Mucho antes de que los Incas dominaran los Andes, los Chavín ya manejaban el poder de una manera bastante particular. Un reciente estudio revela que sus líderes usaban drogas psicodélicas en rituales exclusivos para reforzar su autoridad, creando una jerarquía social que se basaba no solamente en la fuerza, sino en el control de las experiencias místicas.
FLASH MÍSTICO
Hallazgo en los Andes: 2 mil años antes de los Incas, usaban drogas para liderar
Antes del primer imperio inca, los Chavín ya usaban drogas alucinógenas en rituales secretos para afianzar su poder en Los Andes y mantener el control social.
El poder detrás del humo: alucinógenos y control social en los Andes
Parece historia de película, pero pasó: unos 2.000 años antes del primer imperio andino, ya existía una sociedad que sabía muy bien cómo meterse en la cabeza de la gente. Un equipo de arqueólogos, entre ellos Daniel Contreras (Universidad de Florida) y John Rick (Stanford), se encontró con una joyita arqueológica en Perú, más específicamente en Chavín de Huántar: unos tubos de rapé tallados en huesos usados para inhalar una mezcla bastante potente.
Los análisis mostraron restos de nicotina de tabaco silvestre y vilca, una planta que contiene dimetiltriptamina (DMT), el mismo alucinógeno que se encuentra en el yagué o ayahuasca. Nada tranqui: la vilca te pone cara a cara con lo que sea que creas que es dios. Los tubos estaban escondidos en cámaras privadas, algunas con pasadizos estrechos y sin luz natural. Un plan bien secreto, bien ritual, reservado para una élite que usaba esas visiones para cimentar su rol de "intermediarios con lo sobrenatural".
No eran chamanes cualquiera: eran los jefes, los que tomaban decisiones, quienes construían poder desde lo invisible. Y lo hacían tan bien que nadie dudaba. Para el pueblo, no eran simplemente líderes… eran casi mágicos.
Una puesta en escena divina: arquitectura, sonido y mística
Y como si las drogas psicodélicas no alcanzaran, los Chavín armaban todo un show. En las excavaciones también aparecieron trompetas hechas con caracoles traídos del mar, que quedaba a cientos de kilómetros. Eso ya te dice algo: además de una red de intercambio y logística, también sabían montar espectáculos que te hacían temblar las piernas.
Imaginate esto: entrás a un templo de piedra, oscuro, húmedo, con pasillos diseñados para que el sonido rebote como eco de ultratumba. Escuchás un bramido, como si hablara un dios. En el medio, una figura con cara de jaguar te dice que esa visión que tuviste inhalando vilca es un mensaje divino. ¿Quién le iba a discutir? Nadie.
Contreras lo explica así: "Estas experiencias eran tan impactantes que ayudaban a naturalizar la desigualdad". No hacía falta mano dura, ni castigos: con un buen viaje, un poco de sonido y mucha escenografía, la gente salía convencida de que el orden social era cosa de los dioses. Así se fue armando una sociedad jerárquica, pero con consenso... aunque fuera inducido.
Los investigadores creen que estas prácticas no sólo mantenían a la sociedad unida, sino que también la impulsaban a construir esas estructuras monumentales con devoción. O sea: la gente no trabajaba por obligación, sino porque creía que estaba participando de algo sagrado.
Y todo esto, a más de 3.000 metros de altura, en un lugar que sigue dando sorpresas arqueológicas más de un siglo después de su descubrimiento. En conclusión, los Chavín no necesitaban discursos ni campañas: con un buen trance místico, ya tenían al pueblo en el bolsillo.
-------------------------------------------------------------------
Más contenido en Urgente24
Encuentran evidencias arqueológicas que el fútbol reglamentado no nació en Inglaterra
Visa / MasterCard: Cuidado con las promociones del Banco Nación
Escrache a Brancatelli: Un CM filtró chats y los libertarios hicieron un festín
El check-in desaparece: Cómo será el nuevo proceso de embarque
Tiene 6 capítulos y es la miniserie de Netflix que te va a fascinar