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El racionamiento eléctrico de Maduro suma al recuerdo de Alfonsín el inicio del oscuro verano del '88

Nicolás Maduro anunció ayer un plan de racionamiento eléctrico de 30 días por los apagones masivos que se producen desde el pasado 7 de marzo. Maduro lo atribuye a "ataques para desestabilizarlo". Las extensas horas sin electricidad se agravan con la escasez de agua potable y la crisis en el suministro de gas doméstico, sumado al estado generalizado de incomunicación por las caídas de las redes telefónicas y de Internet. De ahí que tras un fin de semana con estallido de protestas en los sectores más populares de Caracas y en varios estados del país, que culminó anoche con cacerolazos, quema de cauchos y la colocación de obstáculos en vías públicas, Juan Guaidó convocó a una nueva asamblea con los diputados.


Nicolás Maduro anunció este domingo un plan de racionamiento eléctrico de 30 días debido a los apagones masivos que se producen desde el pasado 7 de marzo. En 3 semanas, Venezuela sufrió tres cortes de luz que afectaron a la mayor parte del país y se prolongaron durante varios días.  

El propio Maduro afirma que se trata de ataques diseñados para desestabilizar el ya muy tenso clima político, mientras busca controlar una red eléctrica aquejada por la mala gestión y la desinversión.

Así, el mandatario informó de que puso en marcha "un plan de 30 días para ir a un régimen de administración de carga, de equilibrio entre el proceso de generación, los procesos seguros de transmisión y los procesos de servicio y consumo en todo el país, poniendo énfasis en garantizar el servicio de agua". 

La falta de agua se convirtió precisamente, en medio de los apagones, en otra de las dificultades que sumieron al país en el caos.

Este fin de semana hubo estallido de protestas en los sectores más populares de Caracas y en varios estados del país, que culminó en anoche con estruendosos cacerolazos, quema de cauchos y colocación de obstáculos en vías públicas.

Las extensas horas sin electricidad se agravan con la escasez de agua potable y la crisis en el suministro de gas doméstico, aunado a un estado generalizado de incomunicación por las caídas de las redes telefónicas y de Internet, además del silencio de información en los medios de comunicación del país.

Conatel, que es la Comisión Nacional de Telecomunicaciones y la que controla a los medios radioeléctricos de Radio y Televisión, prohibió recientemente a las emisoras que desarrollaran operativos especiales ante la emergencia de servicios que se vive en el país, tratando así de presentar una apariencia de normalidad.

Maduro aprovechó además, con la excusa de anunciar racionamiento eléctrico, a hacer nuevamente "un llamado reiterado a todo el pueblo de Venezuela, al pueblo revolucionario, al pueblo patriota, a defender la paz en cada esquina, en cada parroquia, en cada municipio, en cada comunidad, en cada barrio", cuidándose esta vez de no mencionar a los colectivos, que salieron durante el fin de semana a enfrentar a los manifestantes, especialmente en las zonas populares de Caracas y del interior del país, como ocurrió en varias ciudades.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ya no es capaz de garantizarle a Maduro el control de las protestas públicas ni del orden interno. Aquella Guardia Nacional que enfrentó a las llamadas guarimbas (protestas de calle, con tranca de vías y quema de cauchos), en los años 2014 y 2017, no tiene la capacidad ni la estructura para cumplir con esa tarea en el 2019; hay miles de guardias nacionales que han desertado durante los últimos dos años y la mayoría de los que quedan no quieren o no están dispuestos a enfrentar a quienes protestan por las fallas de los servicios públicos o la escasez de alimentos y medicamentos, que son los mismos problemas que enfrentan los militares y sus familias. 

Tampoco hay ningún funcionario o ministerio que pueda garantizar el cumplimiento del suministro en materia eléctrica, gas, agua o combustible.

Mientras, la protesta amenaza con crecer porque hay sitios donde no hay servicio eléctrico desde hace más de una semana, como ocurre en algunos sectores del estado Zulia, Amazonas y Falcón. "Desde el lunes 25 en horas de la mañana –relata una desesperada periodista de Maracaibo- suspendieron el servicio eléctrico. La colocaron el sábado en la mañana durante cinco horas y desde entonces no hay electricidad".

Un productor del Zulia revela que "hemos perdido miles de litros de leche en las fincas. No hay dinero en efectivo, tampoco hay combustible".

La respuesta del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, es retar al Gobierno Nacional llamando a la gente a la calle. "Nosotros -dijo- no nos escondemos como el dictador. Ponemos el pecho con ustedes y junto a ustedes. No podrán con nosotros". Con ese mensaje convoca a una asamblea con los diputados, a las 5 de la tarde de hoy en San Bernardino, urbanización de Caracas, donde convergen sectores de clase media y clase popular.

La teoría del "sabotaje"

El Ejecutivo mantiene la teoría del sabotaje de la oposición con el apoyo externo de la Administración de Donald Trump. Desde hace semanas, los dirigentes chavistas hablan de "golpe de Estado", "ataques terroristas" y acuñaron el término "guerra eléctrica".

Hasta el momento, no se conocen los detalles de este plan, que entró en vigor hoy mismo, esto es, cómo articulará la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) el racionamiento de energía. Lo que sí ha quedado fijada es una reducción paralela de las horas de trabajo. 

"El Gobierno bolivariano ha decidido mantener suspendidas las actividades escolares y se establece una jornada laboral diaria hasta las dos de la tarde en instituciones públicas y privadas", continuó Maduro.

La Argentina lo vivió con Alfonsín

Una situación similar se vivió en la Argentina durante la presidencia del tan recordado ayer, por los 10 años de su muerte, Raúl Alfonsín. 

En 1988 se programaron drásticos cortes de energía. Y con ellos, la vida se transformó definitivamente durante varios meses. Por entonces, serios problemas en la Central Hidroeléctrica de Embalse Río lll, en la Central Nuclear de Atucha y un incendio en la red de distribución que salía de El Chocón sumieron al país en una de sus más graves crisis en materia de electricidad.

El secretario de Energía Roberto Echarte fue el encargado de comunicar la drástica medida. El primer anuncio fue en el verano del mencionado año y se extendió durante todo ese año y hasta el final del mandato de Raúl Alfonsín, en 1989. 

Asuetos administrativos, la TV sólo operaba 4 horas diarias, bancos con horarios reducidos de 8 a 12, carteles de publicidad apagados. La crisis por la hiperinflación fue tal que la de la energía tuvo un perfil de bajo consumo.

La hora oficial se adelantó sesenta minutos. Las avenidas de la Capital Federal sufrieron la reducción de un cincuenta por ciento de su iluminación. El alumbrado público se encendía alternadamente dejando a la mitad de sus columnas desafectadas.

•La municipalidad también apagó las farolas decorativas y se suprimió la iluminación de monumentos, fuentes y ornamentaciones de edificios públicos.

Según recordó hace unos años el diario 'La Nación', "lLos comercios debieron suspender el encendido de marquesinas y vidrieras. La oscuridad propició, en aquellos años, una ola de robos amparados por la complicidad de la sombra, siempre secuaz del delito callejero. El recurso no solo afeó la visión de las arterias más transitadas sino que significó una merma en el consumo ante la falta de atractivo de los comercios para ofrecer sus productos luego de la caída del sol. Muchos locales no respondieron a la nueva norma, siendo severamente castigados con multas que complicaron aún más la economía de sus propietarios. Penas y caída en las ventas llevaron a no pocos a bajar la persiana definitivamente en un panorama asediado por la hiperinflación."

Echarte había anunciado la medida para implementarla de lunes a viernes, pero con la llegada de los primeros calores de 1988, los fines de semana también se vieron afectados.

Alfonsín fue el primer presidente de los argentinos en la restauración de la democracia de 1983, entre el 10 de diciembre de ese año y el 8 de julio de 1989, y falleció el 31 de marzo del 2009 a los 82 años en la ciudad de Buenos Aires.

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