El dólar minorista se mantiene este martes (29/4) en $1.190 en el Banco Nación, mientras que en el mercado informal, el blue retrocede $10 y cotiza a $1.195. En el circuito financiero, el contado con liquidación (CCL) sube 0,1% a $1.192, y el MEP baja 0,2%, ubicándose en $1.174.
Tras la implementación del nuevo régimen cambiario, los movimientos iniciales evidencian un proceso de ajuste y adaptación. Según especialistas, la volatilidad del dólar mayorista responde a una dinámica propia de un esquema todavía novedoso para la plaza local.
Gobierno apuesta a un peso fuerte
El Ejecutivo intenta mantener la cotización dentro de los márgenes establecidos, buscando una apreciación parcial del peso para moderar los precios. No obstante, los analistas advierten sobre las dificultades que implica acumular reservas en este contexto. Aunque persiste una oferta activa de divisas, el exceso de liquidez podría complicar la tarea del Banco Central y forzar la búsqueda de financiamiento complementario.
Las tasas en pesos juegan un rol crucial: mantenerlas elevadas resulta vital para sostener el carry trade, apuntalar la demanda de activos en moneda local y favorecer la remonetización en un escenario de reactivación económica. Sin embargo, existen dudas respecto de la suficiencia de los niveles actuales para garantizar la estabilidad cambiaria a mediano plazo.
En síntesis, el Gobierno enfrenta un equilibrio delicado: preservar el valor del peso, acumular reservas y apuntalar la recuperación económica, en un marco donde la confianza del mercado y la prudencia monetaria serán claves.
Primeras semanas de un mercado inestable
Desde GMA Capital recordaron que ya pasaron dos semanas desde la salida del cepo. El dólar oficial primero subió hasta $1.200, luego cayó hasta $1.070 y finalmente se estabilizó cerca de $1.160. Para la sociedad de bolsa, la falta de una referencia estable favoreció la volatilidad, con el mercado pendiente de señales políticas y económicas.
Muchos operadores anticipaban una convergencia hacia un valor intermedio entre el oficial y las cotizaciones financieras. En este marco, una depreciación del 10% era vista como razonable. Según GMA, la intervención indirecta logró evitar una devaluación abrupta y moderar las presiones inflacionarias.
Inflación más contenida, pero a un costo
El efecto inmediato fue una apreciación del peso que llevó a suspender aumentos de precios y a una baja en las expectativas inflacionarias para abril: de un rango de 4%-5% a menos de 3,8%, según consultoras privadas.
Sin embargo, el Banco Central postergó la compra de divisas en el Mercado Libre de Cambios (MLC), ralentizando la acumulación de reservas, un punto clave para cumplir con el FMI.
Volatilidad
De acuerdo con Ecolatina, el mercado todavía se adapta a un esquema de bandas cambiarias, inusual para los estándares argentinos, acostumbrados a controles férreos en buena parte de los últimos 22 años.
El dólar mayorista se mostró volátil pero sin alcanzar el piso de la banda. Aunque el volumen diario de operaciones creció, sigue por debajo de los niveles de 2016-2019. Esta mayor actividad refleja tanto un aumento de la liquidación agrícola como una mayor presión de importadores.
La volatilidad también redujo la certeza sobre la rentabilidad del carry trade, incrementando la demanda de dólares por parte de empresas. A pesar de ello, la curva de instrumentos en pesos y los futuros de dólar se mantienen contenidos, algo vital para la formación de expectativas.
Ecolatina destacó que, si bien el BCRA no interviene en el contado, sí lo hace en el mercado de futuros, donde destinó u$s 375,6 millones en marzo y continúa haciéndolo en abril. Esta estrategia busca anclar expectativas y evitar una disparada de la inflación.
La dinámica de los futuros se mantiene dentro de las bandas previstas, brindando previsibilidad en un contexto de elevada volatilidad externa.
Reservas
Según GMA Capital, el principal desafío es acumular US$ 5.000 millones antes del 13 de junio. Con un tipo de cambio mayorista alejado del piso, la compra de dólares se dificulta, y crece la posibilidad de recurrir a un nuevo préstamo Repo, más allá del acordado por US$ 2.000 millones.
La liquidación agroexportadora, superior a US$ 140 millones diarios, sostiene por ahora el flujo de divisas. Sin embargo, la excesiva liquidez —evidenciada en el crecimiento de las LEFI y la reducción de encajes— introduce riesgos que deben ser gestionados.
Tasas altas y carry trade
La apuesta oficial para mantener el tipo de cambio dentro de la banda baja es clara: tasas de interés atractivas que sostengan el carry trade y eviten la dolarización.
El crecimiento de la actividad, que en febrero mostró un 5,7% interanual, exige una expansión de la base monetaria que debe ser acompañada con tasas reales positivas para mantener la estabilidad.
El éxito del programa dependerá de la capacidad para equilibrar la remonetización con la necesidad de preservar la estabilidad cambiaria, en un escenario donde las presiones cruzadas entre reservas, demanda de divisas y tasas de interés serán el gran desafío.
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