YPF le cedió a Pecom Servicios Energia participó el Bloque Escalante – El Trébol, y el acto se concretó en Comodoro Rivadavia (Chubut). Estuvieron presentes el gobernador de la provincia, Ignacio Torres; las autoridades de Pecom -el CEO de la empresa de los Perez Companc es Gustavo Astie-; y el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín.
LA TRANSICIÓN
Luego de Pecom, YPF amplía su Proyecto Andes en Tierra del Fuego
YPF avanza con la cesión de sus Bloques 'maduros' en Chubut mientras lanza Proyecto Andes para Tierra del Fuego.
YPF, además, sumó al Proyecto Andes -de cesión de explotaciones consideradas 'maduras', otros 7 Bloques ubicados en la Cuenca Austral en la provincia del Tierra. Al igual que durante la primera etapa, lo llevará adelante el Banco Santander.
Aquella etapa incluyó la firma de un total de 9 acuerdos que comprendieron 25 áreas convencionales ubicadas en las provincias de Rio Negro, Neuquén, Mendoza y Chubut.
A medida que los gobiernos provinciales aprueben los acuerdos de cesión las nuevas operadoras tomarán control de los Bloques.
YPF pretende buscar la eficiencia del capital de inversión de YPF.
Aunque Trébol-Escalante es el primero en concretarse, YPF sigue avanzando con otras transferencias, como la de Campamento Central-Cañadón Perdido, también adjudicada a PECOM.
El objetivo actual es reactivar la actividad en una zona que ha experimentado caídas significativas en su producción en los últimos años, agravadas por el temporal de junio de 2024. PECOM está asumiendo la operación tras haber cumplido con los requisitos legales, incluidos los compromisos ambientales exigidos por la provincia.
La operadora tiene la responsabilidad de estabilizar la producción en los próximos meses, impulsada por una reciente medida que eliminó aranceles para la importación de polímeros, clave para optimizar la planta de recuperación terciaria en el área
Una fuente de transición
Ya que estamos con el petróleo, una columna de Gabriel Matarazzo, tesorero de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles:
La velocidad de los cambios que lleva este siglo XXI en materia energética es de una magnitud asombrosa. La conciencia ambiental gestada hace décadas en el mundo desarrollado se combina actualmente con las oportunidades que brindan los últimos avances tecnológicos, que a su vez ofrecen alternativas renovables como la energía solar, eólica, hidráulica, entre otras.
En ese camino hacia un mundo que emite menos gases de efecto invernadero, hay que seguir considerando a las energías de transición para llegar holgados a los objetivos sustentables. El gas natural, por ejemplo, es una de esas fuentes imprescindibles. Pero la otra, que probablemente tenga una fecha de caducidad más cercana en el tiempo, es el petróleo, y en ese escenario Argentina irrumpe con éxito en el plano internacional.
Según datos de la Secretaría de Energía, la producción de petróleo tuvo su mejor nivel en 20 años, obteniendo en los primeros siete meses 143 millones de barriles, un desempeño que no se veía desde 2004. Las proyecciones hablan de que Argentina podría alcanzar el millón de barriles diarios para la próxima década.
Pero más allá de estos números impresionantes, el verdadero valor del petróleo argentino no solo radica en su capacidad de abastecer la demanda interna, sino también en el rol como sendero seguro hacia la sustentabilidad.
El contexto mundial complejo también abre puertas. Los vaivenes en el precio del crudo, recurrente en la agenda global, indican una reconfiguración del mercado. La OPEP ya anticipa cambios en sus estrategias y es evidente que el petróleo tal como lo conocemos tendrá fecha de vencimiento, incluso se estima que comenzará a caer a partir del 2028.
Sin embargo, en medio de esta incertidumbre, Argentina tiene la oportunidad de aprovechar al máximo ese bache, ya que se trata de una fuente para generar divisas, para atraer inversiones, para modernizar las infraestructuras y, lo más importante, financiar la evolución hacia renovables.
El petróleo, aunque finito, es clave en el desarrollo de tecnologías más limpias. Los ingresos generados por la exportación pueden ser destinados a inversiones renovables. De esta manera, Argentina no solo sería un líder en la producción de hidrocarburos, sino también un referente en la transición global.
Tampoco se debe perder de vista el impacto social. La industria petrolera emplea a cientos de miles de argentinos, y su dinamismo tiene un efecto multiplicador. La transición también debe garantizar que los trabajadores y sus familias tengan acceso a empleos de calidad y estabilidad laboral.
No hay transición viable si la gente se queda en el camino. Debe ser inclusiva y justa, asegurando que las comunidades que hoy dependen del petróleo sean partícipes de los beneficios de los nuevos modelos.
La apuesta por el petróleo como fuente de transición es una estrategia inteligente donde el país debería conducir ese rumbo. La competitividad petrolera está llamada a ser una política económica federal y estratégica, que consolide el liderazgo hacia un modelo energético sustentable y de vanguardia.
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