fue un autoatentado Y quizás lo mismo habrían pensado los kirchneristas si esto hubiera sucedido a un dirigente de JxC", responde Aurelio. "Entonces, la grieta es tan profunda y se sustenta en tantos factores que hacen ver la realidad a partir de los conceptos que establece la grieta: que los que están del otro lado son los responsables de todo lo malo y, por lo tanto, en base a ese concepto se valora todo lo que pasa alrededor", completa.

"Hay un contexto de una grieta absolutamente profunda, donde tenés un sector de los argentinos donde sí repercutió el atentado, y por eso se fidelizan en la imagen de Cristina, por lo menos en términos simbólicos o en un primer momento. Y después, en la vereda de enfrente hay un gran segmento que consideró que esto estuvo armado, que fue una especie de falsa bandera y le da fundamentos para estar justamente más opuesto a la figura del kirchnerismo de lo que estaba anteriormente", dice Buttié.

"El posicionamiento de la grieta del observador define la interpretación del hecho. Eso ha provocado que el hecho, en términos estructurales no modifique el clima de opinión pública, no modifique a grandes rasgos las tendencias que veníamos viendo", opina Lucas Romero. El director de Synopsis, en diálogo telefónico con este medio, identifica 2 planos del atentado: el del hecho y el de la interpretación. En este último, observa que fue el Gobierno el que dio "el primer paso" para que el atentado quedara consumido por la grieta al inmediatamente responsabilizar a sectores de la oposición, la justicia y los medios por los "discursos de odio" que habrían motivado el accionar de Sabag Montiel y la denominada 'Banda de los copitos'.

"No pasaron 3 horas del hecho que el discurso del Presidente de la cadena nacional ya introduce el concepto de discursos de odio de sectores políticos, mediáticos y judiciales, empezando a asignarle una interpretación al hecho. Eso generó que la oposición se sintiera con margen para dejar de lado el repudio y decir 'no estamos de acuerdo'. Ese comienzo de la disputa política relaja las inhibiciones que pudieron haber generado cierta cautela en la opinión pública", explica.

“Como están las cosas actualmente en Argentina, “todo” cae dentro de la grieta, ya no importa muchas veces lo que se dice o hace, si no quién lo dice o de qué lado provenga, en este sentido no sorprende que se “utilice” el atentado políticamente buscando en primer lugar cohesionar la propia fuerza”, opina Martín Surpin, director de Consultora de Imagen y Gestión Política (CIGP). Para el politólogo y periodista, esa utilización “se buscó caratulando el atentado como producto de un discurso de odio (ambos bandos se acusan mutuamente en igual medida de ser los causantes y multiplicadores) y también con lecturas del homicida como producto de una decadencia a la que se ha llegado por los fracasos de un determinado gobierno”. "En cuanto al ecosistema político, es un hecho que nadie estaba preparado para un abordaje de un evento de tamaña envergadura, y en general, cada actor reaccionó más por instinto que de manera racional y meditada. En este sentido, y como suele ocurrir en general en las principales coaliciones de gobierno, los referentes actuaron “mirando” a su propio electorado, intentando complacer lo mejor posible a su núcleo duro de votantes", agregó.

En cuanto a los "discursos de odio" como motivadores del atentado, Aurelio cree que se trata de un factor real, pero discrepa con el oficialismo en cuánto a que le corresponde solo a los sectores que éste señala. "Que es responsabilidad del discurso de odio, que lleva lo lleva a un vía instrumental y no discursiva, no tengo ninguna duda. Pero que sea la Justicia, etc, ahí disiento. El discurso del odio tiene más de un actor, es bastante transversal y no es de un solo lado, porque si no, no habría grieta", dice.

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Federico Aurelio (Aresco), Lucas Romero (Synopsis), Martín Surpin (CIGP) y Cristian Buttié (CB Consultora).

Federico Aurelio (Aresco), Lucas Romero (Synopsis), Martín Surpin (CIGP) y Cristian Buttié (CB Consultora).

Diferencias

A lo largo de su historia como figura de la política nacional, Cristina Kirchner ha debido atravesar distintos traumas personales que le han generado la empatía y la solidaridad de los distintos sectores. Estos incluyen desde problemas con su salud, con la de su hija Florencia, y, el más trascendental, el fallecimiento de su esposo y espejo político, Néstor Kirchner. La abrupta muerte del exPresidente, producto de una falla cardíaca en octubre de 2010, generó una ola de acompañamiento instantánea a la entonces jefa de Estado.

¿Por qué no hubo un sentimiento similar por parte de la ciudadanía cuando lo que estuvo en riesgo esta vez fue la propia vida de la Vicepresidente? "Hay que separar: una cosa es el fallecimiento en sí, como pasó con Néstor; otra cosa es el intento de asesinato, que obviamente es absolutamente importante pero hay una distancia. Hay un hecho concreto, el fallecimiento, o un atentado que se concreta, como el de Kennedy o como muchos que hubo a lo largo de la historia. Y otra cosa es un intento. Les ha pasado a muchos presidentes y no les ha generado mayor acercamiento con la sociedad, porque fue un intento y no pasó a mayores, gracias a Dios", considera Buttié, que remarca que la grieta también opera en esa diferencia.

Romero, por su parte, señala la diferencia de contextos históricos. “Cuando murió Néstor, Cristina tenía apenas 3 años de Presidente, en un contexto económico muy favorable. El pico de este ciclo económico que se está deshilachando en estos últimos años fue en 2010-2011. Ella va a la elección en el momento en el que están los mejores indicadores sociales de los últimos 20 años. En ese contexto generó empatía la muerte de Kirchner", analiza.

La diferencia de agenda con el grueso de la sociedad también condicionó el escenario para una mayor solidaridad, según Romero. "Esta agenda, incluso de los medios, la discusión judicial, el atentado, es para un círculo muy pequeño. A la gran mayoría le preocupa la inflación, defender determinada calidad de vida. En noviembre de 2019, el 35% de los encuestados dijo que la prioridad del gobierno que iba a asumir debía ser bajar la inflación. Hoy esa demanda es del 55%, y entre los votantes del FdT es el 66%. La agenda, el mandato y las demandas siguen siendo económicas", sostiene.

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La encuesta de Synopsis revela el alto grado de descreimiento de los consultados respecto del atentado.

La encuesta de Synopsis revela el alto grado de descreimiento de los consultados respecto del atentado.

Por otro lado, el director de Synopsis suma como factor de la falta de empatía el desgaste de la propia relación entre Cristina Kirchner y la sociedad argentina a lo largo de las últimas 2 décadas de protagonismo político. "Es un síntoma del nivel de deterioro entre la relación de Cristina Kirchner con buena parte de la sociedad", dice. Romero consigna una encuesta de su consultora que muestra que un 61% de los consultados creía que, a pocos días de ocurrido, el atentado fue, en realidad, un montaje para que la Vicepresidente se victimizara. Explica: "La sociedad, con la información que disponía del hecho, información que no te llevaba a pensar que esto pudo haber sido planificado por sectores afines, aún así un 60% ponía un manto de sospecha. Eso evidentemente es porque ahí hay una naturaleza de la relación de Cristina y la sociedad en la que ni siquiera este hecho la conmueve. Nada que surja de CFK puede ser creído ni beneficioso para ella para ese sector de la sociedad, hoy mayoritario. Es un prejuicio que opera sobre una categorización que se hizo con 20 años de actuación política, que desde 2011 incluye, entre otras cosas, las denuncias de corrupción, el deterioro económico, el ‘vamos por todo’, los cacerolazos, las grandes marchas. Eso ha ido construyendo una categoría bajo la que después se interpreta el atentado”.

Por último, Romero consigna el sinnúmero de irregularidades que se presentaron en el inicio del caso que favorecieron las sospechas y las “teorías conspirativas” alrededor del atentado, lo que contribuyó a que una parte de la sociedad lo relativice. "La bala no estaba en la recámara, la seguridad fue un desastre, Cristina siguió 5 minutos saludando y nadie se había enterado que le habían gatillado, al tipo lo agarran los militantes, después el celular de Sabag Montiel se resetea. Había elementos para construir una teoría conspirativa, independientemente de que no haya sido algo planificado por un sector afín a Cristina. Esos elementos alimentaban la posibilidad de que alguien pudiera llevar el atentado a ese lado de la interpretación y así ocurrió", concluyó.

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