Desde su retorno a la Casa Blanca, Donald Trump no perdió ni un segundo en desplegar su plan de demolición del aparato estatal. Su nuevo brazo ejecutor, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado nada menos que por Elon Musk, arrancó con una embestida feroz contra las agencias federales.
¿SE VIENE EN ARCA?
Masacre: Despidos, ajuste y espionaje fiscal en la era Musk-Trump
Donald Trump no perdió ni un segundo en desplegar su plan de demolición del aparato estatal y Elon Musk sigue, muy de cerca, toda la operativa.
Prometiendo erradicar el "despilfarro del dinero de los contribuyentes", este dúo explosivo ya avanzó sobre organismos clave. El problema es que, detrás del discurso de eficiencia, se esconde una intervención sin precedentes del poder político en áreas sensibles del Estado.
El IRS en la mira: ¿Musk con acceso a los datos fiscales de los estadounidenses?
Si hay un organismo que respira fuego cada vez que alguien menciona recortes, es el Servicio de Impuestos Internos (IRS). Pero Trump y Musk no se achicaron: su objetivo es obtener acceso total al sistema de datos de la agencia, una base que contiene información fiscal confidencial de millones de personas y empresas.
Este intento de intromisión desató un vendaval político. Los senadores demócratas Ron Wyden y Elizabeth Warren salieron con los tapones de punta, advirtiendo que Musk y sus aliados podrían utilizar estos datos para perseguir enemigos políticos y manipular la economía a su antojo.
Lo que está en juego es grave: si DOGE logra meter las manos en los archivos del IRS, el derecho a la privacidad de los contribuyentes podría quedar pulverizado.
Desangre en la salud: Recortes en el NIH y la cobertura médica
Con la motosierra en mano, DOGE también apuntó contra el Instituto Nacional de Salud (NIH). En una jugada tan rápida como despiadada, recortaron U$S 4.000 millones en financiamiento, eliminando recursos clave para investigación médica y desarrollo tecnológico.
El golpe no quedó ahí: el propio sistema de salud pública está en la cuerda floja. Los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), que brindan atención a más de 160 millones de personas, recibieron la orden de revisar "uso eficiente de recursos". En la práctica, esto significa menos fondos para hospitales, tratamientos y servicios esenciales.
El Congreso reaccionó con furia, con 32 senadores demócratas exigiendo que Trump y Musk saquen sus manos de la salud pública. Pero la administración republicana no da señales de retroceder.
Masacre: Despidos masivos en el Estado
La purga fue inmediata. Miles de empleados públicos fueron echados de un plumazo, con despidos masivos en educación, salud, medio ambiente y hasta en organismos de control.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), clave en la gestión sanitaria, sufrieron una sangría de trabajadores, debilitando la capacidad de respuesta ante futuras crisis. También el Departamento de Educación quedó desmantelado, con el cierre de programas y cancelación de contratos por US$ 881 millones.
Trump lo dejó claro: quiere eliminar directamente el Departamento de Educación. Para el magnate, la educación pública es "una estafa" y debe quedar en manos de los estados.
Musk avanza sobre la NASA y el control del espacio aéreo
Como si fuera poco, DOGE ya desembarcó en la NASA, con Musk en primera fila. La agencia espacial, que tiene contratos por US$ 14.500 millones con SpaceX, ahora será auditada por el propio CEO de la compañía.
Pero la movida no es solo en el espacio. Luego de un fatal accidente aéreo en enero, Musk prometió "revisar" la Administración Federal de Aviación (FAA). En otras palabras: el dueño de una empresa aeroespacial tendrá injerencia en la regulación de su propio sector.
La jugada tiene un conflicto de intereses monstruoso, pero la administración Trump parece no inmutarse.
El golpe final: la liquidación de la ayuda humanitaria
El último blanco de DOGE es la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el principal canal de ayuda humanitaria del país.
Musk directamente la calificó de "organización criminal" y ordenó su cierre inmediato, dejando sin financiamiento a programas que asisten a Ucrania, Jordania y Etiopía.
La comunidad internacional entró en estado de shock, mientras que expertos advirtieron que esto solo fortalecerá la influencia de China en el mundo.
¿Podría ARCA seguir el mismo camino?
El antecedente de la alianza Trump-Musk despierta interrogantes sobre el futuro de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (ARCA) y otros organismos públicos en Argentina.
Con un gobierno que promueve la reducción drástica del aparato estatal y la tercerización de funciones clave, no sería descabellado pensar en un escenario similar al de Estados Unidos: Despidos masivos, privatización de áreas estratégicas y la posible entrega del control de bases de datos fiscales y administrativas a empresas privadas.
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