El mercado local inició la semana con una reacción marcadamente positiva, en un contexto político que sorprendió a propios y ajenos. La victoria del oficialismo libertario en las elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —contra los pronósticos que daban ventaja al kirchnerismo— fue recibida con entusiasmo por los inversores, que rápidamente reflejaron el impacto en los precios de las acciones.
CELEBRA MILEI
Acciones al alza, dólar planchado y bonos para arriba: la City valida el voto a LLA
Las acciones argentinas operan con fuertes alzas, impulsadas por una señal política inesperada. Bonos en dólares y riesgo país acompañan la tendencia.
Con este nuevo impulso, el índice Merval se apreció 3,7% en las primeras horas de la rueda, con fuertes subas en sectores financiero y energético. Grupo Supervielle encabezaba las ganancias con un salto de 7,68%, seguido por Metrogas (+4,60%), Banco Macro (+4,13%), Edenor (+3,97%) y Central Puerto (+2,92%). También destacaban Pampa Energía (+3,75%) y Transener (+4,18%).
En el panel general, el protagonismo era de Camuzzi (CGPA2), que trepaba 9,21%, seguida por Garovaglio y Zorraquín (GBAN) con 7,49%, y Boldt (BOLT) con 4,76%. Entre las bajas más significativas se encontraban GARO (-1,25%), LEDE (-1,34%) y CADO (-0,86%).
Reacción positiva en los bonos en dólares
La deuda soberana en moneda dura también respondía con tono firme. El Global 2030 (GD30) ganaba 0,97%, el GD35 subía 0,71% y el AL30, 0,74%. En contraste, algunos bonos como el BPY26 (-1,02%) y el GD29 (-0,70%) aún operaban en terreno negativo.
El riesgo país, medido por el EMBI+, caía hasta los 651 puntos básicos, marcando una baja mensual de 10,3%, en línea con la mayor demanda por activos locales.
Dólar estable y carry trade vigente
En el frente cambiario, el dólar mayorista cotizaba a $1.139, con una caída del 0,3% diario, mientras que el Mep retrocedía a $1.142,48 y el CCL, a $1.160,28, ambos con bajas cercanas al 1,5%. Las brechas se mantenían estables, lo que continúa respaldando estrategias de carry trade, en un entorno de tasas reales positivas y estabilidad cambiaria inducida.
La política mueve el tablero
Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) analizaron que el resultado en CABA representa una señal de fortaleza política para el oficialismo libertario, que podría mejorar su capacidad de negociación parlamentaria. No obstante, advierten que una elección aislada no garantiza gobernabilidad: será necesario capitalizar el respaldo político en avances legislativos concretos que mejoren la previsibilidad económica.
Pese al envión local, el frente externo impone cautela. La reciente rebaja crediticia de Estados Unidos por parte de Moody’s, sumada a las dudas sobre su frente fiscal, puede repercutir negativamente sobre los mercados emergentes, afectando la estabilidad de los flujos hacia activos argentinos.
Cautela en el cierre
Cabe aclarar que los valores aquí consignados corresponden a operaciones registradas durante el transcurso de la jornada bursátil, por lo que pueden modificarse hacia el cierre.
El revés del exterior
Tal como señala PPI: EE.UU. sufrió un recorte en su calificación crediticia y volvió a encender las alarmas fiscales El viernes por la tarde, Moody’s decidió rebajar la calificación soberana de EE.UU. de Aaa a Aa1, sumándose al movimiento que ya habían hecho S&P (en 2011) y Fitch (en 2023). Así, las tres principales agencias retiraron el estatus AAA a la mayor economía del mundo. El timing no es menor: la noticia llega en medio de una nueva ofensiva fiscal en el Congreso, donde se discuten recortes impositivos sin financiamiento, lo que acentúa las dudas del mercado sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas.
La calificadora argumentó que el déficit fiscal estructural se viene ampliando sin señales claras de corrección, con un nivel de polarización política que dificulta cualquier respuesta coordinada. Se espera que el gasto siga aumentando, con un mayor peso de las erogaciones previsionales, mientras que los ingresos se mantendrían relativamente estables. Por esta razón, Moody’s puso el foco en el deterioro de la “asequibilidad de la deuda”, es decir, la capacidad real del Tesoro para enfrentar sus compromisos a tasas cada vez más altas.
Aunque los rendimientos actuales de los Treasuries (4,55% la 10Y) no son inéditos, sí lo es el nivel absoluto de deuda. Desde 2007, el stock de bonos en circulación se multiplicó por más de seis, pasando de US$4,5 billones a casi US$30 billones, impulsado en gran parte por el shock fiscal de la pandemia. A su vez, las emisiones brutas anuales treparon de US$362.000 millones a US$2,6 billones. Más preocupante aún, la deuda pública ya representa el 100% del PBI, cuando en 2007 era apenas el 35%. Solo en 2024, los pagos de intereses alcanzaron los US$880.000 millones, según el CBO (Oficina de Presupuesto del Congreso).
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