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Semana 360: ¿Por qué Córdoba será fundamental en 2023?

La semana política reveló que Córdoba será, como nunca antes, una pieza clave para el mapa político. ¿Qué se juega?

CÓRDOBA. Con el paso de cada semana de cara al 2023, la metamorfosis que sufre el tablero político es notable. Cada día, los jugadores que pretenden tener protagonismo en un año que definirá mucho el futuro del país avanzan o retroceden casilleros con sus acciones, palabras o reacciones.

Y dentro de ese juego, hay batallas que ya se perfilan como fundamentales. Una de ellas tal vez esté pasando desapercibida para el público en general, pero sin dudas cambiará el escenario nacional de manera contundente en el final de un ciclo inminente: Córdoba.

En el 2023, Córdoba romperá inevitablemente un período de casi 24 años de gobierno ininterrumpido de dos personas: Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota. Ambos afiliados al peronismo, pero con un proyecto propio y muy fuerte en lo electoral, habrán transformado para bien o para mal uno de los distritos más importantes del país en todo sentido.

Si bien no se sabe si el proyecto peronista continuará (hay serias chances de que lo haga), lo cierto es que el comando de esos dos nombres ya no será directo. Por lo que el premio que se pone en juego es mayor para quien le toque sentarse en la Casa Rosada a partir de diciembre del 2023.

De hecho, en esos decenios, nadie pudo contar con el respaldo político total de Córdoba y su aparato de gobierno, algo que sin dudas sería muy pesado a la hora de repasar capital político. Para dimensionar el tamaño de la batalla, habría que solo imaginar lo que hubiera sido en términos de poder si el kirchnerismo habría destrabado un acuerdo con el PJ cordobés.

El que más cerca estuvo de lograrlo fue Mauricio Macri. Pero al final del día, no logró concretar definitivamente con una provincia que parece no pertenecer a nadie del mundillo político.

Ahora, con el juego abierto y la indudable llegada de una nueva generación, Córdoba se abre a una nueva era que la puede alinear con un Gobierno nacional. Sea quién sea el próximo gobernador, difícilmente mantenga la postura de “isla total” que se supieron inventar los dos últimos gobernadores y auténticos estadistas.

Por el lado de Juntos por el Cambio, ganar Córdoba significaría dar un paso gigante para recuperar el control del Estado. Sería un golpe de efecto difícil de superar para el kirchnerismo y un tremendo depósito de capital político para los opositores que si bien ya dominan a nivel electoral en la provincia, nunca estuvieron cerca de llegar a ser gobierno en ese lugar.

No es casualidad que semana tras semana, los dirigentes de Juntos por el Cambio a nivel nacional lleguen a Córdoba a hacer recorridos que parecen repetirse. La ventana es única para la oposición y el premio es gigante.

En la última semana, se pudo ver a Patricia Bullrich, Gerardo Morales, María Eugenia Vidal, y Augusto Rodríguez Larreta recorrer la provincia. Una semana atrás, estuvo Facundo Manes caminando los caminos de Córdoba.

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En la vereda de enfrente, el peronismo de Córdoba quiere renovar su mandato, aunque ya con un proyecto que comienza a tomar otra forma. Con Martín Llaryora a la cabeza, la forma de gestionar cambiará en manos de un hombre que se hizo de una impronta propia, a pesar de ser discípulo de Juan Schiaretti.

Tal es así, que esta semana se registraron fuertes chispazos en el PJ cordobés, entre los “nuevos” y la “vieja guardia”, que ve como su tiempo se agota. Esos, claro, por fuera de la relación entre el gobernador y el intendente de Córdoba, que se mantiene intacta a pesar de las diferencias reales.

No será fácil para Llaryora encarar el peso de la renovación. Sus pergaminos lo señalan como el siguiente en tener a disposición el aparato electoral de Hacemos por Córdoba, algo que hay que saber manejar con precisión, mucho más aún en tiempos de redes sociales y de políticos de perfil alto (algo que por cierto, no gusta nada a los más antiguos del PJ cordobés).

Se desconoce si un eventual gobierno de Martín Llaryora podría acercarse a la Casa Rosada. Aunque todo parece indicar que el intendente sería más proclive a relacionarse con la gestión central, independientemente del color.

Juan Schiaretti y su vice (con licencia) Martín Llaryora
Martín Llaryora y Juan Schiaretti. 

Martín Llaryora y Juan Schiaretti.

Por último, para el kirchnerismo, Córdoba es hace años una causa perdida en materia política. A su pesar está que la ventana a la gobernación se abre justo en el peor momento histórico del movimiento.

Así las cosas, la semana política puso en agenda a Córdoba como uno de los lugares más importantes de cara al 2023. Quién se quede con esa batalla, se quedará con un premio gordo.

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FUENTE: Urgente 24

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