La construcción del relato mileista

En la transmisión Milei mostró a Gladys Humenuk, otra empleada de Eurnekian que vino a rellenar el dispositivo mileista, a quien presentó como una de sus 2 “mejores amigas”. La otra es la inexperta Sandra Pettovello, que sin ningún pergamino en la gestión pública quedó a cargo de un megaministerio que tiene bajo su amparo las áreas de, entre otras, Trabajo, Educación y Desarrollo Social. La primera medida de la megaministra fue desmentir que Eleonora Urrutia renunció como “viceministra”, ya que no lo fue ni lo será. La 2da fue otorgar un exiguo bono por $10.000 a los beneficiarios del plan Potenciar Trabajo, cuyos haberes quedarán congelados durante 2024 mientras la inflación viaja a una velocidad que el propio Milei estimó en un 1% mensual.

En su trasmisión de Instagram, el Presidente afirmó que ese ritmo de aumento de precios es del 3.600% si se lo anualiza. Más tarde redobló la apuesta al tomar datos de la consultora Ecolatina que proyectan una inflación del 18,1% sólo en la primera quincena de diciembre. “Si anualizan este dato la inflación está viajando al 7.550% anual... en mi barrio a eso le llaman hiperinflación…”, tuiteó el Presidente. El fantasma de la hiperinflación es agitado por Milei desde su discurso de asunción para justificar las medidas de ajuste fiscal que se anunciaron en la primera semana de gobierno. También lo sería para explicar determinados cambios de posición. Su propósito declamado de evitar un horizonte más tenebroso se convierte en el sustento del relato oficial, al menos en esta primera etapa de la gestión. El Presidente, en aquel vivo, se congratuló de esas políticas que llamó "esfuerzo" y aseguró que el “60%” afectará a “la política” y sólo el “40%” al sector privado, refiriéndose a la sociedad en general, que además, dijo, sólo sufrirá su impacto de forma transitoria.

Pero las medidas que afectarán a “la casta” parecen marginales en relación a las que sufrirá la ciudadanía. La devaluación que apreció el tipo de cambio en 120% acortó la brecha con los dólares alternativos, pero su traslado a precios será otro ajuste al bolsillo. No será el único. Se esperan abruptas subas en tarifas de servicios públicos, como la luz, el gas y el transporte público por la eliminación de subsidios como parte del ajuste fiscal que el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció en una grabación que tardó en hacerse pública. Otra pata del paquete es una suba de impuestos, como el PAÍS y las retenciones. Se proyecta además reponer el impuesto a las Ganancias que el propio Milei votó en el Congreso. Esa parte no la contó por Instagram, pero aludió a ellas como “cosas que no nos gustan a los libertarios” y que se eliminarán una vez estabilizada la economía. Se recordó por estos días la calidad de permanente que suelen tener las medidas transitorias en la Argentina.

Las medidas de ajuste despabilaron a la CGT, que denunció que "provocarán una marcada aceleración del proceso inflacionario que afectará significativamente el poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores". Lo mismo anticipó Martín Lousteau el viernes tras haber sido elegido nuevo presidente de la UCR. En el Gobierno lo saben. Es que la pata fundamental del plan de corto plazo es generar una licuación de los ingresos que genere una recesión de tal magnitud que se derrumbe el consumo y eso fulmine la inflación. Desde Economía hacen trascender que esperan una suba de entorno al 30% en diciembre, pero que debería caer considerablemente en los meses siguientes. El JP Morgan estimó la desaceleración a partir del 2do semestre. Por otro lado, hay dudas entre los economistas por el sendero de corrección del tipo de cambio. Se trata de un crawling peg del 2% mensual, un dólar casi estático que podría quedar atrasado en relación al resto de los precios de la economía, lo que dispara especulaciones por devaluaciones futuras, que Caputo dijo que no habrá.

El ajuste tendrá su primer test este 20/12 cuando organizaciones sociales de Izquierda se movilicen. El Gobierno suspendió una reunión que tenía prevista con ellas y, en cambio, propuso un protocolo de acción de las fuerzas federales en cortes de calles, piquetes y bloqueos de empresas. Fue el primer anuncio de relevancia de Patricia Bullrich. Milei le dio oportunidad de sobrevida política a la excandidata presidencial como ministra de Seguridad. Pero antes que medidas en materia de combate del delito la funcionaria presentó un plan contra el conflicto social. Bullrich quiere forzar a los manifestantes a protestar en las veredas, sin cortar la circulación vehicular. Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, calificó esos anuncios como “amenazas” dentro de un “plan de guerra contra los trabajadores”.

A las medidas ya anunciadas le siguen un DNU de desregulación de la economía y el proyecto de la denominada ‘Ley ómnibus’. En ambos casos será necesario construir mayorías parlamentarias que el oficialismo por sí sólo no tiene. No es una tarea imposible. La vicepresidente Victoria Villarruel logró consustanciar una en el Senado con todos los bloques a excepción de Unión por la Patria. Así se pudo votar al libertario Bartolomé Abdala como presidente provisional. También se marginó al peronismo en las comisiones. No obstante, advierten que no se trata de una mayoría inamovible y que se discutirá ley por ley. Muchos legisladores responden a los gobernadores. Milei tendrá un encuentro con los mandatarios el martes en la Casa Rosada. Varios de ellos encaran su propio ajuste, como el de Santiago del Estero y el de San Luis. Incluso, Axel Kicillof, que se planta como principal contradictor de la nueva administración, amaga con la emisión de una moneda propia en la provincia de Buenos Aires. Los gobernadores llegarán a la reunión con reclamos por la reducción de las transferencias discrecionales y la suspensión de obra pública ya licitada. Milei constatará en esa cumbre el ánimo de los gobernadores de acompañar su programa de reformas.

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