Los terroristas adolescentes, envueltos en un ciberespacio de ideologías extremas, como la yihad islámica y el neonazismo, son una amenaza creciente para la seguridad de Europa.
AMENAZA COMPLEJA
Alerta en Europa: Yihad, neonazis y la fábrica de terroristas adolescentes
Los adolescentes terroristas son una amenaza creciente en Europa. Jóvenes extremistas del islamismo y el neonazismo se radicalizan en las redes.
En los últimos meses, decenas de adolescentes de hasta 14 años han sido arrestados en toda Europa por planear ataques contra salas de música, centros comerciales y lugares de culto, según informó Wall Street Journal.
En mayo pasado, la policía austríaca arrestó a una joven de Montenegro que planeaba un atentado “contra no creyentes” con un hacha y propaganda de ISIS en su casa. Poco después, un joven de 14 años con ideología neonazi fue detenido en Bélgica por intentar atacar una mezquita.
Tres conciertos de Taylor Swift en Viena fueron cancelados el año pasado después de que tres sospechosos, de entre 17 y 19 años, fueran detenidos por conspirar en lo que la Agencia Central de Inteligencia llamó un complot “bien desarrollado” que podría haber matado a cientos.
Terrorismo en redes
El problema es que los adolescentes se están radicalizando en línea. En lugar de acudir a libros o contenido digital curado para abordar los diversos eventos, algunos se dejan seducir por las teorías conspirativas, propagandas extremistas, discurso de odio y estereotipos y prejuicios virales.
Tik Tok, Telegram y X y otras redes posibilitan este espacio simplificador de la realidad potenciado por la inteligencia artificial; el poderoso control que ejercen sobre los jóvenes las redes sociales, los algoritmos y acontecimientos como la guerra de Gaza, que se ha convertido en un momento político decisivo y doloroso para una generación que está adquiriendo conciencia política. La búsqueda de identidad y pertenencia es más persistente durante estos años de formación.
Desde el inicio de la guerra en Gaza, dos tercios de los detenidos por terrorismo islámico en Europa fueron menores de edad, según el investigador Peter Neumann, del King's College de Londres.
En vez de una cadena de mando, hay una fábrica de inspiración. Basta que los grupos terroristas inunden la redes con clips de atentados reales, discursos de mártires, canciones de odio y tutoriales sobre cómo fabricar explosivos caseros y manifiestos para reclutar.
¿Su público objetivo? Menores resentidos, solitarios y crédulos con ganas de “hacer justicia” por cuenta propia.
En los últimos cinco años, el 93% de los atentados terroristas mortales en Occidente fueron perpetrados por actores solitarios, según el Instituto para la Economía y la Paz, un centro de estudios. Internet ha acelerado la radicalización.
En línea todo se mezcla, y lo extremos chocan y se potencian entre sí. Comparten el odio al sistema, el autoritarismo y culto a la violencia. Hay supremacistas blancos que admiran al Estado Islámico y yihadistas que copian el lenguaje de la ultraderecha. Los jóvenes inmaduros son su materia prima.
Amenaza compleja
“Lo nuevo es el número de jóvenes que participan directamente en la planificación de ataques violentos, y eso incluye a individuos muy jóvenes”, dijo Thomas Renard, director del Centro Internacional de Lucha contra el Terrorismo en La Haya a WSJ.
Según supo el diario, “un tercio de los casos de terrorismo en Bélgica entre 2022 y 2024 involucraron a menores. En el Reino Unido, casi uno de cada cinco sospechosos de terrorismo es menor. Las detenciones por terrorismo disminuyeron en todos los grupos de edad en el Reino Unido durante la pandemia, con una excepción: los menores”.
Muchos de los terroristas imberbes, se sienten atraídos por las narrativas violentas en línea, impulsados por vulnerabilidades individuales, como el sufrimiento psicológico, la soledad y el bullying, según los expertos. En línea, encuentran una comunidad en torno a crisis colectivas y eventos traumáticos, como el miedo a la migración o la guerra en Gaza, que conectan con su lucha personal.
La radicalización de menores contribuye a la creciente amenaza terrorista que enfrenta Occidente. El número de atentados terroristas consumados, fallidos y frustrados en la Unión Europea se cuadriplicó entre 2022 y 2023 (hasta alcanzar los 120 incidentes), según Europol.
La amenaza terrorista cada vez es más difusa, líquida difícil de detectar. Los grupos de jóvenes radicales suelen organizarse en línea sin un líder formal ni autoridad religiosa ni un bandera.
El desafío que enfrentan las agencias de inteligencia occidentales es cómo discernir cuándo el discurso de odio puede derivar en acción.
WSJ ejemplificó con el caso de Abdul Kerim Gadaev, un refugiado checheno de 19 años.
“El año pasado, la policía belga arrestó a Gadaev y a otros tres sospechosos de entre 15 y 17 años. En el teléfono de Gadaev, los investigadores encontraron pruebas de que investigó el atentado de Bataclan, el atentado de 2015 contra las oficinas de Charlie Hebdo en París y a Abdoullakh Anzorov, el refugiado checheno de 18 años que en 2020 decapitó a un profesor de secundaria francés También encontraron una foto de la cabeza cercenada del profesor.
Mientras lo interrogaban en el tribunal el mes pasado por publicar contenido de odio en redes sociales, Gadaev se puso nervioso. Con una barba rala y poblada, sin bigote, se rascó la muñeca tras la espalda y se cubrió las manos con las mangas. ‘No pensé que estuviera haciendo nada malo’", dijo.
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