Este lunes (24/02) los victoriosos conservadores en Alemania, liderados por Friedrich Merz, prometieron formar rápidamente un gobierno, pero enfrentan un difícil panorama para una coalición y la posibilidad de un parlamento obstruccionista después del auge de los partidos de extrema derecha y extrema izquierda tal como sucede en Francia.
INCERTIDUMBRE EN BUNDESTAG
Alemania y la pesadilla francesa: Parlamento roto, gobierno imposible
En Alemania los conservadores temen que AfD y el Partido de Izquierda bloqueen cambios constitucionales. ¿Cometerán el mismo error que Francia?
La CDU, liderada por Merz, se impuso el 28,6% de los votos, consolidándose como la fuerza más votada, pero este resultado, aunque suficiente para la victoria, es uno de los más bajos en la historia reciente del partido, lo que refleja un electorado cada vez más fragmentado.
El resultado más probable de las elecciones es una coalición entre el bloque conservador de Merz y los socialdemócratas (SPD) de Olaf Scholz, que quedaron en tercer lugar, después de que el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ascendiera a un histórico segundo lugar.
Merz ha señalado su intención de formar un nuevo gobierno, probablemente una coalición con el Partido Socialdemócrata, antes de Pascua, que cae a fines de abril. También ha advertido repetidamente sobre el riesgo que supone el rápido ascenso de la extrema derecha.
Sin embargo, la alianza no será fácil. Ambos partidos han perdido apoyo y juntos podrían no alcanzar una mayoría sólida en el Bundestag. Además, no logran acordar una posición común en uno de los temas más preocupantes en Alemania: el colapso migratorio que engendra atentados terroristas y matanzas públicas a manos de inmigrantes.
Así, la CDU para no acordar con el AfD, buscará a quienes han profundizado la crisis económico-financiera, de seguridad y de liderazgos de Alemania. Pero Emmanuel Macron en Francia realizó una jugada similar el año pasado y le salió mal. Sus decisiones erróneas, desde la elección de Michel Barnier hasta la aprobación unilateral del presupuesto, intensificó el descontento y hartazgo de los ciudadanos.
En septiembre Macron designó a Barnier incluso con oposición de la izquierda y derecha francesa que reclamaban un correligionario, en línea con lo expresado por los franceses en las elecciones. La excusa del Presidente fue que trataba de evitar la censura del gobierno Attal sobre el presupuesto previsto. Por eso, no nombró a la socialista Lucie Castets. 3 meses después Michel Barnier fue censurado y Francia no tenía un presupuesto.
Es grave lo que engendró Macron en las elecciones anticipadas en junio, que no dieron ningún resultado. Desde entonces el parlamento francés se ha dividido en tres grupos sin mayoría absoluta. Una alianza de izquierdas obtuvo la mayor cantidad de votos, pero no logró la mayoría absoluta; la agrupación centrista de Macron sufrió pérdidas, pero sigue en pie, y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional de Le Pen ganó escaños, pero no logró llegar al poder gracias a la votación estratégica de la izquierda y el centro.
Sin embargo, ahora en Francia, con François Bayrou como primer ministro, las cosas son menos inciertas. A principios de febrero, el Parlamento francés aprobó el presupuesto 2025 con el objetivo declarado de reducir el déficit público al 5,4% del PIB.
¿Gobierno imposible?
En los últimos meses los gobiernos de Francia y Alemania se han visto paralizados por la pérdida de sus mayorías parlamentarias. La CDU como el partido de Emmanuel Macron no pueden gobernar en solitario.
Aunque Friedrich Merz y los partidos de la Unión pudieron celebrar el domingo los ganadores de las elecciones federales se percibe que Merz "no estuvo a la altura de sus propias altas expectativas", como escribió el diario austriaco Die Presse .
En el futuro, AfD y el Partido de Izquierda representarán juntos más de un tercio de los diputados y, por tanto, podrán bloquear cambios constitucionales para flexibilizar los límites de endeudamiento del Estado, cambios que algunos economistas dicen que son esenciales para reactivar el crecimiento económico.
Además, podría obstaculizar cualquier aumento del gasto de defensa necesario para apuntalar la seguridad europea. Tanto la AfD como la izquierda se oponen a la ayuda militar a Ucrania.
En ese sentido Telegraph escribe que Alemania se enfrenta a su “peor pesadilla”: podría convertirse en Francia. Merz ahora tiene la “bandeja de entrada del infierno”. Habría que gastar enormes sumas de dinero en la maltrecha economía, en las pensiones y en la defensa. La tarea de Merz es "desmantelar las reglas del gasto público y de la deuda que están profundamente ancladas en la psique nacional".
"Será una experiencia profundamente perturbadora para los alemanes, que mirarán con ansiedad las montañas de deuda de Francia y se preguntarán: '¿Será lo mismo que nosotros dentro de unos años?'".
Merz, además, se enfrenta a la enorme tarea de reestructurar una economía que apenas ha crecido desde la pandemia del coronavirus y que ahora se espera que se contraiga por tercer año consecutivo. El AfD, que se perfila como el mayor partido de oposición en el Bundestag, podría ser uno de los favoritos para las próximas elecciones previstas para 2029.
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