OPINIÓN

ELECCIONES 2019

La campaña del epíteto y la cultura del miedo

Debería exigirse a las fuerzas electorales en competencia que cada una prepare un proyecto de Presupuesto 2020 y lo explique a la opinión pública, los electores. Resultaría un debate más interesante que esta nada en la que transcurre la horrible temporada preelectoral en curso, sin nada interesante, campaña abúlica que dice mucho de todo lo que hay que temer de dirigentes que ocultan los problemas que acechan a la vuelta de la esquina.

Marcelo Zlotogwiazda terminaba su nota del portal Infobae diciendo:
“…Y se ha visto que la Argentina es un país muy raro, en el que un mal gobierno puede llegar a ser reelecto”. Le faltó decir que también tenemos una mala oposición que, por ahora, está al frente de la mayoría de las encuestas y que también podría ganar.

Esta elección, tal como se viene diciendo, es una alternativa entre diferentes males, elegiremos entre patologías políticas.

Lo inentendible es que la sociedad argentina no encuentre el modo de revertir este largo proceso de estancamiento y decadencia cuya pendiente ya parece ser vertical.

Nuestros conflictos ya son viejos y aburridos por repetidos, sintetizándolos,  fragilidad institucional, economía sin moneda y pésima administracion de los recursos.

Como sociedad deberíamos preocuparnos muy seriamente por nuestra realidad, pero también como sociedad estamos frente a un callejón sin salida, carecemos de dirigencias y de sistemas alternativos de participación ciudadana.

Roberto Gargarella escribió en La Nacion una nota sobre las “Asambleas ciudadanas”, experiencia política que se vienen poniendo en práctica desde hace 20 años y con diferentes modalidades.

Primero en Australia, en 1998, en una asamblea constitucional conformada por políticos y ciudadanos comunes que debía determinar si el país se convertiría en república. La experiencia resultó positiva.

Luego  en Canada, tanto en la Columbia Británica en 2005  como en Ontario en 2006.

Más tarde, el Foro Holandés, que ya -a diferencia del caso canadiense- tuvo dimensión nacional.

Hubo buenas experiencias en Islandia por la crisis 2009/2013) y en Irlanda en 2012 y 2016, ésta ultima como Asamblea Constitucional constituida en una mayoría de dos tercios por ciudadanos y el tercio restante políticos profesionales.

Este tipo de instituciones fomentaron y facilitaron la participación ciudadana en la resolución de conflictos o cuestiones de interés general y pusieron en evidencia que cuando la gente es convocada responde con responsabilidad que generalmente les falta a los políticos profesionales.

La sociedad argentina padece entre otras cuestiones, una grave crisis de representación y, si en las próximas elecciones existiera la alternativa del repudio, creo que oficialismo y oposición empatarían en el resultado con una mayoría casi unánime.

Es tal la falta de nivel del debate preelectoral o campaña que la misma se ha reducido al uso de epítetos, de los que hablaba en uno de sus libros Giovanni Sartori. La cosa es ver quien descalifica mejor, a eso se limita la contienda.

Si el sistema político pudiera convocar a una asamblea ciudadana, pienso que se exigiría a los políticos profesionales que antes de la elección, bajo penalidad de perder el derecho a participar, deberían explicar y fundamentar sobre sus propuestas y políticas, siendo esencial la presentación de un proyecto de Presupuesto de recursos y gastos para el próximo año 2019, que será uno de los mas difíciles y complicados de los últimos años.

Quienes se postulen para la reelección deberían  explicar y exponer la situación real del país para ponderar la calidad de la gestión y quienes se postulan como reemplazantes, como ya se dijo “como harán” para gobernar mejor.

Claro esto no le conviene al club político que conforman gobierno y oposición.  

Quienes nos vienen gobernado  confunden el buen gobierno con  la idoneidad para “ganar elecciones” mediante sistemas altamente sofisticados que hasta meten algo de miedo. 

La oposición cree que el agravio es suficiente para convencer al electorado y acreditar su idoneidad.

El resto de los factores de poder, gremios, laborales y empresarios, “think tanks”, compiten por la misma miseria. 

Un grupo de más de 150 figuras del mundo académico, científico, intelectual y de la cultura firmaron una carta en la que llaman a votar a Juntos por el Cambio, según dieron cuenta diversos medios. En el texto, explicaron los motivos para apoyar a Mauricio Macri en su búsqueda de la reelección, aunque no dejaron de señalar los "errores" y puntos a mejorar.

Me cuesta creer que una segmento de nuestra “intelectualidad” sea incapaz de generar una alternativa novedosa, audaz; en vez de  aconsejar o proponer elegir,  “por lo menos peor” y se conforme con la cultura del miedo

Es la versión de la Argentina timorata.

Si esa es la medida de la cultura media de la Argentina, nos están mostrando nuestro raquitismo mental, que es lo que al final explica porque estamos asi.

Pienso que los medios de prensa deberían comenzar a convocar a la gente de a pie, a los sufridos contribuyentes para que por lo menos podamos hacer valer y proponer alternativa, en vez de saturarnos con  la calesita de políticos profesionales y expertos electorales que lucran con esta mediocridad que, aun rinde para algunos y perjudica a las mayorías.

"No estamos en Harvard, estamos en la cima de la decadencia." Tal como diría Tato Bores, “Campaña con agravios, good show y que Dios se lo pague…” 

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