POLÍTICA

GIRA POR EL INTERIOR

Cuando el dinero no alcanza, ¿buenos son los actos y tijeras?

Necesitado de apoyos, Alberto Fernández ha decidido salir de la Quinta de Olivos, que tantos dolores de cabeza le produjo en estos días, a recorrer el país. Pero la decisión de quitarle recursos a la Capital Federal y transferírselos a la provincia de Buenos Aires, lo obligó a no hacerlo con las manos vacías. Por eso, los gestos a los mandatarios del interior arriban con la valija de anuncios. El dilema es de dónde saldrán los fondos y hasta dónde alcanzarán.

 


Nadie duda de que este es un año raro, en el que las tensiones surgen y se reproducen fácilmente. Tras meses confinados al encierro, sumando más desgracias que éxitos económicos, Alberto Fernández busca al menos mantener apoyos.

En ese marco, la disputa con la Capital por los fondos coparticipables no sumó sino más conflictos, y la protesta de los policías en Olivos, terminaron por expulsar al presidente Alberto Fernández a la calle a buscar "amigos", pero de aquellos que pesan. El de los gobernadores.

Así, como los gestos de acercamiento político nunca son suficientes para ganar confianza y "amistades", como se vio en Córdoba, por ejemplo, donde el llamado telefónico de Alberto con la promesa de aviones y un helicóptero tuvieron gusto a poco ante la tragedia ecológica de los incendios forestales,  e incentivaron las críticas ante una catástrofe natural que los expertos en el tema califican como previsible, Alberto programó algo más.

Hace unas semanas, mantuvo una charla con cinco gobernadores provinciales a quienes quería confirmarles el envío de fondos para la concreción de obras públicas. Pero luego comenzó a pisar territorios.

Durante la campaña electoral había hecho la promesa de que, en caso de llegar a la presidencia, ejercería el poder en una forma casi colegiada con los gobernadores provinciales, que ya no tendrían que humillarse a rogar por transferencias de recursos, sino que serían tratados como iguales.

El plan de Alberto, sin embargo, se complicó con la pandemia, y tuvo y tiene dificultades y retrocesos. 

La decisión de quitarle recursos a la Capital Federal y transferírselos a la provincia de Buenos Aires en el marco del conflicto con la policía es el último eslabón de una cadena menos visible que hace agua de los argumentos del kirchnerismo como oposición en los tiempos de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal como gobernadora.

Al territorio de Axel Kicillof llegarán ahora miles de millones de pesos adicionales siendo que en los primeros seis meses del año la gestión del bonaerense recibió 822% más que en el mismo período de 2019 en concepto de fondos discrecionales.

Ningún otro distrito del país está en condiciones de seguir el ritmo de Buenos Aires. Muy lejos está, por ejemplo, Tucumán, territorio de Juan Manzur, socio político de Alberto Fernández, con una suba del 290%, segundo en la lista. Y hay casos sorprendentes como el de Córdoba, que apenas tuvo una suba del 10%, insignificante ante la actual inflación.

Pero su anterior jefe político, Néstor Kirchner, le enseñó que la política se hace con dinero. Por eso, necesita "dar", sobre todo ante uno de los hombres que podría disputarle el poder al oficialismo en 2023: Horacio Rodríguez Larreta.

Ese "dar" se vio ayer en Entre Ríos, donde imposibilitado de llegar con las manos vacías, fue a prometer obras públicas. En principio, debía un gesto frente a cierto malestar de los gobernadores porque el recorte por decreto de fondos coparticipables de la Ciudad fue destinado exclusivamente a la administración de Kicillof. 

Alberto recorrió obras -la circunvalación a la ciudad de Paraná, una inversión nacional de más de 20 millones de dólares- y visitó las instalaciones Laboratorios Federales Argentinos (Lafedar), en el parque industrial General Belgrano, entre otras actividades.

Más tarde, el Presidente brindó una conferencia en compañía del gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y celebró las obras en las provincia como una forma de cerrar la desigualdad entre provincias. "Con el correr de los años construimos un país donde se centralizó toda atención comercial en la zona más cercana al puerto", aseguró el mandatario.

En esta línea, Fernández agregó: "Hace una generación, creyeron que el país tenía un epicentro. Se fue concentrando riqueza en torno en esa ciudad. También afirmó que "no culpa a nadie" por la "opulencia" de la Ciudad de Buenos Aires. "No le echo la culpa a nadie porque la construimos todos", dijo, y llamó a pensar si "le sirve" al país ese modelo.

"No es una argentina que sirva", valoró y reiteró lo que dijo la semana anterior en San Juan, donde también llegó con fondos y anuncios. Antes, el 29 de agosto estuvo en Santa Fe. "Me siento el más federal de los porteños. Veo la inequidad que existe. No hay que andar 1500 kilómetros, hay que cruzar una avenida". El Presidente llamó también a "tenderle la mano al otro, dejar de lado los debates estériles y hacer lo que hay que hacer". "Cuatro de cada diez argentinos están sumidos en el pozo de la pobreza. Dejemos las disputas", pidió. "La solidaridad es la regla, no la excepción".

Hoy encabezará en el predio Procrear de la localidad de San Antonio de Areco la entrega de viviendas para familias de las provincias de Misiones, Mendoza, La Rioja, Santiago del Estero y Buenos Aires.

El dilema será hasta dónde alcanzarán los fondos de una Argentina, cuyo Banco Central apenas rasca unos dólares del fondo, y cuánto más falta para "comprar" apoyos cuya continuidad en el tiempo tampoco son tan fáciles de garantizar. 

Sin dudas, Alberto deberá poner en la balanza las prioridades.
 

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